miércoles, 5 de septiembre de 2012

Abierto Hasta el Amanecer, once upon a time in Mexico


Título Original From Dusk Till Dawn (1996)
Director Robert Rodríguez
Guión Robert Kurtzman y Quentin Tarantino
Actores George Clooney, Quentin Tarantino, Harvey Keitel,Salma Hayek, Juliette Lewis, Ernest Liu, Tom Savini, Fred Williamson, Cheech, Marin, Danny Trejo, Michael Parks, John Hawkes, Kelly Preston, John Saxon




Los 90 pertenecieron a Quentin Tarantino. Aquella década fue la de Reservoir Dogs y Pulp Fiction, los que a día de hoy siguen siendo sus dos mejores films, y dichos largometrajes marcaron tendencia dentro (cientos de plagios, en su mayoría penosos, aunque hubo algunas excepciones) y fuera (moda, música, literatura, cómics) del cine. Pero también andaba por ahí en un segundo plano, haciendo bastante ruido, su colega Robert Rodríguez. Ese director texano que pagó los 7.000 dólares de su ópera prima en la dirección (El Mariachi, 1992) ofreciéndose como conejillo de indias para probar medicamentos en fase de experimentación. Ambos cineastas se hicieron amigos en el festival de Sundance y esa amistad dura hasta hoy.




Tarantino tuvo una memorable aparición en Desperado, la divertida secuela/remake de El Mariachi, esta vez protagonizada por Antonio Banderas y una bellísima Salma Hayek que daba el salto a Hollywood, y ambos dirigieron, junto a otros directores indies icónicos de la época como Allison Anders y Alexander Rockwell, la simpática película de episodios Four Rooms. Pero no sería hasta 1996 que ambos cineastas colaboraran en un proyecto conjunto, los dos en un mano a mano memorable. El resultado fue Abierto Hasta el Amanecer (From Dusk Till Dawn) una obra de culto de la década de los 90 y una rara avis por aquella época de cine de terror light y adolescente.




Seth (George Clooney) y Richard Gecko (Quentin Tarantino) son dos de los criminales más peligrosos de Estados Unidos. Tras atracar una licorería, con víctimas de por medio, ambos huyen del país para así cruzar la frontera. Durante el proceso cogen como rehenes a una familia formada por Jacob (Harvey Keitel) y sus hijos Kate (Juliette Lewis) y Scott (Ernes Liu). Su misión será llegar a un bar de carretera llamado La Teta Enroscada (Titty Twister) para allí encontrar a Carlos (Cheech Marin) el contacto de los protagonistas. El problema es que el local en concreto en el que deben pasar la noche es un nido lleno de vampiros milenarios que intentarán acabar con ellos.




Festival cinematográfico con patas, garras y colmillo o mezcla brutal y desprejuiciada de cine exploit, pulp grueso, género de terror y road movie. Abierto Hasta el Amanecer parte de un argumento original del creador de efectos de maquillaje Robert Kurtzman que Quentin Tarantino adaptó a su estilo y al de Rodriguez por medio de la reescritura de guión a la que el autor de Jackie Brown le sometió. La cinta es 100% hija de sus autores, condensa en sus poco más de 103 minutos de metraje muchas de las constantes de ambos cineastas, pero por el camino no se olvida de rendir tributo a directores y films de todo pelaje y sobre todo de divertir a un respetable que asiste a una antagónica y remarcable sesión doble en un sólo largometraje.




La primera mitad es puro Tarantino, es más, en el recomendadísimo audiocomentario de la edición en dvd de la película Rodriguez le comenta al director de Los Odiosos Ocho (2105) que quiso adaptarse a su estilo de planos largos en el que los actores y sus diálogos son el centro de la trama. El arranque del film en la licorería, con unos geniales Michael Parks y John Hawkes dándose la réplica mutuamente, parecería rodado por el mismo Tarantino si no fuera porque en el making of del largometraje se puede ver que el realizador de The Faculty hasta llevaba él mismo la steadicam. Diez minutos iniciales con un pulso vigoroso y tenso en el que los dos cineastas nos presentan a los hermanos Gecko con un tono que recuerda al Sam Peckinpah de La Huída. Ciertamente no es gratuita la mención que hace el personaje de George Clooney a Grupo Salvaje (Wild Bunch) en ese momento del metraje




En esta parte Tarantino y Rodriguez ofrecen las primeras muestras de querer salirse del encorsetado cine de género estadounidense y sus trilladas constantes argumentales. Ambos cineastas consiguen algo tan políticamente incorrecto como que sintamos simpatía y hasta le riamos las gracias a un personaje tan amoral como Richie Gecko, interpretado por el mismo Tarantino. Un asesino, agresor sexual y demente que hace de la perversión su estilo de vida. El contrapunto lo da Seth, el rol de Clooney, que aún siendo un atracador y asesino posee un estricto código de honor del todo inquebrantable que le acerca a ciertos antihéroes del cine europeo de los años 70, esos que el de Knoxville tan bien conoce.




