El pasado día 28 de septiembre se estrenaba en cines y plataformas digitales de España Phantasma V: Desolación, quinta y última entrega de la saga creada por el cineasta estadounidense, de origen libio, Don Coscarelli en 1979 con aquella, ya de culto, cinta titulada Phantasma y que con un presupuesto irrisorio para la época supuso todo un inesperado éxito de taquilla a nivel mundial. El Hombre Alto, sus letales esferas voladoras y ejército de monstruosos enanos interdimensionales fueron un revulsivo de originalidad para el género una vez la década de los 70 exhaló sus últimos estertores de muerte y ante la llegada de los 80. Lo que en un principio iba a ser una sola entrega acabó convirtiéndose en una pentalogía que a pesar de no llegar a convertirse en el enorme éxito que se esperaba consiguió arrastrar una considerable horda de fans gracias al buen y hacer y el cariño con el que su autor la fue desarrollando a lo largo de los años, tomándose el tiempo necesario entre una y otra secuela y siempre manteniendo el espíritu de la obra primigenia aunque en ocasiones también dejándola evolucionar como propuesta cinematográfica.
Con motivo del ya mencionado estreno de la última entrega de la saga vamos a dedicar esta nueva entrada a hacer un repaso por la misma reseñando todas y cada una de las películas desde la primera de 1979 hasta la última con fecha de 2016. En el proceso incluiremos una breve biografía de Don Coscarelli, hablaremos de las virtudes y defectos de los largometrajes, su idiosincrasia y señas de identidad, evolución e involución en cuanto a solidez narrativa, personajes o presupuestos (Phantasma II: El Retorno fue la más cara de la saga, pero su fracaso de taquilla hizo que las siguientes entregas tuvieran muchos menos medios) y mencionaremos por el camino algunas de las trampas y trucos de trilero que utilizaba su creador con las idas y venidas de actores del reparto, continuidad, estructura, metareferencialidad y fanservice. Una vez hechas las presentaciones sólo quedar armarse a hasta los dientes con lanzallamas y escopetas recortadas de cuádruple cañón, tomar los mandos de nuestro Plymouth Barracuda y echarnos a la carretera, el Hombre Alto y sus huestes nos esperan y el funeral está a punto de comenzar.
Don Coscarelli, el maestro de ceremonias
Don Coscarelli Jr nació en Trípoli, Libia, el 17 de febrero de 1954, pero a muy temprana edad se trasladó con su familia al sur de California, en Estados Unidos. Desde niño mostró interés por el mundo audiovisual utilizando cámaras de todo tipo para realizar sus propias creaciones cinematográficas. Después de estudiar en una escuela de cine se dedicó a rodar cortometrajes en colaboración con amigos y vecinos consiguiendo algunos galardones por ellos. En 1976 con sólo 19 años su primer largometraje Jim the World’s Greatest, dirigido al alimón con Craig Mitchell, llamó la atención de Universal Pictures que decidió distribuirlo y ese mismo año también estrenó Kenny & Company, una tragicomedia familiar que tenía en su reparto a A. Michael Baldwin, el que sería el protagonista de su obra inmediatamente posterior y la que le dio fama mundial. Phantasma sorprendió a propios extraños por su atípica propuesta, supuso una pieza muy original dentro del género de terror porque también se alimentaba de la ciencia ficción o el drama y por el camino nos regaló uno de los villanos cinematográficos más recordados por los amantes de este tipo de celuloide, el Hombre Alto (“Tall Man” en su idioma original) al que daba vida un imponente Angus Scrimm.
Aunque el éxito de Phantasma fue más que notable la secuela tardó casi nueve años en llegar, y antes de eso en 1982 Don Coscarelli rodó otra pieza de culto, esta vez dentro del subgénero de espada y brujería adscrita a la Serie B, El Señor de las Bestias, competente cinta de aventuras protagonizada por Marc Singer y Tanya Roberts cuyo éxito dio pie a una trilogía y una serie de tv, producciones de las que Coscarelli se desentendió totalmente. No sería hasta 1988 que el cineasta estrenara Phantasma II: El Regreso, la secuela de su mayor éxito que a pesar del respaldo de Universal Pictures fue un fracaso de taquilla. Sólo un año después abordó Escuela de Supervivencia (Survival Quest) poco conocido thriller distribuido por Metro Goldwyn Mayer y protagonizado por Lance Henricksen, Catherine Keener y Dermot Mulroney. Después de seis años de silencio rescata su saga estrella con su tercera entrega Phantasma III: El Pasaje del Terror, con un presupuesto menor que el de su predecesora pero una respuesta favorable por parte del público, la misma que le permitiría abordar una cuarta titulada Phantasma IV: Apocalipsis con la que seguía evolucionando su creación, pero manteniendo su esencia original.
