Título Original Murder on the Orient Express (2017)
Director Kenneth Branagh
Guión Michael Green, basado en la novela de Agatha Christie
Reparto Kenneth Branagh, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Daisy Ridley, Josh Gad, Derek Jacobi, Leslie Odom Jr., Lucy Boynton, Sergei Polunin, Tom Bateman, Olivia Colman, Miranda Raison, Chico Kenzari, Manuel García-Rulfo
Unas ochenta novelas respaldan la tayectoria literaria de la escritora británica Agatha Christie (1890 – 1976), una de las más prolíficas de su época y especializada en el género detectivesco o policíaco. A ella debemos la creación de varios personajes icónicos dentro de este tipo de relatos como Hércules Poirot, Miss Marple o el matrimonio formado por Tommy y Tuppence Beresford que protagonizaron no pocos de sus libros. Debido al éxito de la obra de Christie fueron incontables las adaptaciones cinematográficas y catódicas que se hicieron de su prosa, tanto de trabajos más conocidos como Diez Negritos, Muerte en el Nilo, La Ratonera, El Asesinato de Roger Ackroyd, como de otros no tan célebres para el gran público que fueron trasladados, principalmente, a la pequeña pantalla con tv movies o series protagonizadas por David Suchet dando vida al detective belga del peculiar bigote, Joan Hickson o Geraldine McEwan en la piel de la anciana investigadora o James Warwick y Francesca Annis ofreciendo físico y voz al famoso “matrimonio de sabuesos”. Posiblemente la novela más conocida de la autora de Cianuro Espumoso o Tragedia en Tres Actos sea la célebre Asesinato en el Orient Express, publicada en 1934 y que como es lógico ha contado con varias traslaciones al medio audiovisual. Dos de ellas se diseñaron para la televisión, una de 2001 con Alfred Molina y otra en 2010 con el habitual David Suchet, pero la más celebrada es la que Sidney Lumet rodó para la pantalla grande con un enorme reparto encabezado por un pletórico Albert Finney encarnando a Hércules Poirot, un pequeño clásico que se encuentra entra las mejores adaptaciones de una novela de la autora que nos ocupa y una de las piezas más recordadas dentro de la carrera del director de La Noche Cae Sobre Manhattan o El Príncipe de la Ciudad.
Este año 2017 20th Century Fox y Scott Free Films (productora perteneciente al director Ridley Scott) han unido fuerzas para dar forma a una nueva versión de Asesinato al Orient Express para trasladar a la narrativa cinematográfica del siglo XXI la más famosa de las novelas de Agatha Christie. Para encangarse del proyecto se han solicitado los servicios del cineasta Kenneth Branagh, que como viene siendo habitual en gran parte de su carrera detrás de las cámaras (Hamlet, Frankenstein, Mucho Ruído y Pocas Nueces) también ejerce de protagonista reservándose del papel de Hércules Poirot. Respaldando su labor como jefe de ceremonias tenemos al guionista Michael Green (Blade Runner 2049, Logan, Green Lantern) y a un reparto a la altura de las circunstancias en el que podemos ver rostros tan relevantes como los de Johnny Depp, Penélope Cruz, Michelle Pfeiffer, Willem Dafoe, Judi Dench o Daisy Ridley entre otros, para dar vida a la ecléctica y variopinta fauna que puebla el famoso tren de larga distancia en la fatídica, y ya célebre, noche en la que Samuel Edward Ratchett fue misteriosamente asesinado. Recibida con poco entusiasmo por la prensa especializada, pero con un buen resultado de taquilla, el pasado día 24 de noviembre esta renovada Murder on the Orient Express llegó a España y su resultado ya puede evaluarse.
La versión de 2017 de Asesinato en el Oriente Express es acometida como una mezcolanza conceptual y formal por su cineasta Kenneth Branagh. Por un lado el director de Los Amigos de Peter mantiene el clasicismo narrativo propio de la novela de Agatha Christie apoyándose en el guión de Michael Green que se mantiene escrupulósamente fiel a la obra literaria. De este modo escritura y dirección de actores se aunan para ejecutar una pieza que se desarrolla adecuadamente sin estridencias de ningún tipo y siempre con una estructura muy ortodoxa a la hora de plantearse narrativamente como propuesta cinematográfica. Por otro evidentemente nos encontramos con una producción del Hollywood de 2017 y por mucho que se trate de la más reciente traslación a imagen real de una novela con más de ochenta años de vida encontramos en el largometraje algunos añadidos innecesarios para darle más “espectacularidad” como puntuales aparatosas escenas de acción (con alguna secuencia de lucha tan inverosímil como fuera de lugar) y un especial énfasis para convertir la escena del puntual descarrilamiento del Orient Express en un pasaje que parece haber sido sacado de una cinta de catástrofes e introducido grandilocuentemente en la obra que nos ocupa.
