martes, 10 de abril de 2018

El Misterio de la Dama Blanca, secretos del corazón



Título Original Lady in White (1988)
Director Frank LaLoggia
Guión Frank LaLoggia
Reparto Lukas Haas, Len Cariou, Alex Rocco, Katherine Helmond, Jason Presson, Renata Vanni,  Angelo Bertolini, Joelle Jacobi,  Jared Rushton, Gregory Levinson, Lucy Lee Flippin, Tom Bower,  Jack Andreozzi, Sydney Lassick, Rita Zohar






Ahora que el cine, la televisión, la literatura y el mundo del cómic están recuperando el espíritu de los años 80 con productos como Kung Fury, Stranger Things, Ready Player One o Paper Girls quisiera hablar de una película que nos confirma que los revival no nacieron ayer y que en esa década a la que tanto añoramos también se facturaban productos con motivaciones puramente nostálgicas tratando rememorar tiempos pasados. Para dar fe de ello en esta ocasión vamos a centrarnos en un largometraje hoy un tanto olvidado que merece una adecuada reivindicación, El Misterio de la Dama Blanca o Lady in White, como se la conoce en su idioma original, una producción impulsada a nivel personal por el escasamente prolífico actor, guionista y director estadounidense de origen italiano Frak LaLoggia, convirtiéndose con el tiempo en una pieza de culto en su país de procedencia gracias a su peculiar personalidad como pieza cinematográfica.




En el pequeño y apacible pueblo de Hollow Point durante la víspera de la noche de Halloween del año 1962 el pequeño Frankie Scarlatti (Lukas Haas) es encerrado en un guardarropa del colegio por dos de sus compañeros de clase. Allí confinado y sin posibilidad de salida tendrá la visión del crimen de una niña pequeña que fue asesinada años antes en ese mismo emplazamiento. Como resultado de dicho suceso se realizó la detención del conserje, un hombre de raza negra, que fue encarcelado por ello dándose posteriormente por cerrado el caso. A partir de ese momento y acompañado por su hermano mayor, Geno (Jason Presson) Frankie hará todo lo posible por encontrar al verdadero asesino de la niña aparecida y con ello devolverle la paz para que pueda abandonar nuestra realidad, pero es posible que el desenmascaramiento del auténtico perpetrador cueste muy caro a nuestro protagonista.




Para que un desconocido como Frank LaLoggia pudiera producir, escribir, dirigir e incluso intervenir en la composición de la banda sonora de El Misterio de la Dama Blanca recibió la inestimable ayuda de su primo, Charles LaLoggia, un analista de acciones de la bolsa neoyorquino que fundó la productora New Sky Communications exclusivamente para financiar y poner en marcha el rodaje de la obra cinematográfica que nos ocupa. De esta modo el autor tuvo el control total del material que tenía en entre manos, algo lógico si tenemos en cuenta que nació completamente bajo su amparo inspirándose en una amalgama entre recuerdos su propia infancia y la famosa leyenda urbana de la Dama de Blanco que LaLoggia adapta al tono y el estilo del relato que quiere narrarnos, sustentado en una mixtura genérica en la que vamos a ahondar humildemente en la siguiente entrada. Aunque con respecto a esto también es de recibo mencionar que años después editó un montaje del director del film, el mismo que comenta un servidor en esta entrada.




Lady in White, como acabamos de apuntar, a modo de pieza fílmica abarca una mixtura de géneros bastante ecléctica que contra todo pronóstico funciona notablemente bien. Por un lado es un drama nostálgico construido sobre remembranzas del pasado de su autor localizadas en su infancia, por otro es una historia de misterio, adentrándose en ocasiones en el terror, con todo lo referido a la presencia de entidades extracorporeas y la investigación relacionada con el asesinato de la niña fantasma y por último encontramos una notable pátina de comicidad centrada en los personajes de los abuelos de Frankie, un matrimonio de italianos adentrados en la tercera edad que se encuentran en una continua situación de enfrentamiento que no sólo aporta varios pasajes divertidos al conjunto del proyecto, también denota el profundo cariño y el grato recuerdo que Frank LaLoggia guarda hacia dicha pareja de personas tan importantes en sus primeros años de vida.




