Título Original Thor: Ragnarok (2017)
Director Taika Waititi
Guión Eric Pearson, Craig Kyle, Christopher Yost
Reparto Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Cate Blanchett, Anthony Hopkins, Mark Ruffalo,Tessa Thompson, Benedict Cumberbatch, Idris Elba, Jeff Goldblum, Jaimie Alexander, Sam Neill, Ray Stevenson, Tadanobu Asano, Taika Waititi, Karl Urban, Stan Lee
Tercera película del Dios del Trueno dentro del seno de Marvel Studios después de Thor (2011) y Thor: Mundo Oscuro (2013) y quinta entrega de la Fase 3 de la productora después de Capitán América: Civil War, Doctor Strange, Guardianes de la Galaxia Vol 2 y Spider-Man: Homecoming, estrenadas entre 2016 y 2017. Si el hecho de que en Los Vengadores: La Era de Ultrón ya se dieran pistas sobre por dónde iba a transitar la trama de la entrega número tres de los films protagonizados por Chris Hemwsworth, la saga Thor: Ragnarok de Walter Simonson, llamó la atención, la decisión por parte de Marvel Studios de contar con el cineasta neozelandés Taika Waititi para ocuparse de ella directamente dejó descolocado al fandom. Que Kevin Feige y sus colaboradores solicitaran los servicios de un director curtido en el humor con obras como el falso documental sobre vampiros What We Do in the Shadows y la comedia de aventuras Hunt for the Wilderpeople, dejaba claro que con esta nueva entrega estaban buscando un tono completamente distinto al de sus dos predecesoras. Los trailers del largometraje confirmaron dicha idea, ya que detrás de la espectacularidad de las imágenes lo que más destacaba en los vídeos promocionales del largometraje era su muy marcado sentido del humor, algo que se confirmó definitivamente con aquel simpático While You Were Fighting: A Thor Mockumentary que narraba la vida de Thor y su recién estrenado compañero de piso mientras sucedían los hechos de Capitán América: Civil War en los que él no se vio implicado y que recuperaba el tono de la ya citada Lo Que Hacemos en las Sombras.
Con la presencia en el reparto de habituales de la saga como los inevitables Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins o Idris Elba, nuevos fichajes como Cate Blanchett, Tessa Thompson o Jeff Godlblum y la primera incursión en la saga de largometrajes de Thor del Bruce Banner/Hulk de Mark Ruffallo, al que debemos sumar alguna aparición sorpresa que no desvelaremos aquí, un guión escrito a seis manos por Eric Pearson, Christopher Yost y Craig Kyle que toma como inspiración, no sólo la famosa saga homónima de Walter Simonson, sino también notables apuntes de otras como Planeta Hulk o Contienda de Campeones, y el ya citado previamente Taika Waititi en la dirección Thor: Ragnarok llegó este pasado 27 de octubre a las carteleras de medio mundo recibiendo algunas de las críticas más favorables que haya tenido nunca una producción de Marvel Studios, alabando gran parte de la prensa especializada el nuevo tono irónico que sus autores han insuflado al proyecto y enalteciendo como una virtud el hecho de que, en esta ocasión, los ideólogos del proyecto no se hayan tomado del todo en serio la propuesta. Nosotros ya hemos podido ver la película y contra todo pronóstico no podemos sumarnos a las alabanzas casi generalizadas que ha recibido la obra porque vemos en ella, aparte de las virtudes que mencionaremos, unos más que considerables fallos que la convierten en un producto muy irregular.
