"A veces, cuando noto la oscuridad, me siento bien"
El streaming está de moda. Netflix, Amazon Prime Video, HBO o Filmin, entre otras, confirman que usuarios de todo el mundo no tienen problema en pagar una mensualidad por abonarse a plataformas capaces de proporcionarles copioso y variado contenido audiovisual, ya sea cinematográfico o "televisivo". Por eso algunas de las majors más importantes de Hollywood han tomado nota y después de colaborar con varias de ellas han decidido crear las suyas propias como sucederá en un futuro próximo con Disney y ya ocurre, al menos en Estados Unidos, con Warner Bros Pictures. Esta última productora ha puesto en marcha una llamada DC Universe, que sirve como contenedor de toda la ficción audiovisual inspirada en la famosa editorial de cómics estadounidense de cuyos derechos es propietaria. Pero la producción propia estrella de dicha plataforma, y su carta de presentación, ha sido una serie que en nuestro país puede verse en la ya citada Netflix.
Titanes, como su propio nombre indica, es una adaptación, la primera en imagen real, de las aventuras en viñetas del grupo Jóvenes Titanes creado por el guionista Bob Haney y el dibujante Bruno Premiani en las páginas de The Brave and the Bold Vol 1 #54 (1964) y encumbrado por el brillante tándem formado por Marv Wolfman y George Perez durante la década de los 80 y 90. En las antípodas de las versiones animadas de los personajes, Teen Titans y Teen Titans Go!, diseñadas para todos los públicos esta nueva Titans se dirige a un público adulto ofreciendo una versión mucho más oscura, urbana y brutal del equipo liderado por el alter ego supeheróico de Dick Grayson. Los encargados de poner en marcha la serie son el experto en series inspiradas en personajes de DC Comics Greg Berlanti (Supergirl, Arrow, The Flash), el productor Akiva Goldsman (Una Mente Maravillosa) y el guionista Geoff Johns, uno de los pesos pesados de la editorial estadounidense.
Vayan por delante dos afirmaciones con respecto a Titanes que dejaremos claras desde el principio. No, esta no es una adaptación fiel de los personajes de las viñetas, de hecho están en las antípodas del sense of wonder de aquellas que transmitieron durante años Marv Wolfman y George Pérez. De modo que si alguien busca los superhéroes de su infancia o adolescencia en esta serie puede salir, no sólo decepcionado, sino bastante furioso de la experiencia. No, Titanes no es una gran serie, es bastante montonera si la comparamos con la gran cantidad de producción audiovisual con la que nos asedian diariamente, pero dentro de su género destaca sobre varias de ellas gracias a algunos hallazgos y virtudes que un servidor no esperaba descubrir en una pieza de esta naturaleza tan intrascendente y superflua. Me he encontrado con once entregas de un proyecto divertido, interesante, fruicioso y salvable en bastantes aspectos, aunque nunca dejando de ser una medianía como ficción.
Titans es como un cómic en el que el Frank Miller de su última época, el de All Star Batman y Robin o Holy Terror, se ocupara del guión y David Finch del dibujo. Hablamos de una oda al grimm and gritty casi sin miramientos, con un ojo en el Alan Moore de Watchmen y otro en el Zack Snyder que llevó esa, y otras, historias en viñetas al cine, como las basadas en DC Cómics e las que se involucró. Evidentemente la serie no copia descaradamente la puesta en escena del autor de 300 o Amanecer de los Muertos, pero anida en su interior esa predisposición por la oscuridad y el lado más siniestro de los vigilantes enmascarados. En ese sentido he traído a colación la opus magna de Moore y Gibbons porque, salvando los millones de años luz que separan ambos productos, hay en Titans también una sana intención por indagar en el viraje hacia la violencia descontrolada en la que se sumergen los superhéroes una vez entregan su vida a luchar contra el crimen, reflejado en ese Dick Grayson que no puede librarse, en sentido figurado y literal, de la sombra de Batman.
Brad Anderson, director de productos interesantes como El Maquinista o Session 9 reconvertido en eficiente artesano televisivo, se ocupa de dar empaque a la serie encargándose de los dos primeros episodios. Su punto fuerte son las elaboradas coreografías de lucha, bastante eficientes, y el flaco unos CGI mayoritariamente penosos, aunque con algún fogonazo de eficacia. En el proceso insufla una snyderización, dosificando mucho más el slow motion, que tendrá continuidad en la labor de los encargados de dirigir el resto de episodios, entre ellos el mismo Akiva Goldsman. Desde ese punto de vista, y sin ser una producción destacable en manera alguna, sí es mucho más efectiva técnicamente que la mayoría de series diseñadas por el tándem Marvel/Netflix como Luke Cage, Jessica Jones o Iron Fist. Tiene un ritmo endiablado, entretiene en todo momento, pero, una vez más peca de ser una infiel adaptación de los personajes que la protagonizan cuando hay en ella más reminiscencias a las películas de X-Men que a los mismo cómics de Teen Titanes.
El reparto, simplemente cumplidor. Actores desconocidos que tienen la suerte de encontrar en el guión arcos argumentales centrados en sus roles que los hacen interesantes y con ciertos claroscuros, no demasiado elaborados, pero igualmente agradecidos. Robin, Raven, Starfire o Beast Boy son los principales miembros del grupo sobre los que basculan las distintas subtramas uniéndose a ellos Hawk y Dove protagonizando dos interesantes episodios, sobre todo el segundo, con el que dan una acertada profundidad psicológica a ambos. Con un cast tan limitado es lógico que desde una perspectiva artística la serie se quede a medio gas y no porque los actores eludan esforzarse a la hora de acometer su trabajo, sino porque no pueden dar más de sí mismos, Ya veremos si una adecuada evolución a lo largo de próximas temporadas les permite enriquecer su trabajo delante de las cámaras, pero por ahora no pasa del suficiente a un nivel general.
Titanes es un producto estimable, que satisfará a numerosos espectadores con ganas de ver una serie de superhéroes algo más brutal con personajes de DC Comics como protagonistas y a fans de la editorial con la mente abierta (o más tragaderas, según a quién se pregunte) y casi seguro horrorizará a los seguidores más puristas de las aventuras en papel de los Jóvenes Titanes. Acción, humor, sadismo, un retrato bastante crítico y nada amable de Batman o su idiosincrasia como icono así como episodios dedicados a personajes a los que teníamos ganas de ver en imagen real como Wonder Girl, Jason Todd o la Doom Patrol (esta con futuro spin off en proceso de gestación) son los alicientes de la serie diseñada por Greg Berlanti, Geoff Johns y Akiva Golgsman. Un atípico y arriesgado primer paso adelante para ir construyendo esa plataforma llamada DC Universe en la que también tendrán cabida otros productos como la Swamp Thing de James Wan, Stargirl o la ya citada traslación de las aventuras de la Patrulla Condenada
Reseña incluida en una entrada colectiva publicada en Zona Negativa.
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