Título Original Antichrist (2009)
Director Lars Von Trier
Guion Lars Von Trier
Actores Willem Dafoe, Charlotte Gainsgbourg
Anticristo se incia con un prólogo, en él vemos puede que la conjunción de sonidos e imágenes más líricas, hermosas y crueles cinematográficamente hablando de lo que llevamos de año. Poesía, belleza pictórica, pornografía, detallismo, todo aderezado con la maravillosa voz de la inmensa Maria Callas interpretando el aria Lascia Ch'io Pianga de la ópera Rinaldo de Handel. Realmente Von Trier tiene un detalle considerable para con el espectador al iniciar su film de esta manera, ya que en esa secuencia el que visiona tomará rapidamente la sabia (o puede que no) decisión de quedarse y afrontar lo que venga o huir despavorido de miedo por desconocer que es lo que va a parir la mente de este danés tan genial como desquiciado.
Digámoslo pronto, venga, que se ha hablado mucho de esta, la última cinta del director de El Elemento del Crimen. ¿Es para tanto Anticristo?, mi respuesta al menos es clara, ni de coña, pero ojo, en lo que a esa fama que le han impuesto de cruda, descarnada, bestia, insoportable se refiere, ya que como proyecto cinematográfico me parece uno de los más orginales, oscuros, estimulantes y acertados de este año 2009 que nos ocupa.
Dos cosas quedan claras después de ver Anticristo. La primera es que Von Trier ha conseguido, por muy paradójico que parezca, su película más hermosa, al menos en el apartado técnico, ya que no se veía un despliegue visual tan poderoso de las manos del danés desde Europa, con un fuerte (clara influencia del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo y su célebre óleo El Triunfo de la Muerte) acento pictórico y un retrato de las tinieblas tan exquisito como aterrador. La segunda, que se confirma lo que todos pensabamos, que este hombre odia profundamente a las mujeres, Anticristo llega a unas cotas de misoginia que en ocasiones dan verdadera vergüenza ajena.
Que nadie piense que esta cinta habla realmente de Satán, del hijo del príncipe de las tinieblas, ni polladas típicas del genero de terror. Anticristo es la excusa para que Von Trier haga un crudo y exhaustivo análisis de la psique humana, sobre todo de la femenina. Para el realizador de Los Idiotas, el mal nace de la mujer, para posteriormente habitar en la naturaleza y el hombre sólo es la desvalida víctima que será capaz de adentrarse en la oscuridad más sacrílega por amor.
Anticristo no hubiera dado tanto que hablar si no fuera por las dos célebres escenas situadas en los episodios 3 (Desesperanza, Ginocidio) y 4 (Los Tres Mendigos). Escenas que de tan bestiales y exageradas no hacen que el espectador aparte la mirada de la pantalla por el asco como bien han dicho algunos, sino que producen en él (al menos en mí), el efecto contrario, la sonora carcajada, es inevitable no reirte, aunque uno no sabe si porque lo que acaba de ver es del todo descabellado o porque tales secuencias confirman que Von Trier está como una puta cabra y que padecer tal trastorno mental y compartirlo con el mundo le honra.
La pareja de actores está inmensa y entregadísima. Se está hablando mucho del gran papel que la francesa Charlotte Gainsbourg (premio de interpretación en el pasado festival de Cannes) regala en Anticristo, pero el de un colosal Willem Dafoe me parece incluso más complicado, menos histriónico, es un lujazo que este hombre, que se confirma una vez más como un fuera de serie, no haga en ningún momento el ridículo con las secuencias tan vergonzosas que Von Trier le obliga a interpretar durante el metraje, saliendo adelante con una dignidad realmente meritoria, ante las barbaridades de las que su rol es autor y víctima.
Por mucho que la cinta este dedicada al ruso Andrei Tarkovski y la prensa especializada hable de Bergman, que se dejen de chorradas y no se chupen tanto las pollas. El amigo Lars bebe tanto del Pasolini de Saló y los 120 Días de Sodoma como del Sam Raimi de Evil Dead o del Andrejz Zulawski de La Posesión (versión urbana, pero menos escandalosa, de esta cinta que nos ocupa) ya que sus ínfulas no son tan intelectuales como carnales. Anticristo no debería de haber armado el pifostio que se vio en Cannes (que fue por culpa de la prensa más retrógrada que se escandalizó enormemente por algo que ni de lejos es tan transgresor) pero está tan pasada de rosca, alterna con tanta regularidad genialidad y ridiculez, que yo he llegado a pensar que lo de que Von Trier la dirigió bajo los efectos de una enorme depresión es una excusa para poder rodar una barbaridad como esta y nadie se le eche al cuello para arrancárselo a bocados.
Antichrist, por su pornografía, desprejuicida crueldad, presuntuosidad como film profundo, su afán por escandalizar de la manera que sea, de asquear intencionadamente de manera física y psicológica (conmigo lo ha conseguido poco, o nada) al espectador, por querer ir a contracorriente y qué cojones, por la poca vergüenza de su director, se revela para un servidor como una de las mejores películas del año 2009. Un film necesario que sólo por el hecho de haber indignado a tanta gente ya justifica su sola existencia. ¿El Caos Reina?, pues no, pero toca los cojones y eso no tiene precio en estos tiempos tan politicamente correctos que corren.