En 2002 llegaría uno de los éxitos más sonados de la última etapa de su filmografía, la alocada Buba Ho-Tep, una mezcla entre comedia y terror en la que Elvis Presley (Bruce Campbell) se une a un anciano negro que dice ser John F. Kennedy (Ossie Davis) para luchar contra un antiguo espíritu egipcio con propensión a absorber el alma de sus víctimas. Tres años después, en 2005, colaboró en la serie Masters of Horror, de la cadena de televisión por cable Showtime, con el episodio Esculturas Humanas, en el que volvería a colaborar con su actor fetiche Angus Scrimm. Su último producto detrás de las cámaras vio la luz en 2012 y se trataba de una mixtura entre comedia negra lisérgica y terror llamada John Muere al Final, que contaba en su reparto con nombres como Chase Williamson, Rob Mayes, Paul Giamatti, Clancy Brown o Doug Jones. Aunque después de esta última incursión en el mundo del largometraje Coscarelli no ha vuelto ha rodar nada como director en 2016 decidió dar carpetazo a su saga Phantasma con una quinta entrega llamada Phantasma V: Desolación en la que ejercía de productor y co guionista, pero en la que cedía la batuta de la realización a su colaborador David Hartman. Posiblemente Coscarelli nunca estará en la élite como autores de género con el nombre de John Carpenter, Tobe Hooper, Joe Dante, George A. Romero o Wes Carven, pero merece todo nuestro respeto por entregarse como un humilde artesano al terror y regalarnos en el proceso esta saga Phantasma que a continuación vamos a reseñar de principio a fin.
Phantasma (1979)
Título Original Phantasm (1979)
Director Don Coscarelli
Guión Don Coscarelli
Reparto A. Michael Baldwin, Angus Scrimm, Bill Thornbury, Reggie Bannister, Kathy Lester, Terrie Kalbus
En el año 1979 un Don Coscarelli de 25 años consiguió sacar adelante Phantasma, su tercer trabajo como director. Se trataba de una pequeña película de terror con 300.000 dólares de presupuesto que se ocupó de dirigir, escribir, fotografíar, montar y co producir. El largometraje localizado en un pequeño pueblo de Oregon llamado Morningside sigue los pasos de Mike (A. Michael Baldwin) y Jody (Bill Thornbury) dos hermanos que acaban de perder a sus padres y que aunan fuerzas con Reggie (Reggie Bannister) un amigo y vendedor de helados local cuando descubren que hay algo peligroso detrás del misterioso sepulturero del pueblo. Este personaje se revela finalmente como el “Hombre Alto” un ser sobrenatural que roba los cadáveres de las tumbas para convertirlos en unos enanos monstruosos a los que mantiene como esclavos en otro plano dimensional y que siempre va escoltado por unas esferas plateadas voladoras que son capaces de perforar los cráneos de sus víctimas hasta vaciarles el cerebro. Aunque en un principio Jody y Reggie no creerán a Mike, él será el primero en conocer la identidad del Hombre Alto, finalmente los tres deberán enfrentarse a este para impedir que convierta Morningside en un desértico páramo de muerte y desolación. Con este planteamiento Coscarelli asentó las bases de lo que en un futuro sería la saga que le daría fama mundial y esta primera entrega, que recaudó once millones de dolares, marcaría el prematuro punto más alto de la misma y de su carrera como cineasta.
