Título Original Concursante (2006)
Director Rodrigo Cortés
Guión Rodrigo Cortés
Actores Leonardo Sbraglia, Chete Lera, Miryam Gallego, Fernando Cayo, Myriam de Maeztu, Luis Zahera
Antes de enterrar vivo a Ryan Reynolds en Buried, antes de enviar a Cillian Murphy y a Sigourney Weaver a desenmascarar a falsos mediums o sanadores en Luces Rojas, Rodrigo Cortés debutó con su ópera prima en nuestro país tras una destacada carrera como cortometrajista. El resultado fue Concursante, no sólo una pieza infravalorádisma dentro del cine español o su mejor película, también una obra aterradoramente premonitoria en lo que a predecir la actual crisis mundial en la que nos vemos inmersos, principalmente, por las malas artes de los bancos.
Martín Circo es un profesor de Historia de la Economía que se lleva el premio más grande jamás ofrecido a un concursante en televisión (3 millones de euros en regalos de todo tipo, como coches, un chalet, una avioneta...) en un programa sobre preguntas y respuestas. El problema nace cuando Martín y su novia deben llevar a cabo el mantenimiento de todo al material que están recibiendo por parte de los productores. Ahí entrará en escena el banco y un crédito, a partir de ese mismo momento el sueño de Circo se convertirá en la mayor de sus pesadillas.
Imaginemos un punto de partida como el de El Crepúsculo de los Dioses (Sunset Boulevard) de Billy Wilder para que más tarde el Martin Scorsese de Uno de los Nuestros (Goodfellas) y el Darren Aronofsky de Réquiem Por Un Sueño se unan para contarnos la historia de un pobre profesor de economía que al ganar un descomunal premio en un programa de la televisión cae en desgracia, pero sacando por el camino toda la inmundica y tejemanejes que realizan los bancos con sus clientes. El resultado sería algo como Concursante, posiblemente la mejor ópera prima española desde los tiempos de la infravaloradísima Intacto de Juan Carlos Fresnadillo, curiosamente también protagonizada por el argentino Leonardo Sbaraglia.
Todo funciona en Concursante al máximo nivel. La dirección de Cortés es espídica, viva, con un ritmo endiablado, esteticista en ocasiones, pero nunca caprichosa, su plena totalidad está perfectamente ensamblada en el conjunto del proyecto. Es más, el guión (de los mejores que he visto en nuestro cine en mucho, mucho tiempo) ofrece tantísima información importante al espectador sobre temas trascendentes que esa realización por parte del director no sólo es aceptable sino que está plenamente justificada. Por otro lado los actores están en estado de gracia y cumplen sobradamente con su cometido, pero el porteño Leonardo Sbaraglia eclipsa a una guapa Miryam Gallego, a un enorme Chete Lera, a un divertido Fernando Cayo y a un soberbio Luis Zahera, uno de los mejores actores españoles de la actualidad.
Martín Circo Martín rompe continuamente la cuarta pared, habla con nosotros, nos facilita datos desde el primer minuto de la película (genial el monólogo de las estrellas y la visión que tienen los poetas sobre ellas) nos hace reír, ponernos serios, nos chulea, sentimos por él envidia y más tarde lástima. Cuando nos relata algo que parece no tener sentido el mismo personaje rectifica, nos pide perdón y nos cuenta la historia como realmente fue (qué prodigio de montaje todo el pasaje de set pieces en el momento de los trajes y el maletín). El actor de En la Ciudad Sin Límites nunca ha estado mejor y ha destilado más carisma y patetismo en un papel que en la película que nos ocupa, mezclando drama y humor con destreza.
Pero lo mejor de Concursante es que lo del premio en el programa televisivo es una mera excusa argumental, un MacGuffin de manual, para que Cortes nos hable por medio de su guión sobresaliente y sus diálogos inolvidables de cómo los bancos saquean a los ciudadanos de a pie por medio de los créditos, de cómo un grupo de economistas y políticos que se han convertido en una piña controlan la riqueza del planeta, cómo nos engañan con el llamado "dinero fantasma" timándonos para poner nuestros ingresos en sus manos y así más tarde saquearnos y expropiar todo lo que tenemos.
En ese sentido hay dos pasajes en la película sencillamente esclarecedores. El momento en el que el personaje de Chete Lera le explica al de Sbaraglia como funcionan los créditos bancarios (es que, joder, se ve de manera tan cristalina ahí por qué hemos llegado a la situación actual rematada con el rescate que en España está al caer) con un look visual y estilístico que mezcla a Aronosky con Bergman (qué gran acierto esa partida de ajedrez deudora de El Séptimo Sello) y sobre todo el brutal y crudísimo monólogo de un Martín en las últimas, frente a sus alumnos en el que destroza todos los esquemas de sus pupilos hablándoles a las claras de lo que realmente hacen los bancos con el dinero, nuestro dinero.