Digámoslo pronto, venga, que se ha hablado mucho de esta, la última cinta del director de El Elemento del Crimen. ¿Es para tanto Anticristo?, mi respuesta al menos es clara, ni de coña, pero ojo, en lo que a esa fama que le han impuesto de cruda, descarnada, bestia, insoportable se refiere, ya que como proyecto cinematográfico me parece uno de los más orginales, oscuros, estimulantes y acertados de este año 2009 que nos ocupa.
Dos cosas quedan claras después de ver Anticristo. La primera es que Von Trier ha conseguido, por muy paradójico que parezca, su película más hermosa, al menos en el apartado técnico, ya que no se veía un despliegue visual tan poderoso de las manos del danés desde Europa, con un fuerte (clara influencia del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo y su célebre óleo El Triunfo de la Muerte) acento pictórico y un retrato de las tinieblas tan exquisito como aterrador. La segunda, que se confirma lo que todos pensabamos, que este hombre odia profundamente a las mujeres, Anticristo llega a unas cotas de misoginia que en ocasiones dan verdadera vergüenza ajena.
Que nadie piense que esta cinta habla realmente de Satán, del hijo del príncipe de las tinieblas, ni polladas típicas del genero de terror. Anticristo es la excusa para que Von Trier haga un crudo y exhaustivo análisis de la psique humana, sobre todo de la femenina. Para el realizador de Los Idiotas, el mal nace de la mujer, para posteriormente habitar en la naturaleza y el hombre sólo es la desvalida víctima que será capaz de adentrarse en la oscuridad más sacrílega por amor.
Anticristo no hubiera dado tanto que hablar si no fuera por las dos célebres escenas situadas en los episodios 3 (Desesperanza, Ginocidio) y 4 (Los Tres Mendigos). Escenas que de tan bestiales y exageradas no hacen que el espectador aparte la mirada de la pantalla por el asco como bien han dicho algunos, sino que producen en él (al menos en mí), el efecto contrario, la sonora carcajada, es inevitable no reirte, aunque uno no sabe si porque lo que acaba de ver es del todo descabellado o porque tales secuencias confirman que Von Trier está como una puta cabra y que padecer tal trastorno mental y compartirlo con el mundo le honra.
La pareja de actores está inmensa y entregadísima. Se está hablando mucho del gran papel que la francesa Charlotte Gainsbourg (premio de interpretación en el pasado festival de Cannes) regala en Anticristo, pero el de un colosal Willem Dafoe me parece incluso más complicado, menos histriónico, es un lujazo que este hombre, que se confirma una vez más como un fuera de serie, no haga en ningún momento el ridículo con las secuencias tan vergonzosas que Von Trier le obliga a interpretar durante el metraje, saliendo adelante con una dignidad realmente meritoria, ante las barbaridades de las que su rol es autor y víctima.
Por mucho que la cinta este dedicada al ruso Andrei Tarkovski y la prensa especializada hable de Bergman, que se dejen de chorradas y no se chupen tanto las pollas. El amigo Lars bebe tanto del Pasolini de Saló y los 120 Días de Sodoma como del Sam Raimi de Evil Dead o del Andrejz Zulawski de La Posesión (versión urbana, pero menos escandalosa, de esta cinta que nos ocupa) ya que sus ínfulas no son tan intelectuales como carnales. Anticristo no debería de haber armado el pifostio que se vio en Cannes (que fue por culpa de la prensa más retrógrada que se escandalizó enormemente por algo que ni de lejos es tan transgresor) pero está tan pasada de rosca, alterna con tanta regularidad genialidad y ridiculez, que yo he llegado a pensar que lo de que Von Trier la dirigió bajo los efectos de una enorme depresión es una excusa para poder rodar una barbaridad como esta y nadie se le eche al cuello para arrancárselo a bocados.
Antichrist, por su pornografía, desprejuicida crueldad, presuntuosidad como film profundo, su afán por escandalizar de la manera que sea, de asquear intencionadamente de manera física y psicológica (conmigo lo ha conseguido poco, o nada) al espectador, por querer ir a contracorriente y qué cojones, por la poca vergüenza de su director, se revela para un servidor como una de las mejores películas del año 2009. Un film necesario que sólo por el hecho de haber indignado a tanta gente ya justifica su sola existencia. ¿El Caos Reina?, pues no, pero toca los cojones y eso no tiene precio en estos tiempos tan politicamente correctos que corren.
una cosa es que esté bien que se hagan pelis sin prejuicios, y con ganas de tocar las pelotas a todo dios,pero si usted mismo dice que tiene escenas ridículas, o que en algunos puntos roza la vergüenza ajena, ¿como le puede parecer de las mejores películas del año?.
ResponderEliminarPor lo demás, secundo,especialmente en la labor de los actores y en lo conseguida que está técnicamente
Porque si hay algo que me gusta del arte de crear cine es que un director sea capaz de dar un triple mortal sin red y decida hacer una obra tan ausente de prejuicios y descarada como esta, sí, resulta ridícula en ocasiones, pero que a Von Trier eso se la sople para mí es una virtud más que añadir a su curriculum como cineasta.
ResponderEliminarPD: Si, usted tenía razón, no era para tanto todo el tema de aplastamientos y cortes.
El aria Lascia ch'io pianga no es cantada por Maria Callas. La gran divina nunca la cantó.
ResponderEliminarHorrorizado me dejas, siempre he pensado que era ella la que la interpretaba, los señores de Goear me dan la razón, pero me fiaré de ti, por ahora.
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