A finales de los 70 el filón del terror rural que nació con producciones como La Matanza de Texas, La Última Casa a la Izquierda o Las Colinas Tienen Ojos había sido sobreexplotado hasta lo enfermizo y posiblemente por eso una producción tan humilde como Phantasma llamó la atención, por la originalidad de su planteamiento. El tercer film de Don Coscarelli se adscribía indudablemente al terror, pero también se alimentaba de la ciencia ficción con todo lo relacionado a la naturaleza sobrenatural del Hombre Alto y sus secuaces o del drama en lo referente a la muerte de los padres de los hermanos protagonistas y que era muy bien utilizada en el guión para perfilar, sobre todo, la personalidad de Mike. Era una amalgama que tan pronto se alimentaba de Mario Bava o Dario Argento en su estética y puesta en escena como de series del tipo The Twilight Zone o The Outer Limits en su argumento y cuyos ingredientes una vez mezclados funcionaban casi al 100%.
Pero si hay algo que destacar en una producción como Phantasma es sin lugar a dudas el excelente trabajo de Don Coscarelli detrás de las cámaras impropio de un artesano con tan poco currículum como el que él tenía por aquel entonces. El estadounidense apela a un ritmo inusualmente cadencioso en el género de terror, con un in crescendo continuo de tensión en el que el montaje, los cuidados movimientos de cámara y la atmósfera sobrenatural cada vez más opresiva van tomando forma hasta que se desata el verdadero terror en la segunda mitad del largometraje. Una vez la acción se apodera de la pantalla el cineasta ejecuta no pocos pasajes memorables centrados sobre todo en las secuencias de los ataques de la esferas, las persecuciones automovilísticas, tan sencillas como bien coreografiadas, y jump scares magníficamente realizados como el de la cama de Mike en medio del cementerio o el cliffhanger final que con el paso del tiempo se convertiría en una de las señas de identidad más reconocibles de todas las entregas de la franquicia.
La primera entrega de Phantasma no sólo es la mejor de toda la saga, también supuso un espejismo que pronto desapareció ya que cuando la segunda entrega llegó años después Don Coscarelli la abordó con un tono muy diferente más inclinado por la comercialidad y el consumo rápido, pero de eso hablaremos a continuación. Con esta primera producción de 1979 nos quedan un buen puñado de escenas míticas (sólo sobra la insulsa escena de la mosca y por efecto dominó la estupidez de que cualquier parte amputada del personaje de Angus Scrimm se convierta en un monstruo) el nacimiento de un villano icónico como el Hombre Alto y los primeros pasos del personaje de Reggie, el Han Solo de la saga, que se convertiría con el paso de los años en el corazón de la creación de Don Coscarelli copando cada vez más protagonismo, y regalándonos pasajes memorables y otros que no lo serían tanto. Considerada a día de hoy una obra de culto por la que beben los vientos hasta cineastas como J.J. Abrams (su productora Bad Robot se ocupó este año de convertir a resolución 4K el film para reestrenarlo en salas y formato HD) Phantasma mantiene hoy casi toda su fuerza y merecida fama como pieza cinematográfica rompedora y genuina.
Phantasma II: El Regreso
Título Original Phantasm II (1988)
Director Don Coscarelli
Guión Don Coscarelli
Reparto James LeGros, Angus Scrimm, Reggie Bannister, Paula Irvine, Samantha Phillips, Kenneth Tigar
Casi diez años separaron el estreno de Phantasma con el de Phantasma II: El Regreso (Phantasm II, a secas, en su título original) y el tipo de cine que se hacía a finales de los 70 era completamente diferente al cultivado en las postrimerías de los 80 y eso se deja notar en esta primera secuela. En 1988 Don Coscarelli se asociaba con Universal Pictures para estrenar por todo lo alto la continuación de su mayor éxito hasta la fecha y para ello pusieron a su disposición tres millones de dólares y una campaña promocional a la altura para que la publicidad de la obra llegara al mayor número posible de potenciales espectadores. Pero no todo iban a ser buenas noticias para Coscarelli, como condición Universal le impuso al actor James LeGros para interpretar a un ya maduro Mike ocupando el lugar de A. Michael Baldwin el intérprete que le dio vida en la Phantasma original. La elección por parte de la productora se debió a que buscaban un intérprete “más comercial” y por aquel entonces LeGros ya se había implicado en proyectos con cierta repercusión como Los Viajeros de la Noche (Near Dark) de Kathryn Bigelow o Belleza Mortal (Fatal Beauty) de Tom Holland. Por desgracia el estreno de Phantasma II: El Regreso estuvo lejos de cumplir las expectativas depositadas en él y a partir de ese momento Don Coscarelli y su franquicia cayeron en desgracia y se vieron relegados al cine de bajo presupuesto, en ocasiones estrenando sus capítulos directamente en formato doméstico sin pasar por la pantalla grande, pero a ese volveremos más tarde.
