Título Original Justice League (2017)
Director Zack Snyder
Guión Chris Terrio y Joss Whedon, basado en los cómics de DC
Reparto Ben Affleck, Gal Gadot, Ezra Miller, Jason Momoa, Ray Fisher, Henry Cavill, Amber Heard, Amy Adams, Ciarán Hinds, J.K. Simmons, Jeremy Irons, Connie Nielsen, Robin Wright, Diane Lane, Kiersey Clemons, Billy Crudup, Daniel Stisen, Jesse Eisenberg, Samantha Jo, David Thewlis, Joe Morton
Después de una producción muy accidentada el pasado día 17 de noviembre llegaba a nuestras carteleras Justice League, lo que podríamos considerar la cumbre del nuevo "Universo Extendido de DC" que abarca los largometrajes El Hombre de Acero (2013), Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (2016), Escuadrón Suicida (2016), Wonder Woman (2017) y la película que en esta ocasión nos ocupa. Con el abandono de Zack Snyder del desarrollo del film por culpa de una tragedia familiar Joss Whedon tomó su relevo para rodar el material que faltaba y así terminar el proyecto y Warner Bros, alentada por el éxito de una propuesta más luminosa como la película en solitario de Diana Prince, ordenó al director de Los Vengadores que incluyera en su incursión dentro de Liga de la Justicia pasajes más ligeros, luminosos y con cierta pátina de humor que alejara un poco la propuesta del tono más oscuro de algunos de las producciones previamente mencionadas.
Una vez estrenada la película las críticas negativas no se hicieron esperar, con una respuesta, en líneas generales, furibunda por parte de la prensa especializada que una vez más despertó el debate sobre si los medios especializados son más rígidos a la hora de evaluar los productos de DC Entertainment en comparación con los de Marvel Studios. Al que esto firma lo cierto es que le llaman la atención los excesivos halagos a una obra muy irregular como Thor: Ragnarok y la recepción exageradamente dura al largometraje de Zack Snyder que en no pocos aspectos me parece mejor que el film de Taika Waititi, pero ese debate lo dejaremos para otra ocasión. Liga de la Justicia es un proyecto con no más fallos y aciertos que cualquier pieza genérica dentro de las traslaciones cinematográficas de personajes de cómics al celuloide y por eso un servidor se encuentra entre los que la han disfrutado enormemente.
Justice League sigue los preceptos básicos dentro del género y asume con acierto las constantes habituales de los largometrajes protagonizados por grupos de superhéroes. Después de un arranque con cotextualiza espaciotemporalmente la trama el film se dedica a presentar a los personajes, dedicando más tiempo a los que al no tener películas en solitario no poseen el bagaje de Superman, Batman o Wonder Woman. Por eso el guión de Chris Terrio y Joss Whedon hace especial hincapié en definir con unas pocas pinceladas a Flash, Aquaman y Cyborg y sus identidades civiles tomando como base las mínimas imágenes que habíamos visto de ellos en los films previos del Universo Extendido de DC. Como es lógico la escritura también hace su parada en los protagonistas de El Hombre de Acero, Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia y Wonder Woman, pero con menos ahínco debido a que estos ya poseen el necesario recorrido que los hace reconocibles para el público.
Una vez presentados los personajes la trama se centra en que los mismos interactúen entre ellos para ir modelando la Liga de la Justicia y en ese sentido la química no se hace esperar con pasajes en los que se irán definiendo las personalidades, tan unidimensionales como efectivas, de los protagonistas para que cada uno ejerza un rol definido dentro del grupo. Aquí se deja notar mucho la mano de Joss Whedon que, como sabemos, rodó bastante material de la obra aunque no haya sido acreditado como co director. No es difícil ver la mano del autor de Buffy Cazavampiros, Firefly o Los Vengadores en las secuencias compartidas por la plana mayor de DC Cómics, pero esta vez apelando a un tono más ligero y dinámico que se aleja en cierta manera de la oscuridad construida por Zack Snyder en sus dos films previos dentro de DC Enterteinment y que en obras posteriores como Escuadrón Suicida o Wonder Woman intentaron atenuar cuando los productores descubrieron que no era del agrado de gran parte del público y de una importante representación del fandom.
