"Chico, si te recuerdo a tu mamá, tienes problemas más grandes que un agujero en tu cabeza"
En parte puede comprenderse la indignación de aquellos que esperaban que la primera traslación al medio audiovisual de una obra del célebre guionista escocés Grant Morrison fuera alguno de sus trabajos más destacados adscritos a sus colaboraciones con las colecciones superheróicas como Arkham Asylum, su etapa con la JLA, Nuevos X-Men o All Star Superman (aunque esta conoce una versión animada) o piezas más personales ideadas bajo el amparo del sello Vertigo ya sean Flex Mentallo, Los Invisibles, El Asco o We3, por poner sólo unos ejemplos, pero nada más alejado de la realidad. Happy! la intrascendente miniserie realizada al alimón junto a Darik Robertson (The Boys, Transmetropolitan) para Image Comics ha sido la elegida para tan honroso debut. Después de que el rapero, reconvertido en actor y director, RZA (El Hombre de los Pueños de Hierro 1 y 2) intentara llevar el cómic a la pantalla grande sin éxito finalmente fueron el director Bryan Taylor (Ghost Rider: Espíritu de Venganza) el actor Christopher Meloni (Ley & Orden: Unidad de Víctimas Especiales) y el mismo Grant Morrison los artífices de la adaptación a imagen real, por mediación de la cadena de de pago estadounidense SyFy, de las correrías de Nick Sax y el unicornio alado Happy.
Un servidor siempre pensó que si había en un equivalente en cine al guionista, también escocés, Mark Millar ese era el tándem de directores estadounidenses formado por Mark Neveldine y Bryan Taylor. Autores de productos profundamente pasados de rosca como Crank 1 y 2, Gamer o Ghost Rider: Espíritu de Venganza esta pareja solía facturar films demenciales, políticamente incorrectos y de muy mal gusto que paradójicamente no sólo eran harto divertidos, sino que estaban facturados magníficamente desde un punto de vista técnico, ejecutando unas secuencias de acción brutalmente efectivas. La pareja se disolvió y mientras Mark Neveldine se volcó en producciones de terror como la inenarrable Exorcismo en el vaticano (The Vaticano Tapes) Bryan Taylor decidió seguir con el tipo de cine que había diseñado hasta ese momento con esa desquiciada Mom & Dad, protagonizada por Nicolas Cage y Selma Blair, que está por llegar a las carteleras y esta adaptación de Happy! que no es un cómic de Mark Millar, pero en él sí trató Grant Morrison emular el estilo más gamberro de su compatriota o el de Garth Ennis, como afirmé en la entrada que dediqué la semana pasada a la obra en viñetas. A Bryan Taylor se sumaron un Grant Morrison como autor del cómic original, showrunner y guionista de hasta tres de los ocho episodios que consta la temporada, así como un Christopher Meloni que se implicó en el proyecto no sólo como actor, sino también como producto ejecutivo.
Vaya por delante que hay dos tipos de espectadores que deberían huir de Happy! como alma que lleva el diablo, porque la experiencia de visionarla se les antojará agónica. Los primeros son los que odiaron el cómic de Grant Morrison y Darik Robertson porque, con algunas diferencias que apuntaremos más adelante, todo lo que acontecía en las viñetas está aquí. Los segundos son los que no soportaban las películas en las que Bryan Taylor estaba implicado como realizador, porque sí amigos, esta primera temporada es Crank 3: Veo Unicornios Azules. Como acabamos de mencionar dicha tanda de ocho episodios adapta con considerable fidelidad del argumento de la obra en la que se inspira, haciéndose fuerte con los pasajes que están directamente extraídos de las páginas y renqueando un poco más en varias de las subtramas que los ideólogos del programa han creado expresamente para él con la intención de cubrir ocho horas de metraje que sólo con el contenido de la miniserie original no hubiese tenido suficiente. De esta manera añadidos como la incidencia en la familia del mafioso Blue (Ritchie Coster), la aparición de su hermana Isabella (Debi Mazar) y el reality show que co protagoniza, la reclusión de los niños por parte Smoothie (Patrick Fischler) o pasajes hilarantes como el ingreso de Happy en esa club de “Amigos Imaginarios Anónimos” añaden no pocos momentos divertidos, pero pasado el ecuador de la temporada varios de ellos se exceden innecesariamente y ralentizan la historia principal de Nick Sax.