Phantasm II comienza justo donde acababa la primera entrega y en una situación como esta Don Coscarelli se ve en la tesitura de hacer malabarismos para que no se note que el actor que interpreta a Mike no es A. Michael Baldwin sino un doble al que nunca vemos la cara. Ocho años después el muchacho abandona el hospital psiquiátrico en el que se encontraba para localizar a su amigo Reggie y junto a él buscar a una chica llamada Liz Reynolds con la que mantiene una peculiar conexión mental así como dar caza al Hombre Alto para acabar con él y de esta manera vengar la muerte de su hermano mayor, Jody. Con este contexto la secuela abandona la atmósfera cuasi onírica de la primera entrega para convertirse en una road movie que se mueve con facilidad entre y el terror y la ciencia ficción, entregándose a una comercialidad más contrastada con aroma a pulp, a film exploit y con muchos más efectos especiales que engalanan la puesta en escena de Don Coscarelli para convertirse en pura Serie B, pero con un presupuesto más holgado que el habitual en ese tipo de producciones.
Phantasma II: El Regreso es heredera del cine de terror de los años 80, de producciones como la saga Re-Animator o su hermana From Beyond y en ese sentido, como ya hemos apuntado previamente, se distancia de la primera película. Lo que en 1979 era oscuridad, misticismo y contención en 1988 es luminosidad, violencia explícita adentrándose en el gore y desenfreno, pero el producto funciona considerablemente bien a lo largo de todo el metraje. Por un lado Don Coscarelli aborda esta entrega con la firme idea de contar algo diferente pero respetando casi al 100% el microcosmos creado nueve años antes. Porque aquí están todas las señas de identidad de Phantasma como universo cinematográfico con Reggie, escopeta recortada en mano, montado en su Plymouth Barracuda y sus penosos métodos de seducción con las mujeres, un imponente Hombre Alto que con su sola presencia transmite inquietud a la platea recorriendo asépticos mausoleos, los enanos que hacen de séquito del personaje de Angus Scrimm y el mejor uso de las esferas plateadas de toda la saga con algunos momentos considerablemente brutos que se ven enriquecidos gracias al trabajo de Greg Nicotero y Robert Kurtzman con el maquillaje y que tiene su culmen en la cabeza saliendo de la espina dorsal de uno de los personajes.
A pesar de no ser un éxito y alejarse de la estética y el tono que el mismo Don Coscarelli imprimió a fuego en la Phantasma de 1979 esta segunda entrega merece la pena como proyecto y contiene los suficientes hallazgos y alicientes como para ser considerada una de las mejores muestras dentro de la franquicia. Su fracaso en taquilla sentenció de por vida a la creación del director de Buba Ho-Tep ya que Universal retiró su confianza en el producto y su autor se vio en la obligación de realizar las posteriores secuelas con presupuestos cada vez más exiguos y tomando como su hábitat natural los videoclubes. Por suerte lo que Phantasma perdió en lo monetario lo ganó en implicación y compromiso por parte de su máximo responsable para mantener viva la llamada de la cruzada de Mike y Reggie contra el Hombre Alto, pero tuvieron que pasar otros seis años para que la siguiente entrega tomara forma y con ella llegaran algunas de las carencias narrativas más notables de toda la historia de la saga que pasaremos a comentar a continuación.
