"Soy Iron Fist, protector de K'un-Lun y enemigo jurado de La Mano"
El "Inmortal Puño de Hierro", como se conoció en España por medio del mundo de las viñetas, es el cuarto personaje de Marvel Cómics que protagoniza serie propia en Netflix. Su primera temporada supone el quinto episodio dentro del universo televisivo que la plataforma de streaming ha diseñado con Marvel Studios y cronológicamente está situada entre los debuts de Luke Cage y Los Defensores. Para dar vida al alter ego de Danny Rand se eligió al actor británico Finn Jones, conocido principalmente por su intervención en la serie Juego de Tronos dando vida a Ser Loras Tyrell, el "Caballero de las Flores". A él le acompañan Jessica Henwick (Star Warks VII: El Despertar de la Fuerza), Jessica Stroup (Ted), Tom Pelphrey (Banshee) y David Wenham (300) entre otros y como showrunner del programa encontramos a Scott Buck (Dexter) que también se ha ocupado de la muy vapuleada serie Los Inhumanos, inspirada una vez más en personajes de la Casa de las Ideas.
Poco antes del estreno oficial de Iron Fist en Netflix la plataforma puso a disposición de la prensa especializada los seis primeros episodios de la temporada y la respuesta negativa por parte de los periodistas que la vieron no se hizo esperar demasiado, Tal fue el revuelo que levantaron las no pocas reseñas negativas que recibió la serie que el mismo Finn Jones salió en defensa de la producción de Marvel Studios con unas no muy acertadas declaraciones que no hicieron ningún bien al recibimiento del show. Una vez estrenada la tanda de capítulos la respuesta por parte del público no se alejó demasiado de la de los críticos, afirmando que Iron Fist era la peor de los series adscritas al MCU y distribuidas por Netflix, osadía esta que un servidor no puede compartir del todo y que tratará de rebatir, en la medida de lo posible, más adelante en esta misma entrada.
Iron Fist como personaje de cómic debutó en en el número 15 de la colección Marvel Premiere a manos del guionista Roy Thomas y el dibujante Gil Kane en el año 1974. Ya fuera en solitario o formando equipo con Luke Cage, entre otros, en Héroes de Alquiler o Power Man y Iron Fist Danny Rand se convirtió en un personaje de Marvel que si bien nunca conoció la fama de coetaneos como Spider-Man, Lobezno o Iron Man sí llegó a ser un rol clave dentro de la vertiente más urbana de la editorial estadounidense compartiendo el rol de "Maestro del Kung Fu" con el mítico Sang Chi, de Steven Englehart y Jim Starlin, con el que inevitablemente llegó a compartir más de una viñeta. Si el ya mencionado Luke Cage era la respuesta de la Casa de las Ideas al blaxploitation cinematográfico, Puño de Hierro lo era a la fiebre del celuloide de artes marciales, encabezado por Bruce Lee, que a lo largo de los 70 y 80 invadió las pantallas y videoclubs de medio mundo.
La versión televisiva de Iron Fist comienza con el regreso de Danny Rand a New York después de haber pasado quince años desaparecido después de, supuestamente, haber muerto en un accidente de avión con sus padres cuando era un niño. Danny ha regresado a su ciudad de origen para fomar parte de Rand Enterprises, la empresa que fundó su progenitor, y que hoy está regida por los hermanos Ward y Joey Meachum, amigos de infancia de Danny e hijos del mejor amigo de su padre, Harold, también fallecido. Poco a poco iremos descubriendo la personalidad secreta del protagonista, la de Iron Fist, un guerrero experto en artes marciales que gracias al entrenamiento que recibió en la ciudad de K'un Lun, situada en el Himalaya consiguió los poderes que le permiten canalizar su chi para convertir su puño derecho en un arma de fuerza sobrehumana que destruye todo lo que golpea y cuya misión es vencer a la organización criminal La Mano, representada por la letal Madame Gao.
Contrariamente a lo que se dijo en su momento Iron Fist no es una mala serie, principalmente porque, al igual que Daredevil, Jessica Jones o Luke Cage, consigue eludir, con más o menos fortuna, la mayor parte de los clichés adheridos a las producciones televisivas superheróicas ofreciendo unos resultados en cierta manera originales en comparación con productos como Supergirl, Agentes de SHIELD o The Flash. Pero de lo que Iron Fist sí puede ser acusado, con todas las de la ley, es de ser un producto que en no pocas ocasiones se adentra en el fanganoso terreno de la mediocridad por culpa de una tibieza impropia de las producciones Marvel/Netflix, que evidentemente nunca han sido un dechado de ficción de autor, pero sí hacían gala de cierta pátina de personalidad marcada que se adecuaba a los distintos géneros en los que se aventuraban las correrías del resto de miembros del grupo los Defensores.