Si hay algo de Kenneth Branagh que llamó la atención desde sus inicios como cineasta es su puesta en escena, que casi siempre se ha alejado del conocido “academicismo inglés” haciendo un uso notablemente vivaz de la realización técnica en sus largometrajes más deudor de la impronta hollywoodiense que de la tradición fílmica británica. Esta seña de identidad estilística de Branagh que se fue estilizando con el paso de los años, como dejan ver su remake de La Huella (Sleuth), Thor o Cenicienta, y Asesinato en el Orient Express también da buena muestra de ello. El autor británico muestra un impresionante poderío visual con una cámara de suma inteligencia que sabe cuando tiene que permanecer en una contemplativa quietud a la hora de que los personajes intercatúen entre ellos por medio de los diálogos y transformarse en una demiurgo viviente cuando las secuencias más dinámicas exigen un ritmo más agradecido. Sirvan como ejemplo dos de los pasajes más brillantes del largometraje, el enorme plano secuencia que sigue a Hércules Poirot cuando entra por primera vez en el Orient Express y que sirve a Branagh para mostrar al espectador la localización espacial en la que va a acontecer el resto del metraje y la toma cenital con la que se descubre el asesinato de Ratchett dejando el cadáver del mismo fuera de plano.
Michael Green, que ha demostrado una sobrada versatilidad a lo largo de su carrera con distintos géneros, acomete la adaptación de Asesinato en el Orient Express con una profesionalidad casi intachable. El autor de American Gods o Alien: Covenant traslada con fidelidad la letra de Agatha Christie al celuloide manteniendo la esencia del mismo y aunque atenúa un poco la pátina xenófoba y clasista propia de la novelista británica nunca traiciona su discurso. De este modo el libreto se muestra sólido y eficaz a la hora de contextualiar espaciotemporalmente el relato, acierta a la hora de presentar con elegancia a los personajes que pulularán por el Orient Express a lo largo del metraje y dedica el tiempo necesario para que todos ellos tengan su pequeño momento de gloria que los actores del reparto saben aprovechar adecuadamente para su propio lucimiento. Más allá de alguna floritura para adaptar a la vacua inmediatez de la narrativa cinematográfica del siglo XXI la historia de Christie poco más podemos achacar a un trabajo por parte de Michael Green que no está exento de solidez, coherencia y un conocimiento notable tanto de la novela que se adapta en la película como de la idiosincrasia propia de la obra literaria de Agatha Christie.
Como es evidente un reparto como el de Asesinato en el Orient Express lleno de veteranos y jóvenes talentos de varias nacionalidades iba a revelarse como uno de los alicientes más interesantes de la propuesta de Kenneth Branagh y como es lógico el resultado al ver el largometraje respalda dicha teoría. Todos los actores no sólo exprimen al máximo sus minutos en pantalla y dan lo mejor de sí mismos cuando la trama se detiene de manera individual en cada uno de ellos, también demuestran una considerable humildad a la hora de dar vida a personajes que en en el pasado fueron interpretados por pesados pesados de la edad dorada del séptimo arte como Richard Widmark, Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Jacquelline Bisett, Vanessa Redgrave, Sean Connery, John Gielgud o Anthony Perkins con los que van a ser inevitablemente comparados y desde una perspectiva no precisamente positiva. Pero si tenemos que destacar una labor por encima de las del resto del cast es precisamente la de un memorable Kenneth Branagh dando vida a un Hércules Poirot que si bien no llega al nivel de los interpretados por otros titanes como Albert Finney, Peter Ustinov o David Suchet demuestra un perfecto equilibrio entre carisma y determinación desde la primera escena del film en la que hace acto de presencia.
Como ya hemos mencionado Asesinato en el Orient Express no ha sido muy bien recibida por la crítica, pero su rendimiento en taquilla ha sido excelente a nivel internacional gracias a que la propuesta de Kenneth Branagh ha atraído a espectadores de todas las edades para disfrutar de la nueva traslación de la célebre novela de Agatha Christie. De hecho los números han sido tan buenos que hace poco se ha confirmado que nos encontramos ante el inicio de una nueva franquicia, ya que una secuela trasladando al celuloide Muerte en el Nilo, casi con toda seguridad contando de nuevo con el intérprete de Dunkerque en el papel de Hércules Poirot, ha comenzado a idearse en las oficinas de 20th Century Fox y Scott Free. Nuestra opinión a cerca de esta versión de 2017 del caso más famoso del meticuloso y recto detective belga es que nos encontramos con una pieza cinematográfica estimulante, entretenida y con un exquisito acabado en todos sus apartados. Como es lógico queda lejos de ser la mejor adaptación de la novela de Agatha Christie, pero gracias a sus aciertos y hallazgos se erige como una pieza estimable, interesante y atractiva dentro de nuestra cartelera. La autora de Un Cadáver en la Biblioteca sigue muy viva en pleno siglo XXI y la cinta que nos ocupa puede suponer, para bien o para mal, una nueva edad dorada de las adaptaciones de sus libros a la pantalla grande. Sólo el tiempo lo dirá.
Crítica publicada originalmente en Zona Negativa
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