Phantasman II: El Pasaje del Terror
Título Original Phantasm III: Lord of the Dead (1994)
Director Don Coscarelli
Guión Don Coscarelli
Reparto Reggie Bannister, A. Michael Baldwin, Bill Thornbury, Gloria Lynne Henry, Kevin Connors
Phantasma II: El Regreso recaudó siete millones de dólares habiendo tenido un presupuesto de tres, de modo que las intenciones por parte de Don Coscarelli y Universal Pictures de relanzar la franquicia por todo lo alto con su primera secuela se vieron abortadas antes de tiempo. Seis años después, en 1994, con producción de la independiente Avco Embassy Films y distribución de Universal, llegó Phantasma III: El Pasaje del Terror (o Phantasm III: Lord of the Dead originalmente) pero por primera vez una entrega de la saga no se estrenaba en los cines debido al miedo de unos productores que no querían encontrarse con otra exigua taquilla como la que obtuvo la primera secuela. A pesar de ser una producción más humilde e independiente la tercera película del universo Phantasma contó con dos millones y medio de dólares de presupuesto, sólo medio millón menos que la segunda, y el hecho de que Universal no tuviera tan cercado a Don Coscarelli permitió a este hacer las cosas como él realmente quería. La más importante fue que recuperó a A. Michael Baldwin para dar vida a Mike, incluyendo así en Phantasma III: El Pasaje de Terror al protagonista original de la película seminal de 1979, pero también consiguió traer de nuevo a Bill Thornbury que también dio vida a Joy en aquella primera parte. De este modo Coscarelli conseguía reunir por primera vez a los cuatro protagonistas clásicos de la saga interpretados por sus actores oficiales: Reggie Bannister, Angus Scrimm, A. Michael Baldwin y Bill Thornbury, algo que se volvería la tónica habitual en el resto de secuelas.
Como dicta la tradición una entrega de Phantasma comienza donde acaba la siguiente y Phantasm III: Lord of the Dead no es una excepción a esta regla. Si en Phantasma II: El Regreso Coscarelli tuvo que cambiar a A. Michael Baldwin por James LeGros, presionado por imposiciones de Universal, para deshacer el estropicio aquí tiene que hacer lo contrario, poner al actor que dio vida al Mike original en el lugar del intérprete de Ally McBeal o el remake de Psicosis (Pyscho) y una vez más lo ejecuta de manera bastante pobre. A partir de ahí la historia narrada en esta tercera parte es la búsqueda que realiza Reggie para encontrar a Mike después de haber sido secuestrado este por el Hombre Alto, pero en el proceso se encontrará con una variopinta galería de personajes que van desde un trío de ladrones, un niño con un especial talento para causar dolor físico al prójimo y Rocky, una chica con la que aunará fuerzas tras ver como su amiga es asesinada por una de las esferas voladoras del Hombre Alto. Todos reunidos y con la presencia sobrenatural de Jody, hermano del protagonista en la primera película, se lanzarán al rescate de su amigo Mike.
Phantasma III: El Pasaje del Terror es la primera película verdaderamente irregular de la serie ya que contiene tantos aciertos como defectos, pero por desgracia estos últimos se hacen más notorios a lo largo del metraje. Es para quitarse el sombrero asistir a cómo Don Coscarelli hace todo lo posible para que no se note que cada nueva entrega de Phantasma tiene menos presupuesto ya que en esta tercera parte tenemos persecuciones bien ejecutadas, acción, gore y las secuencias de los ataques de las esferas si bien no están tan bien ejecutadas como en Phantasma II: El Regreso guardan algún momento memorable. También el guión nos descubre algunos secretos sobre el Hombre alto y la dimensión de la que procede, y que ya se vislumbraron en la cinta de 1988, como el proceso de creación del ejército de enanos o que cada vez que el Hombre Alto es asesinado otra representación física de sí mismo ocupa su lugar, excusa narrativa para volver inmortal al personaje. Otra “marca de la casa” que se usó puntualmente en Phantasma II y que aquí se explota hasta lo sonrojante es usar imágenes de las anteriores entregas a modo de flashbacks para que Coscarelli pueda rellenar minutos, recurso un tanto chusco al que dio un excelente giro en la cuarta entrega.