La segunda mitad, la de la irrupción de lo sobrenatural, en este caso todo tipo de chupasangres más o menos monstruosos, es más deudora de Robert Rodríguez. Cine exploit, montaje acelerado pero inteligentemente planteado, violencia cruda adentrándose en la casquería, continuas referencias a la cultura mexicana, rock latino a cargo de Tito y Tarántula, distinto uso de armas blancas y de fuego, así como referencias que van desde el cine de John Woo o al western, pasando por el cine azteca de terror, como el personaje de Salma Hayek llamado Santanico Pandemonium en referencia a la película La Sexorcista de Gilberto Martínez Rosales, En resumidas cuentas, un desfile truculento lleno de gore, excesos y mucha ironía.




Abierto Hasta el Amanecer fue el germen de aquel memorable díptico llamado Grindhouse, ese homenaje a las sesiones dobles de los cines de mala muerte que proyectaban películas de terror de serie B formado por Planet Terror y Death Proof, (por efecto dominó también de la posterior Machete y su secuela, Machete Kills), y con aquel comparte el cariño y la admiración por la obra de John Carpenter con la presencia de aguerridos y viriles antihéroes, o seres multiformes que podían haber salido de La Cosa o Golpe en la Pequeña China. Pero por el camino también canta alabanzas a otros autores dentro de este género como el Sam Raimi de la trilogía de Evil Dead o el Peter Jackson de Braindead, representada en esa rata en la que se convierte Sex Machine tras ser decapitado.




Los personajes y el reparto son otros dos puntos fuertes del largometraje. El Seth Gecko de George Clooney es tan bueno, tan canalla, tan badass que entristece que el director de Los Idus de Marzo no se haya prodigado más en este tipo de papeles. De Tarantino ya he hablado, lo hace como el culo, pero está memorable como el demente Richie, un niño grande atrapado en el cuerpo de un psicópata. También se luce el gran Harvey Keitel metido en este embolado para hacer de un ex pastor que ha perdido la fe y llama la atención ver a Juliette Lewis haciendo de hija cándida y apocada cuando un año antes dio vida a la brutal Mallory Knox de la delirantemente memorable Asesinos Natos de Oliver Stone. Entre los secundarios, Tom Savini, maestro de los efectos de maquillaje en el género de terror, o Fred Williamson icono del cine blackexploitation americano de los 70 y la ciencia ficción italiana de los 80.




Nota aparte para el baile de una Salma Hayek más epatante que nunca. Inolvidable su show con la serpiente, el momento de intercambio de fluidos con el personaje de Tarantino, con la ineludible escena fetichista con pies que tanto le gusta al director de Kill Bill, y sus contoneos al ritmo del tema After Dark. Esta secuencia se homenajeó y parodió en cine, televisión y publicidad hasta el hartazgo durante la segunda mitad de los 90 y con motivo, ciertamente. Una vez más Tarantino y Rodríguez creando tendencia entre los círculos de lo más cool de la época. Incluso tras el éxito de la cinta llegarían dos secuelas, Abierto Hasta el Amanecer 2: Texas Blood Money y Abierto Hasta el Amanecer 3: La Hija del Verdugo, esta última en clave de precuela, además de una serie con tres temporadas, de cuya primera ya hablé por estos lares.




Abierto Hasta el Amanecer mezcla con cariño y pericia el cine de acción con el de terror, apelando con esto último a un celuloide de vampiros pre sensiblería crepusculiana que enfatizaba la brutalidad y salvajismo animal del mito, regalando al espectador un espectáculo bruto, divertido y muy de género(s) que tendría su culmen cuatro años después con una obra de culto dirigida, curiosamente, por John Carpenter que responde al nombre de Vampiros. Soberbio western fronterizo y mestizo que mezcla el cine de no muertos más cruenro con el toque violento del Sam Peckinpah de, nuevamente, Grupo Salvaje con un equipo de cazadores de chupasangres enviado por el Vaticano comandado por un carismático y macarra James Woods y con Thomas Ian Griffith como Valek, un vampiro milenario que lidera el bando contrario. Obra esta que también fue desgranada y reivindicada en este santo blog.




Tengo una relación muy especial con From Dusk Till Dawn. La vi unas quince veces en su momento en una época en la que sufría una fiebre de tarantinitis aguda que me impulsaba a ver, escuchar o leer todo lo relacionado con el director de Malditos Bastardos. También fue la cinta que me reconcilió con Robert Rodríguez, un cineasta al que no conseguía admirar porque mi bagaje cinematográfico no era lo suficientemente amplio y ecléctico, estaba dando mis primeros pasos en la cinéfilia, como para capturar los cientos de referencias que contiene su celuloide. Porque sí, es un hecho, no le llega ni a la suela de los zapatos a su amigo italoamericano, pero es un artesano completísimo (dirige, compone, edita, produce...) que ofrece algo tan liviano como valioso, cine jodidamente divertido haciendo que el espectador no sienta haber perdido el tiempo viendo una de sus obras. Que de vez en cuando bordee la genialidad con cosas como Planet Terror o Sin City es otra historia, de la que hablaré y ya hablé en Transgresión Continua.





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