Aunque actualmente es causa de agria, e insulsa, polémica entre defensores y detractores para el que esto firma el cambio de tono de los films de DC no sólo era necesario, sino también algo que debía ponerse en marcha de manera inmediata si tenemos en cuenta que una película como Liga de la Justicia lo demandaba por su tono coral y más adscrito al sense of wonder. Centrándonos en ese aspecto la mezcla del estilo visual apabullante de Zack Snyder y la visión más cálida de Joss Whedon no sólo no desentona más allá de bigotes digitales y postizos capilares que delatan los reshoots, sino que da una personalidad bicéfala a la propuesta que recoge lo mejor de cada uno de los autores para entregarse al único fin establecido por una película de esta naturaleza, entretener a la platea juntando en el mismo relato a algunos de los mejores superhéroes de cómic de todos los tiempos para que hagan lo que mejor saben, ejercer como tales para gozo del respetable.
Por supuesto hay carencias en Liga de la Justicia y la mayor de ellas es ese mal endémico extendido por prácticamente todo el cine superheróico actual que consiste en construir unos villanos que están muy lejos de ser tan sólidos y eficaces como sus contrapartidas en viñetas. Es ineludible que el Steppenwolf que se enfrenta a los protagonistas no resulta amenazante más allá del plano físico, que no tiene un perfil definido ni unas motivaciones que le den un mínimo de dimensionalidad como el enemigo que debería ser y que los efectos digitales de Weta Workshop, que han estado mucho mejor en ocasiones previas, no ayudan a la hora de dar una fisicidad más orgánica al personaje que para colmo muchos no sabrán de dónde ha salido si no vieron la versión extendida de Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia, montaje en el que se incluía una breve aparición protagonizada por él y que lo relacionaba con Lex Luthor.
En cuanto al reparto destaca una magnífica Gal Gadot ya completamente mimetizada con Diana Prince, Ben Affleck dando vida a un potente Batman/Bruce Wayne menos depresivo y nihilista y un Jason Momoa que devora la pantalla con el carisma que imprime a su Aquaman, dejando notar en todo momento que ha disfrutado enormemente poniéndose en su piel. En el otro lado de la balanza tenemos a Ray Fisher esforzándose en dar un poso dramático a su Cyborg, no consiguiéndolo en todo momento, pero afrontándolo con profesionalidad y a Ezra Miller tomando el rol cómico con su Flash, funcionando unas veces con más acierto que otras, pero despertando, hasta cierto punto de manera lógica, la ira de muchos fans del personaje en los cómics que no han visto con buenos ojos esta versión demasiado humorística de Barry Allen que casi con toda seguridad ha sido ideada por el director de Serenity, ya que muchos de los gags que protagoniza tienen su sello.
Pero en cuanto a trabajo actoral y adecuada traslación de personaje a la pantalla en Liga de la Justicia debemos mencionar indudablemente al Superman de Henry Cavill. La primera escena en la que aparece en pantalla y que termina cuando se dibuja en su boca una sonrisa al preguntarle un periodista qué es lo que más le gusta la humanidad capta la esencia del último hijo de Krypton mejor que El Hombre de Acero y Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia en sus respectivas totalidades. Por suerte la tónica sigue el mismo trazo a lo largo del metraje y en los pasajes en los que Superman hace acto de presencia por fin vemos al héroe luminoso al que todos estábamos esperando desde hace casi cinco años, esa representación del lado más noble del hombre de a pie extrapolado a la figura de un ser sobrenatural que se siente tan humano como cualquiera de nosotros, ese que apela a la esperanza y la concordia y que no desentona en absoluto en una escena como la de la carrera con Flash.
Soy consciente de sus fallos y carencias, por no mencionar que está lejos de ser una de las mejores muestras del género, pero está repleta de escenas espectaculares y memorables en las que vemos a iconos de nuestra infancia y adolescencia salvar vidas, derrotar a villanos y sobrevolar los cielos para asombro de los ciudadanos de Gotham, Metropolis o Central City. Aunque disfruto tanto de los films los de DC como de Marvel, siento predilección por los de la productora de Kevin Feige, pero para ser sincero debo admitir que esta vez la indiferencia y cierta decepción con la que acogí el estreno de Spider-Man: Homecoming y Thor: Ragnarok me incitan a inclinarme por esta Liga de la Justicia. Sólo lo hago porque me ha dejado más satisfecho que las últimas producciones cinematográficas adscritas a la Casa de las Ideas que no me han ofrecido el escapismo y entretenimiento que sí he encontrado en la obra que nos ocupa en esta entrada y de la que espero con ganas su segunda parte, si algún día llega a realizarse.
Crítica publicada originalmente en una entrada más extensa y compartida para Zona Negativa
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