Título Original Gongdong Gyeongbi Guyeok - Joint Security Area (J.S.A.) (2000)
Director Park Chan-wook
Guión Seong-san Jeon, Hyeon-seok Kim, Mu-yeong Lee, Park Chan-wook basado en la novela de Sang-yeon Park
Actores Lee Byung-hun, Song Kang-Ho, Lee Young-Ae, Kim Tae-Woo, Sin Ha-Gyun, Choi Sang-Woo, Kim Myeong-Su, Herbert Ulrich
Antes de darse a conocer internacionalmente y con ello conseguir el respeto de crítica y público con su famosa y alabada "trilogía de la venganza" compuesta por Sympathy For Mr Vengeance, Old Boy y Sympathy for Lady Vengeance el cineasta de origen surcoreano, Park Chan-wook, ya llevaba por aquel entonces a sus espaldas cuatro largometrajes. El cuarto de ellos es el que nos ocupa en esta ocasión, se estrenó en el año 2000 y su título es Joint Security Area (J.S.A) o Gongdong Gyeongbi Guyeok en su idioma original.
Dos soldados norcoreanos son encontrados asesinados en el Área de Seguridad Compartida militarizada que divide las dos Coreas. Todo apunta a que han sido asesinados por un soldado de Corea del Sur, lo que podría dar lugar a un nuevo conflicto entre las dos mitades del país. Allí será enviada una oficial del Departamento de Inteligencia Militar suizo cuyo origen es coreano para que investigue, desde la imparcialidad política, un extraño caso de homicidio que esconde tras de sí secretos, silencios y medias verdades que irán viendo la luz poco a poco y de manera gradual, aunque dando pie a un gran número de hechos trágicos.
Excelente película surcoreana basada en una novela del escritor Sang yeon-Park que no sólo me reconcilia con la filmografía de un señor que tras Old Boy nunca me había vuelto a convencer como cineasta, también confirma cómo en el país oriental llevan años estando a años luz del resto del globo terraqueo en lo que a realizar cine de calidad se refiere. Algo que ya se dejaba ver en obras de autores como Kim Ki-duk (Hierro 3, El Arco) Bong Joong-ho (The Host, Memories of Murder) o Kin Ji-woon (Encontré al Diablo, El Bueno, el Malo y el Raro) en las que la comunión total entre apartado técnico y artístico bordeaba en ocasiones la virtud.
Joint Security Area tiene un punto de partida muy parecido al del excelente film dirigido por Rob Reiner, escrito por Aaron Sorkin y protagonizado por Tom Cruise, Demi Moore y Jack Nicholson al que menciono en el subtítulo de la entrada. De modo que por ello también se emparenta con otras cintas posteriores como la meriotira La HIja del General de Simon West o la soberbia En el Valle de Elah de Paul Haggis. Pero lo más inteligente de la cinta de Park Chan-wook es que todo el entramado de thriller es una excusa para realizar una retrato soberbio, durísimo y deseperanzador del conflicto de Corea y la división que hay entre el norte y el sur del país por culpa de ideología política, un régimen dictatorial y colaboracionismo de corte internacional.
Pero la grandeza de (J.S.A) está en que hay una lectura más profunda aún que la política. Porque ese conflicto sirve al director como excusa narrativa, no ya para analizar la situación social de su país, sino para contarnos una historia mínima en la que se implica a cuatro personas que nos hacen ver lo la importancia de sentimientos como la amistad, la fraternidad, el compromiso o los lazos afectivos. Toda esta historia perfectamente hilada, construida, estructurada e interpretada enfatiza la absurdez e inanidad de las confrontaciones bélicas por culpa de banderas, religiones o ideologías diferentes. Llegando en su clímax final la obra a niveles de emotividad realmente remarcables que no conviene revelar aquí.
Park Chan-wook consigue momentos de un lirismo exquisito detrás de una violencia cruenta y descarnada, transmitiendo sensaciones poderosas con escenas como una persona atrapada en un campo de minas siendo salvada por quién menos lo espera, cuatro amigos intentando hacerse una foto mientras los retratos colgados en la pared de sus dos mandatarios políticos aparecen en el encuadre estropeando un momento tan emotivo, excelente alegoría, una puerta abriéndose y dejando entrar a un alto mando militar que destruye una relación de amistad aparentemente inquebrantable, un charco de sangre bañando una chapa de identificación y una bala, dos "hermanos" renegando el uno del otro por vivir bajo el yugo de dos mundos completamente opuestos separados por una estúpida linea divisoria o una fotografía en blanco y negro contando cuatro historias en una sola imagen.
La cinta mezcla el thriller policiaco, la denuncia social y el celuloide bélico. Park Chan-wook se desenvuelve enormemente bien en todos los apartados y con la ayuda de sus tres guionistas, uno de ellos el mismo autor de la novela en la que se basa el film, diseña un guión sólido, lleno de quiebros argumentales nada tramposos y totalmente justificados. Por el camino factura una excelente dirección de actores con un reparto que, como sucede siempre con el cine oriental en general y el surcoreano en particular, se entrega físicamente hasta lo extenuante para que el matiz psicológico de sus personajes se nos exponga en pantalla con complejidad y verismo.
A destacar la convicción, entereza y belleza Yeaong Ae-Lee, la fisicidad y dureza del siempre genial Kang-ho Song, inolvidable en The Host o Memories of Murder, el sentimiento de culpa y entrega de un Byung-hun Le, (no menos memorable en Encontré al Diablo, llevando la mayor parte del peso de la trama sobre sus espaldas y un dubitativo y psicológicamente debilitado Tae-woo Kim, el, aparentemente, eslabón débil de la cadena. Actores que bordan su trabajo ya sea en las intensas escenas de interrogatorio, en las distendidas secuencias compartidas en ese sótano en el que se realizan reuniones furtivas supuestamente inofensivas o en las de batalla dignas del mejor cine bélico.
Euskadi, Irlanda, Oriente medio, Vietnam. Mientras veía Joint Security Area (J.S.A) no dejaba de pensar en esas zonas en eterno conflicto a lo largo y ancho del planeta. En cómo amigos, padres, hijos o hermanos se declaran la guerra los unos a los otros por diferencias finalmente superficiales, anteponiendo egoístamente lo que nos separa a lo que nos une. Que todos somos personas civilizadas, y no debería existir porción de tierra, pensamiento o creencia que impidiera a cuatro amigos reunirse para beber, gastarse bromas, celebrar un cumpleaños o conmemorar estar juntos y poder compartir sus alegrías y miserias los unos con los otros.
La cuarta película como director dede Park Chan-wook debería de ser de visión obligada en institutos y universidades de todo el mundo, sobre todo en las asignaturas de Historia o Ética, por ser una oda en favor de la reconciliación, la amistad, la hermandad o la vida y un grito ahogado en contra de los sectarismos, los nacionalismos, los regímenes totalitarios y la intolerancia. Por descontado que desde aquí le doy las gracias al tipo pesado que me acosó brutalmente para que viera esta pequeña joya merecedora de ser redescubierta y puesta en el lugar de honor que merece.
Ya hace un par de meses que la "tengo", cómo no esta crítica le hace subir peldaños en la lista de "próximos", y a ver si así retomo el cine surcoreano y asiático en general, que con lo que amo a Ki-Duk no puedo permitirme no haber visto nada suyo... ¡Desde Hierro 3!
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