Pero por desgracia penosas elecciones como meter a esa insoportable mezcla entre Daniel el Travieso y el Macaulay Culkin de ¡Sólo en Casa! que es el personaje de Tim, el trío de criminales zombie que persiguen a Reggie y sus compañeros o la publicidad engañosa que supone incluir al Mike original en la cinta para que sólo salga al inicio y cierre de esta se revelan como algunos de los fallos que hacen que esta tercera entrega baje considerables puntos con respecto a las dos primeras películas. Por suerte la esencia de Phantasma sigue atesorada en Phantasma III: El Pasaje del Terror, Reggie se convierte en el protagonista, el Hombre alto sigue siendo un villano tan indescifrable como intimidante y Coscarelli hace evolucionar en cierta manera el microcosmos que creó hoy hace casi cuarenta años con la transformación de los hermanos protagonistas de la obra original en monstruosidades que poco a poco se van convirtiendo en esferas controladas por el Hombre Alto, idea que se aprovechará en la cuarta parte de la franquicia, esta última junto a la segunda la mejor de las secuelas de la ya lejana Phantasma original de 1979.
Phantasma IV: Apocalipsis
Título Original Phantasm IV; Oblivion (1998)
Director Don Coscarelli
Guión Don Coscarelli
Reparto A. Michael Baldwin, Angus Scrimm, Reggie Bannister, Bill Thornbury
Aunque había mostrado notables señas de debilidad y desgaste Phantasma III: El Pasaje del Terror funcionó de manera excelente en formato doméstico y su humilde pero considerable éxito permitió a Don Coscarelli dejar las puertas abiertas para una cuarta entrega que esta vez no se haría esperar tanto como sus predecesoras. En esta ocasión llegado el año 1998 la ya por aquel entonces casi extinta Orion Pictures (impulsora de grandes éxitos como Amadeus, Robocop, Platoon o El Silencio de los Corderos) produjo el film y de su distribución se ocupó la Metro Goldwyn Mayer, pero el presupuesto con respecto a la tercera entrega, dos millones y medio, bajó alarmantemente hasta los 650.000 dólares que dejaban a Coscarelli y sus colaboradores en la complicada tesitura de tener que realizar esta Phamtasm IV: Oblivion con más imaginación que medios y contra todo pronóstico lo consiguieron. Con el regreso de los cuatro pilares esenciales de la franquicia como protagonistas y sus actores originales dándoles vida y esta vez con Mike cobrando el protagonismo que había perdido en la tercera entrega la penúltima secuela de Phantasma eludió todos los obstáculos que se encontró por medio del ingenio de su creador que decidió dar un considerable paso adelante en la evolución del producto y por el camino volver a las raíces del mismo para reencontrarse con sus orígenes.
Una vez más comenzamos la historia justo donde acababa la anterior, pero en esta ocasión la transformación de Mike y el influjo que el Hombre Alto tiene sobre él se convierte una de las subtramas más relevantes del producto. En el proceso Don Coscarelli toma la firme decisión de no amilanarse ante el problema que supone tener un presupuesto que a duras penas dobla el de la primera Phantasma y consigue elaborar uno de los mejores guiones de la saga jugando con la temética de los viajes temporales así como aprovechar la bochornosa inclusión de metraje de las anteriores entregas, sobre todo de la ya citada de 1979, para introducir en este contexto incluso paradojas temporales realizando una interesante relectura del génesis de la franquicia. Con no pocos paralelismo con las dos primeras entregas de Terminator el argumento de Phantasma IV: Apocalipsis narra cómo Mike consiguen viajar a finales del siglo XIX, con la guerra civil como telón de fondo, y allí conocer a Jebediah Morningiside que no es otra persona que el Hombre Alto antes de convertirse en el susodicho tras su primer viaje a la dimensión que le dio sus poderes sobrenaturales. La misión de Mike, y también la de Reggie que sigue siendo su fiel escudero, es detener a Jebediah antes de que realice la primera incursión dimensional que lo convierta en su enemigo jurado.
Pero si en el argumento Don Coscarelli quiere explorar nuevas posibilidades dentro de su creación en la puesta en escena Phantasma IV: Apocalpsis vuelve al tono mucho más contenido y onírico de la primera película, dejando de lado casi por completo la impronta más pulp de la segunda y tercera entrega. El director de Survival Quest de nuevo regresa al tempo cadencioso, a la atmósfera surrealista y deja que los grandes angulares y las tomas panorámicas dejen respirar al conjunto de la obra. Evidentemente esta decisión formal por parte del director no elude los pasajes de acción y el gore característicos del universo Phantasma (esos “peculiares pechos” de Jennifer que a un servidor le parecen fuera de lugar) así como la profusión cada vez mayor de esferas voladoras haciendo estragos entre los personajes secundarios. Pero al igual que el film 1979 esta cuarta parte se centra en los personajes y de ellos saca sus mejores momentos y situaciones como las acontecidas en el rudimentario pero efectivo clímax final. Toda una agradable sorpresa encontrar algo diferente cuando parecía que la franquicia comenzaba a dar vueltas sobre sí misma en exceso proporcionando unicamente ritmo espídico y fanservice en cantidades industriales.