Es realmente doloroso ver en 2012 una película de 2006 (estrenada en 2007) que premonizaba de manera aterradora lo que se nos venía encima y que su guionista y director parecía entender al 100%. Por eso es sencillamente penoso que una película como Concursante, soberbiamente dirigida, escrita e interpretada con un mensaje tan necesario como el respirar y cuya calidad e inteligencia dignifican el cine español hasta límites dificilmente calculables, sea una desconocida para el gran público y fuera prácticamente ninguneada en su momento de estreno por la taquilla o la academia de cine patrio, ya que sólo unos cuantos críticos y espectadores supieron ver el oro pulido que atesoraba en su interior esta ópera prima.
Por suerte estoy tan seguro de la revalorización que experimentará en años venideros la primera película del director del cortometraje 15 Días que no dudo que en las asignaturas de economía de los institutos y universidades del mañana la tendrán como obra cinematográfica de cabecera (junto a otros trabajos como Margin Call de J.C. Chandor o el documental Inside Job de Charles Ferguson) para entender el estado financiero mundial de la actualidad y por qué en España estamos tardando mucho más que otros países en salir de ella, tanto por la ineptitud de los políticos (los de antes y los de ahora) y la avaricia de los que dirigen las entidades bancarias.
Rodrigo Cortés tras Concursante lanzó su carrera y rodó dos películas internacionales de considerable éxito (sobre todo la protagonizada por Ryan Reynolds) pero no ha vuelto a estar tan inspirado detrás de las cámaras como aquí y posiblemente no vuelva a estarlo. Películas tan perfectas como la que nos ocupa se dan muy de cuando en cuando y siempre por una extraña alineación de talentos que rara vez vuelven a cruzarse los unos con los otros. Yo animo a todas aquellas personas que quieran saber de donde vino esta recesión que está acabando con nuestra sociedad actual y a los que piensan que la palabra "cine español" es un handicap que vean al bueno de Martín Circo contemplar esas estrellas que finalmente se le convirtieron en confeti (símbolo de la alegría efímera) cuando las quiso tocar con la punta de sus dedos.
Pues fíjate, para mí la puesta en escena y los alarde técnicos son los que hacen que la película no se quede en "otra película española de denuncia" y sea algo más.
ResponderEliminarEl final con "los otros" yo lo veo como una enfatización de que en verdad todos esos personajes se han quedado solos tras el paso de Martín por sus vidas, lo veo coherente.
Y sí, como cualquier ópera prima, española para más señas (Tesis, Intacto, Los Sin Nombre, AzulOscuroCasiNegro) siempre hay algún exceso por sobredósis de ímpetu del director debutante que quiere contar muchas cosas en una sola obra, pero eso siempre será para mí un aliciente interesante, mejor pasarse en ese sentido que quedarse corto.
De todas formas se ha posicionado como mi favorita de las películas de Cortés y oye, me mola de lo del fanboyerismo, pero qué poca vergüenza has tenido al no comentar nada en la entrada de Terroríficamente Muertos, creyendo yo que ibas a ser el primero en comentarla, mal eh, mal.
¿Qué un profesor de historia de la economía se pide un crédito para qué? Eso es imposible. Los tipos de interés en aquellos años estaban más bajos que nunca, y cualquier economista y más un historiador, sabe que son inaguantables.
ResponderEliminarLos créditos bancarios no son precisamente física cuántica, las matemáticas que utilizan están al alcance de cualquier persona, ¿Pero sabes qué? Al banco solo iban a que se lo explicaran cuando subía la cuota el doble, y la explicación era tan sencilla como que los tipos han pasado del 2 al 4, es decir, el doble. Si, se metían a 40 o 50 años y ni siquiera sabían donde se metían. Luego te dicen todo tipo de excusas, menos la que de verdad vale, ¿Cómo te puedes meter 40 años sin saber dónde te estás metiendo?
Y por cierto, no han sido los bancos. Las cajas tenían orden de dar a todo aquel que les pidiera, y las cajas están controladas por los políticos. Solo hay que ver el Santander o el BBVA, que están muy sanos, y el estado lamentable de todas las cajas de España
Ander: No te me desanimes que te doy de hostias, pero tú comenta cuando quieras que esta es tu casa.
ResponderEliminarCojonudo el trailer del remake de Posesión Infernal, por momentos me recuerda más a Anticristo de Lars Von Trier y Posesión de Andrzej Zulawski que la Evil Dead original. Es bruto, bruto, aún hay esperanza.
Juan: El crédito lo pide el personaje dentro de un contexto muy determinado en la película, pero no quiero comentarlo aquí para no destripar la historia entera, que le quitaría encanto.
Sí, los cráditos bancarios en verdad no tienen demasiada complicación explicativa, el problema es que somos (o éramos) una sociedad tan acomodada que queremos que nos lo den todo masticado (sobre todo dinero, acabáramos) y no ahondamos en donde nos metemos ni somos conscientes de lo que firmamos.
Las cajas, los bancos, los políticos, todos los que las componen han vivido al límite de sus posibilidades y luego realizan rescates internacionales para ellos, no para el pueblo que es el principal perjudicado, el que paga el pato y el que menos culpa tiene. Es de locos.
Acabo de ver la película. Totalmente de acuerdo con esta crítica. Pero no perderse los créditos. Yo no daba crédito al descubrir, que está financiada por BBVA. ¿Eso es tirar piedras contra el propio tejado, o dispararse un tiro en el pie?
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