Toda la obra cinematográfica está abordada como si de una mezcla entre cuento de hadas y relato iniciático se tratase. Con un pie en Matar a Un Ruiseñor, tanto en la novela original de Harper Lee como la inolvidable adaptación a manos de Robert Mulligan, en lo referido al contexto social y los prejuicios raciales de una localidad cegada por la venganza o el dolor y el otro en la impronta de autores literarios como Stephenk King o Michael Ende en lo concerniente a los pasajes oníricos o sobrenaturales El Misterio de la Dama Blanca está abordada como una pieza en la que su autor ha puesto verdadero corazón y demostrando una especial destreza para ejecutar imágenes de una sencilla, pero desarmante, belleza que atraviesan la pantalla, aunque en algunos aspectos el acabado estilístico de ciertos momentos han quedado anticuados o transmitiendo cierto tono kitsch que, después, de todo no hacen especial daño al conjunto del film.




Se antoja paradójico que un realizador primerizo como LaLoggia sea capaz de abordar el material que tiene entre manos, no sólo con una construcción narrativa más que decente, sabiendo medir los tiempos, dar cierta profundidad a los personajes, manteniendo el misterio con respecto a la trama criminal o apelando a un mensaje más conciliador y compasivo que vengativo o reaccionario, sino también construyendo un trabajo como cineasta realmente encomiable, sustentándose en la excelente dirección de fotografía o la etérea banda sonora y potenciando todos los pasajes nostálgicos con una puesta en escena que convierte el film en una especie de sueño en el que se dan la mano tonalidades que tan pronto exponen en pantalla situaciones que son pura magia como la escena de Frankie y la niña al pie de la tumba con otras que transmiten genuina inquietud como el pasaje que tiene lugar en el campo de tiro con arco o todo el clímax final en la casa.





Otra muestra más de lo avispado que fue Frank Laloggia a la hora de poner en marcha su segunda película detrás de las cámaras fue la elección de todo el reparto y especialmente de su actor protagonista. Lukas Haas, que por aquel entonces contaba con poco más de once años y sólo un papel importante en Único Testigo, transmite con un encanto que derrite el objetivo de la cámara ese aire naif, dulce, encantador y candoroso que el papel de Frankie solicita. Él es el epicentro del relato, con su naturalidad y destreza consigue que nos encandilemos de él, que nos compadezcamos de su situaciones o que temamos por su integridad física y psicológica, algo con lo que juega de manera muy maliciosa, pero con harto éxito, el director en las escenas del armario o la del coche en la ya citada secuencia en el campo de tiro con arco. Por suerte el buen hacer del cast no termina con el futuro actor de Brick o Last Days y se extiende a los secundarios.




Ya hemos citado que el guión de El Misterio de la Dama Blanca trata de perfilar unas criaturas que se alejen de la unidimensional y con varias de ellas los consigue. Los dos mejores personajes, abordados por los dos mejores actores, son Angelo Scarlatti, el padre de Frankie, y Phil Terragarossa, el mejor amigo de este, ambos transitando por caminos distintos como la integridad y la melancolía el primero o el carisma y la ambigüedad el segundo, ofreciendo el dúo un trabajo de nota. Jason Presson da vida con acierto a Geno Scarlati, el en principio abusivo y después cómplice hermano mayor de Frankie que le ayudará en su complicada misión compartiendo una destacable química con él. Finalmente debemos hacer parada en Renata Vanni y Angelo Bertoni, los abuelos del protagonista que se revelan como la vía de escape humorística del film, dos roles tan simpáticos, como cargantes en algunos pasajes del film, que después de todo se ganan el corazón de la platea.





Después de su estreno El Misterio de la Dama Blanca fue un considerable fracaso de taquilla recibido con más bien tibieza por la prensa especializada y sepultando de esta manera prematuramente la potencial carrera como cineasta de Frank LaLoggia que sólo volvería a ponerse detrás de las cámaras con Posesión Maldita (Mother) una cinta de terror protagonizada por Diane Ladd y Olympia Dukakis estrenada directamente para la televisión. No sabemos si con el paso de los años hubiéramos asistido a la filmografía de un profesional por el que hubiera merecido la pena invertir el tiempo y el dinero, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que Lady in White es una cinta que merece ser recuperada por la sensibilidad y el cariño con el que su ideólogo la construyó, anteponiendo su necesidad de contar una historia nacida de sus recuerdos de infancia a cualquier otro interés económico o artístico, dejando así un pequeño trozo de su vida atrapado en celuloide que  podremos disfrutar y revisitar para siempre.


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