Phantasma IV: Oblivion demostraba que Don Coscarelli se hacía fuerte ante la adversidad y era capaz de encarrilar su barco después de casi haber perdido el control del mismo sólo cuatro años antes. Esta cuarta entrega aunaba evolución con tradición, se revelaba como la continuación más fiel a la obra cinematográfica que lo inició todo en 1979 y suponía la muestra fehaciente de que sin hacer caso a modas o presiones externas su principal ideólogo seguía siendo fiel a sí mismo y a una saga de la que sólo él era el verdadero responsable. Por desgracia esto cambiará casi veinte años después con la quinta y última entrega, gestada durante largo tiempo y con considerables problemas que dieron al traste con lo que pudo ser y no fue, una despedida a la altura para el Hombre Alto y su trío de archienemigos. Phantasm V: Ravager llegó en 2016 y los resultados que ofreció son los peores de toda la serie de películas y afirmarlo es triste porque dentro de ella hay una excelente obra que por desgracia nunca llegó a tomar forma. De ello hablaremos a continuación en el penúltimo apartado de este especial.
Phantasma V: Desolación
Título Original Phantasm V; Ravager (2016)
Director David Hartman
Guión Don Coscarelli y David Hartman
Reparto Reggie Bannister, A. Michael Baldwin, Kathy Lester, Bill Thornbury, Angus Scrimm, Daniel Schweiger, Daniel Roebuck
Después de casi veinte años de espera saltaba la noticia en 2014 con un teaser trailer subido en la web oficial de la saga Phantasma. Se avecinaba una quinta entrega, de nuevo con el equipo artístico original y Don Coscarelli totalmente implicado en la creación del largometraje o eso creíamos. No fueron pocos los que recibieron con sorpresa y extrañeza la decisión del estadounidense de no ocupar la silla del director en esta quinta parte de su propia creación, de la que siempre había cuidado y sido el máximo responsable. Pero el cineasta decidió ejercer sólo de productor y co guionista cediendo la batuta de la dirección a David Hartman, realizador especializado en series de animación para la televisión que no sería sólo un mercenario al servicio del autor de Jim the World’s Greatest, ya que además de director y co guionista del film también ejerció de cámara, diseñador de los efectos especiales y montador. Hay quién dirá que el motivo por el que Coscarelli delegó tantas responsablidades en Hartman sería la amistad que los vincula, en cambio otros dirán que posiblemente lo hizo para colgarle el muerto que supone hacer una película como la que nos ocupa y ambas versiones tendrían parte de razón. Phantasma V: Desolación, que ha llegado tarde y mal a nuestras carteleras, es la pobre despedida del universo Phantasma de sus seguidores y más triste resulta decirlo si tenemos en cuenta el potencial que atesora su guión y que nunca es explotado por los motivos que mencionaremos a continuación.
Phantasma V: Ravager tiene el planteamiento argumental más rompedor y original de la franquicia. ¿Y si el Hombre Alto, las esferas voladoras, los enanos monstruo, las aventuras que vivió con Mike y Jody fueran producto de la demencia senil de Reggie que hoy en día es un hombre de setenta años ingresado en un hospital y que sólo recibe visitas de su viejo amigo para tratar de hacerlo entrar en razón?. Este punto de partida sirve a David Hartman y Don Coscarelli para continuar con la deconstrucción dimensional y temporal a la que habían dado inicio en Phantasm IV: Oblivion y que aquí se apodera de todo el metraje. El mayor acierto del guión es que detrás de otra nueva entrega de la saga en la que Reggie y Mike, a los que esta vez se unirá definitivamente Jody, habitan en futuro en el que el Hombre Alto se ha apoderado de la humanidad con unas enormes esferas que destruyen las ciudades hay un interesante juego de espejos entre raciocinio y locura sin dejarnos constatar a ciencia cierta si los hechos acontecidos en pantalla son reales o los estragos de la demencia senil en la mente de Reggie. De este modo las referencias a, una vez más, Terminator y el cine de Terry Gilliam se hacen patentes y enriquecen de manera voluntariosa el discurso de la obra.
