Título Original La Chispa de la Vida (2012)
Director Álex de la Iglesia
Guión Randy Feldman
Actores José Mota, Salma Hayek, Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Fernando Tejero, Antonio Garrido, Manuel Tallafé, Santiago Segura, Carolina Bang, Juanjo Puigcorbé, Antonio de la Torre, Joaquín Climent, José Manuel Cervino, Eduardo Casanova, Nerea Camacho, Nacho Vigalondo
Tras la anarquía en fondo y forma que transmitía esa patada en la boca del estómago de España llamada Balada Triste de Trompeta, obra que recuperaba a un Álex de la Iglesia siendo él mismo al 100%, la llegada de su siguiente largometraje, La Chispa de la Vida, ha supuesto una considerable decepción para el que suscribe. Me considero fan de la mirada sardónica y esperpéntica del director de Acción Mutante, pero no admitir que su último trabajo transmite sensaciones como desgana o academicismo mal entendido sería una mentira por mi parte.
Los años dorados en la carrera de Roberto (José Mota) en los que llegó a lo más alto en el mundo de la publicidad gracias a inventar el eslogan "La Chispa de la Vida" para la marca Coca - Cola hace tiempo que pasaron. Hoy es un parado buscando trabajo que tras una entrevista decide en un arrebato de nostalgia ir a visitar el hotel en el que pasó la luna de miel con su mujer Luisa (Salma Hayek) pero el edificio fue demolido cuando se descubrieron unas importantes ruinas bajo su construcción y actualmente un museo ocupa su lugar. Allí Roberto sufrirá un accidente que le dejará inmovilizado por culpa de que su cráneo quedará incrustado en una barra de acero. Poco a poco los medios de comunicación se harán eco de su situación y lo convertirán en una especie de fenómeno televisivo.
Partiendo de un guión escrito por Randy Feldman, autor de Tango y Cash o El Negociador (Metro), algo poco habitual en De la Iglesia y que anteriormente sólo tuvo lugar en Perdita Durango, contando con un libreto de David Trueba que adaptaba la novela original de Barry Gifford, el director de Muertos de Risa traslada, en cierta manera, a su estilo la historia planteada en el proyecto. Pero fallando en demasiados apartados como para que el resultado se salde con éxito. La Chispa de la Vida se muestra finalmente como un largometraje desangelado y que parece hecho por puro compromiso, lo más triste es que es posible que así sea.
Lo que llama más la atención de La Chispa de la Vida no es que nos encontremos en un caso como el de Los Crímenes de Oxford, que suponía un thriller en el que no se veía por ningún lado la mano de su director ya que su sello o señas de identidad como cineasta quedaban alarmantemente diluidas. La última cinta de Álex de la Iglesia sí parece uno de sus films, pero su mayor fallo radica en que lo parece sólo a medio gas, como si en vez del mismo bilbaíno el film lo hubiera dirigido un admirador de su estilo cinematográfico o un becario bien pagado que adolece de su mordiente.
Otro bache es que el mensaje de denuncia que el film quiere transmitir llega al espectador de mala manera, con un maniqueismo molesto y poco elaborado. Las críticas a los políticos, los medios de comunicación y a los avariciosos productores televisivos que son capaces de pagar millones por una muerte en directo remiten tanto a El Gran Carnaval (Ace in the Hole) de Billy Wilder, cinta que es el principal referente de la obra que nos ocupa, o Network de Sidney Lumet, pero el guión las perfila de manera pueril, con un tono de subrayado innecesario y con menos sutilidad de la habitual en el director, que con su anterior obra si supo utilizar el simbolismo para hablarnos de cómo los mismos españoles llegaban a querer poseer su propio país con tanta obsesión que finalmente el trágico desenlace en la historia era inevitable.
Lo mejor de la cinta son los actores, tanto los dos principales que resuelven con mucha profesionalidad un ajustado José Mota y una magnífica Salma Hayek hasta secundarios como Juan Luis Galiardo, Blanca Portillo, Manuel Tallafé, Antonio de la Torre, Fernando Tejero, Antonio Garrido o Juanjo Puigcorbé. Todos muy bien dirigidos por De la Iglesia y salvando en conjunto de la quema el apartado artístico del film a pesar de que la mayoría de ellos no dejan de interpretar a estereotipos más bien planos y de poca o ninguna dimensionalidad. Como muestra los dos roles de Eduardo Casanova y Nerea Camacho como los hijos de los protagonistas que son clichés andantes.
Esta vez De la Iglesia no ha conseguido salvar el barco y su última cinta falla por notarse demasiado que era de un producto de encargo en el que no había depositado las ganas que si se notaban en la mayoría de sus obras previas. Su crítica hacia la mediatización mercenaria de la desgracia de un pobre hombre, que no deja de ser una víctima de la crisis económica actual, carece de su mala baba habitual (ese final con Salma Hayek y Juanjo Puigcorbé es muy poco del estilo del cineasta, ya que su mirada suele ser mucho más cínica que lo que se ve en pantalla). Esa visión descreída y bruta que se mueve con facilidad entre lo granguiñolesco y lo cafre y que dio identidad a productos como El Día de la Bestia o La Comunidad, aquí, por desgracia, brilla por su ausencia. Con La Chispa de la Vida lo que nos queda es una cinta para pasar el rato cuyo mayor mérito es no aburrir al espectador aún teniendo a su protagonista inmovlizado el 80% del metraje. Por lo demás, hasta la próxima que esperemos sea mejor, amigo Álex.
Me encantó, ya te lo comente en los comentarios de zona, para mi, es la pelicula despues de El día de la bestia, que mas me ha gustado en la filmografia de Alex de la iglesia.
ResponderEliminarEste hombre, a todo lo que toca, le transmite una atmosfera tetrica y siniestra, que a estas alturas se ha convertido en su sello personal.
Yo veo una muy buena película en el interior que De la Iglesia no ha sabido llevar con su soltura habitual, tiene un repartazo que le salva los papeles pero ese trazo demasiado grueso en la denuncia lastra la cinta y su mensaje. Además ¿dónde está ese De la Iglesia de cámara potente y agilidad visual?. Tiene mérito mantener el interés tanto rato con el personaje atrapado pero el problema es que la historia no me convence. Eso sí, el mejor momento y el más De la Iglesia...
ResponderEliminarSPOILER
Cuando le sacan la cabeza de la barra hacia el final al protagonista y se ven esos chorros de sangre cayendo y manchando hasta esa milenarias piedras por las que tanto dio el coñazo el personaje de Blanca Portillo
FIN SPOILER
Pero que no, que no me llegó la jodía película y mira que puse de mi parte.
Para mi hubiese sido perfecta, si al final en vez de morir el personaje de Mota, hubiera sido un montaje orquestado para llevarse los 3 kilos, de hecho mi novia y yo estabamos convencidos de que ese era el final, a lo crapula, saboreando la pasta en la UCI movil toda la familia feliz.
ResponderEliminarA mí me hubiera convencido más si al final la Hayek hubiera cogido el maletín, es un final muchas De la Iglesia admitir que todos tenemos un precio y que la corrupción no entiende de ética y moral.
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