Título Original The Bourne Legacy (2012)
Director Tony Gilroy
Guión Dan Gilroy y Tony Gilroy basado en personajes de Robert Ludlum
Actores Jeremy Renner, Rachel Weisz, Edward Norton, Joan Allen, Albert Finney, Oscar Isaac, Scott Glenn, Stacy Keatch, David Strarthain, Corey Stoll, Paddy Considine
La década pasada dio el pistoletazo de salida a una manera diferente de entender el cine de espías en el celuloide reciente El Caso Bourne (The Bourne Identity). La cinta suponía la segunda adaptación cinematográfica (la primera data de 1988 y se realizó a modo de miniserie para la tv británica con Richard Chamberlein como protagonista) de la serie de novelas sobre el agente secreto Jason Bourne nacida de la pluma del escritor Robert Ludlum. La cinta dirigida por Doug Liman, escrita por Tony Gilroy y protagonizada por Matt Damon tuvo dos secuelas, ambas con el irlandés Paul Greengrass en la dirección, El Mito de Bourne (The Bourne Supremacy) y El Ultimatum De Bourne. Los tres proyectos dieron forma a una cohesionada e interesante trilogía sobre el desmemoriado personaje que buscaba sus origen y de la que por supuesto me declaro seguidor.
Cuando parecía que las aventuras de Jason Bourne habían llegado a su fin, a principios de este 2012 empezaron a filtrarse noticias sobre una continuación de la saga con otro actor y personaje. La idea no parecía demasiado buena, una vez más Hollywood estirando el chicle de un éxito para explotarlo hasta la náusea.Pero que el guionista de la trilogía original, Tony Gilroy, se hiciera completamente con las riendas de la producción daba esperanzas con respecto a que el largometraje tuviera algo de enjundia y calidad. Por suerte ha sido así y puedo decir con convicción que El Legado de Bourne es una ejemplar cinta de espionaje, que si bien no está a la altura de la trilogía original, no la desmerece en absoluto porque la respeta y extiende considerablemente y sin forzar innecesariamente la máquina.
El programa de inteligencía de la CIA llamado Treadstone que creaba espías entrenados como máquinas para matar y que instruyó a Jason Bourne para ponerlo al servicio del gobierno de los Estados Unidos era sólo el principio. Otros programas como Outcome adiestraban a sus propios hombres como agentes secretos especializados en misiones de alto riesgo por el Ministerio de Defensa americano. La vida de uno de ellos, Aaron Cross, correrá peligro cuando sus propios jefes decidan eliminarlo a él y a los otros cinco usuarios con los que experimentaron cuando Jason Bourne decida sacar a la luz toda la conspiración gubernamental que hay detrás de este tipo de programas inhumanos.
El Legado de Bourne es una buena elección en la cartelera actual para ver cine de calidad y entretenido. Como obra cinematográfica mantiene fielmente las constantes de la trilogía original. Thriller americano deudor de cineastas como John Frankenheimer o William Friedkin con aroma a cierto cine europeo policiaco o de espionaje como el polar francés. Un acabado técnico impecable, un guión inteligentemente construido y hasta con reflexiones interesantes así un excelente reparto de pesos pesados de la interpretación de distintas generaciones que sin hacer trabajos soberbios sí cumplen sobradamente a la hora de ofrecer un apartado artístico resuelto y consistente.
A Tony Gilroy se le nota que conoce la temática y constantes del producto, ya que él fue uno de los impulsores de las anteriores entregas. Al guionista y director se le percibe el oficio que pudimos ver en su soberbia ópera prima en la realización, Michael Clayton, y si bien sabíamos que en la escritura de la obra no iba a fallar porque ya había demostrado su valía con la misma en anteriores ocasiones, en la dirección no se amilana y es capaz de dar forma a escenas de acción de un acabado técnico de un nivel más que considerable. Ciertamente no es Paul Greengrass, pero tanto la manera en que están rodadas las coregorafías de lucha, las carreras por los tejados de Cross, así como la exultante persecución final en coches y motos (una de las escenas cinematográficas mejor ejecutadas del año) tienen un acabado irreprochable.