Tenemos el guión, tenemos al protagonista (si Angus Scrimm es el icono reconocible de la serie Reggie Bannister es el alma y los autores del largometraje lo saben) y a los secundarios que nunca fueron grandes actores pero supieron entregarse a sus personajes, en resumidas cuentas, los ingredientes necesarios para que Phantasma V: Desolación sea una buena entrega dentro de la franquicia, puede que la mejor, pero contra todo pronóstico el apartado técnico es tan demencialmente malo que mata en vida a la película desde su mismo arranque. Las primeras imágenes nos lo dejan claro, nos encontramos con un producto cuya estética parece la de una tv movie de sobremesa y por mucho que David Hartman trate de disimularlo con su buen hacer con la cámara no lo consigue en casi ningún momento. Más sangrante si cabe es el caso de los efectos digitales tan brutalmente penosos que hacen que los de una película de la productora The Asylum parezcan los de Avatar en comparación, ya que una vez expuestos en pantalla sólo son un cúmulo de pixels mal compactados que sepultan toda posibilidad de que la obra pueda mostrar un acabado estilístico mínimamente decente para que la historia narrada tenga un look visual en el que sustentarse.
Aunque no se ha confirmado nada al respecto, al menos que un servidor sepa, quiero pensar que el motivo por el que el apartado técnico de Phantasma V: Desolación es tan desastroso es no sólo por los poblemas de Don Coscarelli para encontrar financiación, sino también porque es posible que tuviera constancia de los problemas de salud de Angus Scrimm, fallecido poco después del rodaje del largometraje, y se negara a esperar más para hacer una última película de su franquicia sin la indispensable presencia del actor que dio vida al Hombre Alto. Por desgracia el resultado es un guión con posibilidades y algunos momentos memorables (ese emotivo final que debería haber cerrado la película y no la concesión al fandom que es la insulsa escena post créditos) dilapidado con una realización que a duras penas puede disimular las innumerables carencias del proyecto. Una quinta entrega y última pieza para cerrar de mala manera, pero con corazón, el universo Phantasma que nos deja un sabor poco menos que agridulce por lo que pudo ser y no fue, pero que al menos nos dio un adiós a Mike, Reggie, Jody y el Hombre Alto que jamás dejarán de enfrentarse a lo largo y ancho del espacio y el tiempo en una batalla sin fin.
Valoración General
Por la originalidad que supuso su irrupción en el cine estadounidense en 1979, por regalarnos algunos personajes míticos dentro del género como el Hombre Alto o Reggie, por convertir unas esferas voladoras en parte de la cultura pop y sobre todo por la obstinación de su creador por mantenerla viva contra viento y marea y el apoyo incondicional de sus seguidores, los “Phans”, la saga Phantasma y el cineasta Don Coscarelli merecen tener su pequeña parcela dentro de la historia del cine de terror. Es posible que si las secuelas hubieran mantenido el tono del film primigenio hoy habláramos de una de las mejores franquicias dentro de su género e incluso cabe la posibilidad de que si Roger Avary hubiera podido colaborar con el mismo Coscarelli para sacar adelante su guión de aquella nunca realizada distópica cuarta entrega titulada Phantasm 1999 AD, que necesitaba once millones de dólares para salir adelante, el siglo XXI hubiese dado la bienvenida a la resurrección de este peculiar microcosmos cinematográfico. Por desgracia no fue así y la saga Phantasma se vio relegada a los videoclubs y los bajos presupuestos, pero por suerte el cariño, la dedicación y la admiración tanto de profesionales del medio que se vieron implicados en ella como de los fans que le dieron todo su apoyo a lo largo de los años la convirtieron en una pequeña pieza de culto que perdurará durante décadas.
Artículo publicado originalmente en la web Zona Negativa
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