Thor: Ragnarok toma como punto de partida el regreso de Hela (Cate Blanchett), Diosa de la Muerte y primogénita de Odín, con la única misión de usurpar el trono de Asgard. Después de su primer enfrentamiento con Thor (Chirs Hemsworth) y Loki (Tom Hiddelston) estos últimos serán derrotados, Hela incluso llega a destruir mjolnir sin mucho esfuerzo, y exiliados forzosamente al planeta Saakar. Allí Thor será cazado por Valkiria (Tessa Thompson), perteneciente a una estirpe de orgullosas guerreras asgardianas, y vendido al Gran Maestro (Jeff Goldblum), supremo gobernante de Saakar y organizador de combates interplanetarios de gladiadores. Una vez reclutado para luchar en la arena el Dios del Truno descubrirá que su desaparecido compañero Bruce Banner (Mark Rufallo), alias Hulk, es el campeón del Gran Maestro y que su hermano Loki ahora es un protegido de este último. Una vez instalado en Saakar Thor deberá reclutar a un grupo de guerreros para enfrentarse a Hela y derrotarla y de este modo evitar el Ragnarok que acabe con Asgard y todos sus ciudadanos. Este es el argumento central que vertebra Thor: Ragnarok y como previamente hemos mencionado toma referencias de varias sagas relacionadas con el dios nórdico, el problema es que desde el punto de vista de la escritura está abordado de manera considerablemente caótica en cuanto a construcción narrativa, pero lo peor es que no es ese el único fallo del film de Taika Waititi.
Lo que los trailers nos hacían vislumbrar se convierte en un hecho confirmado una vez hemos visto Thor: Ragnarok. Sin dejar de ser una aventura épica con híbridos entre alienígenas y dioses nórdicos Thor: Ragnarok acentúa notablemente el sentido del humor adscrito a la mayoría de producciones nacidas al amparo de Marvel Studios, que ya es decir. Para el que esto firma este cambio de registro, que no debería ser algo malo, está bastante mal ejecutado por Taika Waititi y sus guionistas, no sólo porque de la sesión continua de gags con el que nos bombardean desde la pantalla unos funcionan y otros no, sino también porque el contraste con la lectura que se había dado del personaje en las anteriores cintas se antoja antinatural y casi una burda excusa para emular el díptico de Guardianes de la Galaxia diseñado por James Gunn. No tiene sentido ninguno que el Thor al que en cinco ocasiones previas habíamos visto como un personaje regio que de vez en cuando hacía concesiones a la comicidad con algunos de sus diálogos se convierta en esta nueva entrega en un individuo torpe, gritón e infantil que no es capaz de apoyarse en una estantería sin tropezar o esquivar un balón antes de que le golpee la cara. Por desgracia dicho matiz humorístico que envuelve casi todo el metraje no sólo hace mella en el protagonista, sino también en los secundarios, como ese Loki que pasa de mantener una shakesperiana relación de envidia y admiración por su hermano a coleguear con él como si fueran dos adolescentes.
Pero, como anteriormente hemos afirmado, el mayor fallo desde el punto de vista de la escritura es la paupérrima y descompensada construcción del guión a manos de Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher Yost. La trama de Thor: Ragnarok es un cúmulo de secuencias hilvanadas las unas con las otras con el único fin de ofrecer espectacularidad sin medida aunque para ello sus autores tengan que sacrificar la coherencia interna del relato que están contando. De este modo la necesaria estructuración del guión brilla por su ausencia y no sólo da graves síntomas de lo mal planteada y desarrollada que está la trama central de la obra, sino también lo inadecuadamente que está ejecutada la de Hela en Asgard a la que los guionistas vuelven de manera arbitraria y gratuita no porque la historia lo necesite, sino porque hay que darle más minutos a la villana en pantalla aunque el hilo argumental que ella protagoniza tenga un desarrollo casi nulo y un interés de cara al espectador considerablemente endeble. De este modo Thor: Ragnarok se tambalea desde sus cimientos y de ella sólo queda disfrutar del espectáculo visual que ofrece Taika Waititi desde el apartado técnico y que entrega una mezcolanza de influencias muy variopinta que deleitará a unos y atragantará a otros.