El guión es fiel a los de las anteriores cintas. Gilroy muestra con inteligencia toda la suciedad y podredumbre moral que se esconde detrás de esos servicios de inteligencia americanos, entre ficheros, oficinas de investigación y altos mandatarios sin escrúpulos que por mantener un status quo ferreo con el que mantener a raya a posibles molestias para el gobierno de Estados Unidos son capaces de vulnerar todos los derechos humanos habidos y por haber. Desde los experimentos ideados en los laboratorios médicos (ese líquido azul cayendo al suelo fuera de los tubos de ensayo que precede al caos que se produce con la escena de la matanza de científicos) de Outcom hasta las bases centrales del Ministerio de Defensa todo destila un tono conspiranóico y aséptico que enfatiza la sensación de amenaza internacional que sufren los dos protagonistas interpretados por Jeremy Renner y Rachel Weisz por parte de los que anterioremente fueron sus superiores.
En el reparto cumplen sobradamente Jeremey Renner como Aaron Cross, mostrando unas dotes interpretativas al nivel de las de Damon y unas condiciones físicas para las escenas de combates bastante superiores a las del protagonista de Dogma y una Rachel Weisz muy creíble como la doctora Marta Shearing que le da perfectamente la réplica. En los secundarios mencionar a un (bastante madurito) Edward Norton que con mucha profesionalidad da imagen y voz a esa corrupción gubernamental que he mencionado previamente. También reconocemos los rostros de Oscar Isaac, el sloveno Zeldjko Ivanek, que se convierte de buenas a primeras en un personaje clave en el devenir de la trama, o a los veteranos Stacey Keatch y Dennis Boutsikaris bastante ajustados en sus roles. Por el camino también tenemos cameos de algunos de los actores de la trilogía original como Joan Allen, Albert Finney, Scott Glenn, Paddy Considine o David Strarthain que entrelazan las cuatro películas con bastante convenciemiento.
Recomendable cinta sobre espías, dobles agentes y corrupción política que desde mi punto de vista y al igual que sus antecesoras deja en pañales a las actuales entregas tanto de James Bond como las de Ethan Hunt en Misión Imposible, por apelar, dentro de unos límites, a un realismo epidérmico y seco que permite al espectador implicarse más con una historia de corte internacional y aspiraciones tan inteligentes como modestas, aunque unos quince minutos de metraje menos la hubieran hecho más redonda aún. Si Gilroy mantiene este nivel yo no tendría problema de enfrentarme a un nueva trilogía de este tipo de cine interesante, inteligentemente planteado y acabado. Una pena que se hayan ahorrado un cameo de Matt Damon a lo largo del metraje más allá de las incontables fotos que de su rostro aparecen, hubiera sido un guiño a los amantes de la saga que hubiéramos agradecido considerablemente. Otra vez será.
Me encanta la trilogía original y tenía mis dudas acerca de si esta secuela que expande la saga no la traicionaría, pero por lo que comentas merece que le dé una oportunidad.
ResponderEliminar¡Saludos!
A mí lo cierto es que no me ha decepcionado, me fiaba de Gilroy y me dio lo que le pedía. Cierto es que hay gente que al no ver a Jason Bourne de protagonista no la ha recibido de buena gana, pero yo, que como tú soy, fan de la trilogía original, he quedado muy satisfecho con esta EL Legado de Bourne.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta relación no funciona, las fricciones empiezan y esto acabará como Puerto Hurraco, ya verás.
ResponderEliminarNada joven, a mí me convenció bastante, la veo adecuada para la saga, una extensión coherente y bien hecha, con un muy buen reparto y un guión que funciona. Prefiero cualquiera de las otras tres, indudablemente, pero está me gustó bastante y salí contento del cine.
Pd: Y yo que veo el final 100% Bourne, es más, me recuerda mucho al de la primera película.
Pd 2: Se nos rompió el amor... de tanto usarlo...