Título Original Arrival (2016)
Director Denis Villeneuve
Guión Eric Heisserer, basado en un relato de Ted Chiang
Reparto Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg, Mark O'Brien, Tzi Ma, Nathaly Thibault, Pat Kiely, Joe Cobden, Julian Casey, Larry Day, Russell Yuen, Abigail Pniowsky, Philippe Hartmann, Andrew Shaver
El canadiense Denis Villeneuve se ha convertido en poco más de tres años en uno de los cineastas más interesantes de la actualidad. Aunque dio que hablar en los círculos del cine independiente y festivalero, sobre todo, con su segundo film (el primero Polytechnique, pasó más desapercibido) Incendies recibiendo una gran cantidad de premios y nominaciones (entre ellos al Oscar a la mejor película de habla no inglesa) no fue hasta que debutó en Hollywood con Prisioneros que el gran público reparara en su presencia como autor a tener muy en cuenta. Aquella atípica cinta de secuestros protagonizada por unos enormes Hugh Jackman, Jake Gyllenhal y Paul Dano entre otros gustó a crítica y público y fue el comienzo de una interesante carrera en la que Villeneuve alternaba proyectos más independientes y personales (Enemy) con otros más comerciales (Sicario) hasta llegar al pasado año 2016 en el que se estrenó su sexto largometraje.
La Llegada (Arrival) esta basada en el relato corto The Story of Your Life del novelista estadounidense de origen chino Ted Chiang que un servidor desconoce, pero del que según se comenta han cambiado algunas ideas y obviado otras, como por otro lado era de esperar por lo usual que suele ser a la hora de llevar la palabra escrita al celuloide. De modo que a la hora de hablar de la última película de Denis Villeneuve me centraré estricta y lógicamente en el apartado cinematográfico de la obra. Con un excelente reparto encabezado por Amy Adams (Batman v Superman; El Amanecer de la Justicia) y en el que podemos encontrar nombres como Jeremy Renner (Los Vengadores: La Era de Ultrón) , Forest Whitaker (Rogue One: Una Historia de Star Wars) o Michael Stuhlbarg (La Invención de Hugo), así como un guión ideado por Eric Heisserer (Pesadilla en Elm Street; El Origen) La Llegada se convirtió en una de las sensaciones del pasado 2016 y la confirmación de Villeneuve como un profesional de enorme talento.
Aunque lo mejor es saber lo estrictamente necesario de la trama de Arrival su punto de partida es bien sencillo. Una serie de naves extrarrestres aterrizan en distintos puntos estratégicos del planeta Tierra y el gobierno de Estados Unidos solicita los servicios de una experta linguista llamada Louise Banks (Amy Adams) que con la colaboración del soldado Ian Donnelly (Jeremy Renner) y el coronel Weber (Forest Whitaker) tratará de descifrar cuál es el mensaje de los alienígenas y si al desencriptarlo este contiene intenciones pacíficas u hostiles. Esta idea central que bascula el núcleo del relato es la que consigue que la última cinta detrás de las cámaras de Denis Villeneuve se revele como una atípica muestra de ciencia ficción que poco tiene que ver con la vacua, ruidosa y peregrina que suele ejecutar normalmente la maquinaria hollywoodiense. El canadiense nos regala una de las mejores películas recientes adscritas a este género transitando caminos poco conocidos en este tipo de films de naturaleza comercial.
Dentro de su intencionalidad por magnificar lo minúsculo, por recurrir a la delectación del pequeño detalle La Llegada se plantea esas preguntas que el celuloide sobre invasiones extrarrestres no se atreve a formular amparándose en la acción, los subtextos sociales o políticos superficiales y la espectacularidad de naturaleza paupérrima. Denis Villeneuve y su guionista Eric Heisser eluden el clásico enfrentamiento bélico con los alienígenas y tratan de dilucidar cómo podría comunicarse el ser humano con ellos y qué métodos utilizaríamos para llegar a ese fin. Parece como si gran parte de la literatura y el cine fantástico siempre hubieran dado por sentado que ponernos en contacto con entidades extraterrenas se antojaría una tarea fácil, pero el libreto de la obra que nos ocupa (y suponemos que el relato original) trata de arrojar luz sobre la idea de que esa comunicación entre distintas especies sería el momento clave para un entendimiento entre ambas.