Porque es indudable que la trama del ex detective reconvertido en asesino a sueldo que en plena navidad se embarca en la búsqueda de su hija secuestrada con la ayuda del imaginario unicornio volador de color azul y la de su compañera y ex amante, la Detective Meredith McCarty (Lily Mirojnik) es la más sólida y la que mejores momentos depara esta primera temporada. El Nick Sax al que da vida un espídico, carismático, socarrón y entrañable Christopher Meloni es el mejor hallazgo de Happy! gracias en gran parte a la decisión de los guionistas de añadir mucho humor a su personalidad, el mismo del que carecía su contrapartida en viñetas que no era muy dado a la comicidad. De esta manera el actor de El Hombre de Acero se apodera de la serie sustentando en sus hombros el peso de la misma, entregándose a una carrera contrarreloj en la que no deja de suministrar y encajar disparos, palizas y puñaladas rodadas con la habitual pericia de un Bryan Taylor que inyecta una puesta en escena lisérgica y bestial que poco a poco se va atenuando con el devenir de los episodios. Su relación con Happy es deliciosa tanto por lo bien que interactúa en pantalla con una criatura digital que en ningún momento está delante de él como por el excelente trabajo que hace Patton Oswald dando voz y personalidad al personaje que es aquí mucho más memorable de lo que fue nunca en el cómic.
Es curioso que la personalidad enfermiza de Bryan Taylor y la no menos irracional de Grant Morrison adscrita al discurso que destiló en el cómic de Happy! congenien tan bien en pantalla llegando incluso a retroalimentarse. Parece como si el autor de Animal Man se sintiera cómodo con la sesión continua de locuras que el director añade a esta temporada como la visita onírica de Nick al programa de Jerry Springer, todo lo relacionado con el reality show de Isabella, que no deja de ser una brutal crítica a este tipo de productos, o el retrato granguiñolesco que realiza de la mafia italoamericana expuesta con un trazo grueso y totalmente carente de sutilidad. Esta relación no es unidireccional y Taylor parece pasárselo en grande con las señas de identidad del guionista de Glasgow y dentro de las subtramas que ambos idean para la serie comienza a incluir referencias a trabajos de Morrison ajenos a Happy! como esa orgía de bichos que podía haber salido de El Asco, la “conversión” de los niños en muñecos con sus cajas que no hubiera desentonado mucho en algunos pasajes de Los Invisibles o el capítulo de la reunión de los amigos imaginarios que nos retrotrae al mundo de fantasía al que huía el protagonista de Joe el Bárbaro.
Menos sórdida que el cómic no sólo en la estética sino en algunas decisiones narrativas (ni rastro de redes de pornografía infantil y sacerdotes implicados en las mismas) con un protagonista que merece todos los elogios, un reparto de secundarios en los que podemos encontrar algunos muy buenos trabajos como los de un amenazador Ritiche Coster, una aguerrida Lily Mirojnik y un grimoso Patrick Fischler la primera temporada de Happy! es excesiva, demente, brutal, incorrecta, escatológica y sádica, tal y como el cómic en el que está inspirada. Adolece de algunos problemas de ritmo debido a la innecesaria inclusión de subtramas o la idea, no siempre acertada, de dar más peso a personajes que en el papel no pasaban de anécdóticos, pero lo cierto es que al igual que Ash vs. Evil Dead es un soplo de putrefacto aire fresco como serie ligera y escapista para pasar un rato divertido viendo a un actor como Christpher Meloni, habitualmente asociado a dar vida a roles rectos e íntegros, infligir dolor ajeno a todo tipo de criminales y mafiosos a ritmo de inofensivas canciones navideñas acompañado por el mejor amigo imaginario que un sicario, drogadicto, borracho, mal marido y peor padre pueda tener. La segunda temporada ya está confirmada y ahora veremos que hacen Bryan Taylor y Grant Morrison sin material para inspirarse con una idea que no aparenta poder dar mucho más de sí.
Reseña publicada originalmente en Zona Negativa
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