Porque por suerte Taika Waititi aborda desde la locura estilística su labor detrás de las cámaras y su impronta visual se alimenta del trazo rotundo de Walter Simonson y la psicodelia del Jack Kirby más lisérgico amalgamando dichas referencias con numerosas resoluciones estéticas que nos retrotraen a los ya explotados años 80 (la banda sonora repleta de sinterizadores a manos de Mark Mothersbaugh también influye en ese sentido) y que hacen referencia a films como Tron (1982) o muestras del muy explotado subgénero de “espada y brujería” que conoció una etapa de notable bonanza después del éxito de la adaptación que John Milius hizo del Conan, el Bárbaro de Rober E. Howard. El cineasta neozelandes auna fuerzas con el director de fotografía español, Javier Aguirresarobe, para ofrecer al espectador un puñado de escenas de acción muy bien ejecutadas como la del arranque del film con Surtur, el combate de Thor y Hulk en el torneo de gladiadores, el flashback con la guerra de las valkirias contra Hela o todas los pasajes de batallas que tienen lugar en el clímax final y que se convierten en el mayor aliciente de la película gracias a la soltura que demuestra el autor de Hunt for the Wilderpeople para trabajar por primera vez con presupuestos desorbitados aunque, como suele suceder en cualquier superproducción hollywoodiense, dejando de lado sus señas de identidad para ofrecer un trabajo tan impersonal como eficiente.
Dentro del reparto y aunque previamente hemos mencionado que la deriva humorística menoscaba en cierta manera el perfil, ya asentado, de los personajes lo cierto es que todos los actores ejecutan adecuadamente sus labores interpretativas. Mencionar que Chris Hemwsworth, Tom Hiddelston, Anthony Hopkins, Idris Elba y el “special guest star” Mark Rufallo cumplen con eficiencia a la hora de dar vida a roles que ya conocen al milímetro sería una obviedad, pero no lo es tanto afirmar que los nuevos fichajes son lo mejor de las más recientes aportaciones al cast de esta tercera entrega de Thor. Cate Blanchett confirma lo que esperábamos, que devora la pantalla como Hela, combinando sensualidad y fiereza a partes iguales y sacando con su trabajo oro de un villano de Marvel Studios que, como dicta la tradición, es plano y unidimensional desde la escritura. En cuanto a Tessa Thompson desprende carisma como Valkiria con aire despreocupado y canallesco y compartiendo una excelente química con Hemsworth y Hiddelston cuando comparte pantalla con ellos. Por otro lado Jeff Goldblum realiza uno de esos papeles en los que se nota claramente que el actor se lo pasó en grande a la hora de darle voz y cuerpo, aunque suyos son algunos de los pasajes cómics menos eficientes del film. Finalmente especial mención al entrañable Korg interpretado por el mismo Taika Waititi por medio de la captura de movimiento y que esperemos vuelva en próximas entregas.
Para el que esto firma, que tenía muchas esperanzas depositadas en la obra que nos ocupa, Thor: Ragnarok ha supuesto una cierta decepción que no ha estado a la altura de las expectativas depositadas en ella y que se queda lejos de la genialidad que algunas webs, fans y periodistas especializados afirmaban que era. Aunque los actores hacen bien su labor y Taika Waititi despliega un imaginario visual tan divertido como caprichoso son el guión y sus graves carencias los que hieren de muerte a la última producción de la división cinematográfica de la Casa de las Ideas. Muchos de los que alaban la cinta afirman que lo mejor de ella es su sentido de la autoparodia, de reírse de sí misma aludiendo una vez más a la idea de que los personajes de cómics de superhéroes no pueden ser abordados desde otro punto de vista que no se el humorístico. Sin negar un servidor que la comicidad puede ser una buena compañera a la hora de trasladar cómics superheróicos al celuloide que se de por sentado que un medio tan veterano y consagrado como el de las viñetas no pueda tomarse en serio a sí mismo demuestra lo poco que hemos avanzado en ese sentido y la todavía notable diferencia que hay entre el público generacional que consume este tipo de obras sin haberse acercado a una grapa o un tomo en toda su vida y el que ve estas obras cinematográficas con un conocimiento previo de sus historias en papel y que busca en ellas, como mínimo, una reproducción audiovisual fiel y a la altura de personajes que le han acompañado durante años llenando incontables horas de ocio y diversión.
Crítica publicada originalmente en Zona Negativa
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