En ese sentido el fin mayor de una producción como Arrival es ensalzar el lenguaje y el uso del mismo (citando explícitamente la famosa "hipótesis Sapir-Whorf" o "relatividad lingüistica") más allá de su simple uso para la comunicación, adentrándose en terrenos metafísicos y psicológicos cuando el guión lo utiliza para coquetear acertadamente con los relatos sobre viajes temporales y sus correspondientes leyes, reglas, paradojas o percepciones dependiendo de quién sea la persona o entidad que lo "experimente". Con este material de primera calidad el director de Prisioneros aprovecha su talento e inventiva como artesano para que el potente relato que tiene entre manos no caiga en saco roto y de este modo llevarlo a imágenes ofreciendo la mejor cara de su personalidad como narrador de historias, consiguiendo algunos pasajes que se encuentran entre la mejor sci-fi actual adscrita a la ficción independientemente del medio al que se adscriba, ya sea audiovisual o escrito.
Con un ojo en Terrence Malick y otro en Andrei Tarkovski, algún apunte de sequedad que remite a la versión de Body Snatchers que Abel Ferrara rodó en 1993 para Stuart Gordon y Dennis Paoli (los autores de Re-Animator o From Beyond) y en la que también aparecía el actor Forest Whitaker dando vida a un militar, Denis Villeneuve ejecuta una obra cinematográfica que tiene mucho de experiencia sensorial (en ocasiones los efectos de sonido se convierten en la banda sonora y viceversa) apelando a la contención, a tensar la intriga como un cable de acero, a no dar todo masticado al espectador, eludiendo todo intento de fuego artificial o efectismo mal digerido y ejecutado, siempre pendiente de un guión equilibrado, sobrio, inteligente, un montaje medido con milimétrica delectación y unos personajes magnificamente perfilados, aunque con respecto a esto último sería de necios afirmar que los secundarios no dejan de ser carabinas para el lucimiento de una Amy Adams tan brillante como siempre.
Villeneuve depura su estilo y mejora su puesta en escena con cada nueva obra y en Arrival sus cada vez más notables virtudes minimizan sus exiguas debilidades. El quebequés realiza un trabajo titánico al no dejar pasar el más mínimo detalle en cuanto a la fotografía, sonido, banda sonora, efectos digitales (el no muy conseguido diseño de los extraterrestres es subsanado por medio de lo bien que interactúan con los personajes humanos en pantalla) o dirección de actores creando con todos estos apartados un compendio técnico y artístico que funciona al 100% de sus posibilidades, diseñando una atmósfera palpable y amenazante que se mueve entra la claustrofobia (la primera visita a la nave es un prodigio audiovisual en todos los aspectos) y una melancolía con la que el director de Enemy sabe poner alma dentro de un relato que estilísticamente parece transmitir una frialidad y distanciamento que finalmente resultan no ser tales.
Si ya es una injusticia que después de cinco nominaciones al Oscar Amy Adams no se haya llevado la estatuilla a casa el hecho de que este año no haya sido nominado por su labor en la cinta que nos ocupa, ni por la que realiza en Animales Nocturnos, de Tom Ford, es demencial. La Louis Banks a la que la protagonista de American Hustle da vida es el corazón que bombea sange a La Llegada, está abordada desde las entrañas, con una contención milimétricamente calculada y una implicación fuera de todo duda con sus acciones y decisiones. Villeneuve y Heisserer regalan un personaje inmenso a la actriz norteamericana y ella no desperdicia un ápice la oportunidad que le ofrecen, interpretando a uno de esos roles femeninos que deberían prodigarse más en el cine de Hollywood y con el que consigue eclipsar el nada desdeñable trabajo de sus compañeros de reparto que en ningún momento del metraje pueden alcanzar las cotas de verdad, fuerza y determinación que esta experta linguista consigue transmitir a la sala de butacas.
Gravity, Interestelar, Moon y ahora La Llegada, el cine de la segunda década del siglo XXI está viviendo un momento dulce a la hora de relanzar el celuloide espacial o extraterrestre gracias al talento de unos profesionales deseosos de romper barreras sin dejar de mirar atrás para alimentarse de los clásicos de tan fértil género cinematográfico. El canadiense Denis Villeneuve puede formar parte de este grupo de nuevos artesanos por derecho propio gracias a una pieza tan brillante como su último film, adscrito a un tipo de ciencia ficción que debería prodigarse más en nuestra carteleras. Aunque la prueba de fuego la tiene el quebequés con sus dos próximos proyectos, esa Blade Runner 2049 que ha rodado con el respaldo en la producción de Ridley Scott (otro autor, por cierto, de una magnífica película espacial como es Marte, de la que hablaré en un futuro) que dará continuación al clásico de 1982 basado en el relato de Philip K. Dick y esa nueva versión cinematográfica de la novela Dune de Frank Herbert en la que se embarcará dentro de poco y con las que demostrará si es capaz de mantenerse firme dentro de grandes sagas cinematográficas con largo bagaje de éxitos y fracasos en el mundo del séptimo arte.
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