El mayor pecado que comete una serie como Iron Fist es que siendo un relato protagonizado por un personaje cuya principal característica es ser un experto en artes marciales no sólo contiene pocas escenas de lucha a lo largo de sus trece episodios, sino que las que sí podemos ver en pantalla, sobre todo en los primeros cinco episodios, están póbremente coreografiadas y ejecutadas. Resulta chocante que después de lo realistas y potentes que fueron las secuencias de acción física de las dos primeras temporadas de Daredevil las que tienen lugar en la de Iron Fist, que deberían ser los mejores pasajes técnicos del recorrido del show, se muestran de cara al espectador de manera tan desangelada y tibia que se antoja difícil de creer. Sólo en los tres últimos episodios podemos ver algunos combates que sí merecen la pena, como el que tiene lugar en el clímax final y en el que Danny saca todo el poder del Puño de Hierro. En ese sentido la serie no da la talla cuando debería ser el apartado en el que cogieran más fuerza la trama central y el personaje principal.
Por otro lado también es de recibo mencionar que a lo largo de toda la temporada es la trama de los Meachum la que devora el resto de líneas argumentales de la obra, incluida la del personaje protagonista que en no pocos episodios parece un rol secundario condicionado a los actos realizados por sus socios. Las traiciones, resurrecciones, adicciones, intrigas o juegos de poder y muerte que implican a Harold, Ward y Joey hacen que el grueso de Iron Fist parezca una actualización estilizada de Falcon Crest, incluso mostrando la familia de empresarios y criminales más de un punto en común con los Channing del culebrón protagonizado por una diabólica Jane Wyman en los años 80, en la que su equipo de guionistas parecen tener más interés por saber en manos de quién acabará Rand Enterprises que por la resolución de la cruzada que Iron Fist mantiene contra La Mano y que debería vascular el núcleo central del relato.
En cuanto al reparto es inevitable citar el considerable error de casting que supone haber elegido a Finn Jones para dar vida a Danny Rand y su alter ego superheróico, con el que poco tiene que ver interior o exteriormente, sobre todo en lo referido a su contrapartida en las viñetas. Vaya por delante que el actor británico se esfuerza notablemente a la hora de ejecutar su trabajo y sería de necios afirmar que no se implica a la hora de, sobre todo en las escenas físicas, dar lo mejor de sí mismo. Pero el intérprete de la futura Leatherface es al anticarisma en persona, un actor que no tiene las facultades adecuadas para dar vida a un arma letal andante como Puño de Hierro que hubiera sido mucho mejor interpretado por un tipo de actor más ducho en artes marciales como Scott Adkins o aquel Ray Park que durante años fue candidato a dar vida al personaje. Profesionales estos mucho más austeros y limitados pero que hubieran dado perfectamente el perfil para ejecutar a un creíble Iron Fist.
Aunque previamente hemos mencionado que la subtrama familiar de la familia Meachum era la que de manera innecesaria más tiempo robaba en esta temporada de Iron Fist también es de recibo afirmar que los actores que la protagonizan hacen el mejor trabajo de la serie. Jessica Stroup acomete bien su labor dando vida a Joey y esa ambigüedad en la que se adentra su rol en la recta final de show puede dar buenos frutos en el futuro. Pero son un enorme David Wenham y un superlativo Tom Pelphrey los que mejores momentos ofrecen con su trabajo interpretativo. El primero evoluciona de empresario corrupto a asesino sin escrúpulos muy adecuadamente y protagonizando alguna secuencia memorable, la del asesinato del becario, el segundo en cambio lleva a cabo su tarea de una manera tan profesional que, como me comentó mi compañero Daniel Gavilán en una conversación, parece salido de un programa mucho mejor que este Iron Fist que no termina por hacerle justicia.
Del bando de Danny Rand debemos destacar al otro gran descubrimiento de Iron Fist, Jessica Henwick dando vida a Colleen Wing. La actriz británica no sólo da voz y cuerpo a la perfecta mezcla entre belleza y fuerza que exige su personaje, también devora impunemente a Finn Jones cada vez que comparte plano con él sobre todo en lo referido a implicarse en las secuencias de lucha que a a ella se le dan mucho mejor que a él en todos los aspectos. Por otro lado también tenemos cumpliendo sobradamente a la recurrente Rosario Dawson, a Wai Ching Ho o a un carismático y sólido Ramón Rodríguez en la piel de Bakuto, ocupando el lugar de Madame Gao en la Mano y contrarrestando el efecto Cottonmouth/Diamondback de Luke Cage al introducir a mitad de temporada un nuevo villano que esta vez supera al que protagonizó la primera parte de la misma y no al revés, como sí sucedía con los ya mencionados en la serie protagonizada por Mike Coulter.
Aunque es un producto impersonal y realizado con el piloto automático Iron Fist no es lo peor que ha ofrecido Marvel Studios por medio de Netflix, ese dudoso honor lo tiene la segunda mitad de la temporada de Luke Cage cuyo cúmulo de despropósitos argumentales hacen que cualquier error narrativo de la serie que nos ocupa en esta entrada parezca escrito por Aaron Sorkin o David Mamet. Con todo la adaptación televisiva de Puño de Hierro vuelve a confirmar que después de la segunda temporada de Daredevil los productos ofrecidos por la división cinematográfica de la Casa de las ideas en asociación con la casa de Sense 8, Stranger Things o Narcos siguen de capa caída. Por suerte no todo está perdido en este sentido ya que mientras escribo estas líneas ya llevo vistos tres episodios de The Defenders y con ellos parece que la mala racha termina, algo de lo que daré buena cuenta dentro de poco cuando reseñe por estos lares la primera temporada que une a Matt Murdock, Jessica Jones, Luke Cage y Danny Rand.
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