miércoles, 18 de julio de 2012

Hesher, harvester of sorrow, language of the mad



Título Original Hesher (2010)
Director Spencer Susser
Guión David Michôd, Brian Charles Frank y Spencer Susser
Actores Joseph Gordon-Levit, Rainn Wilson, Devin Brochu, Piper Laurie, Natalie Portman, John Carroll Lynch, Audrey Wasilewuski, Frank Collison, Lyle Canouse, Paul Bates



Interesante y atípica cinta indie americana impulsada por la actriz Natalie Portman que aquí ejerce tanto de actriz secundaria como de productora en los créditos del film. El largometraje estrenado en USA en 2010 no ha visto la luz en España (y a saber cuándo lo hará) pero tiene suficientes alicientes, aciertos y consigue transmitir tantas sensaciones extrañas que un servidor lo considera, una vez habíendolo degustado, un proyecto cuyo visionado no se debería dejar pasar.




T.J vive con su padre y su abuela. Los tres están intentando superar la muerte de su madre en un accidente automovilístico, pero desde aquel trágico día acontecido dos meses atrás el clan familiar no levanta cabeza. Un día T.J se encuentra con Hesher, un heavy melenudo de carácter antisocial y alocado que no sólo no dejará en paz al protagonista siguiéndolo por todas partes, también llegará a instalarse en su propia casa (con escasa o nula oposición de los parientes del niño) para ser uno más de los componentes de esta hundida familia.




Inusual y en algunos aspectos hasta original drama con toques de humor negro, surrealista e incluso cafre que por medio de un personaje inestable psicológicamente (al menos eso es lo que aparenta) hace un retrato harto interesante sobre la pérdida que supone la muerte de un pariente cercano y vital dentro de de un núcleo familiar por medio de una especie de terapia de shock de lo más bruta que también deja sitio a la simbología y las dobles lecturas o el subtexto por medio del rol del propio Hesher.




Hesher no deja de ser una cinta de cine independiente americano pero su peculiaridad radica en la aparición (que yo recuerde nunca explicada) de este heavy vago y tocacojones que no hace más que putear al pobre crío protagonista, no sabemos sí para con ello joderle la existencia o para hacerlo espabilar y así sacarlo de la apatía y la tristeza a la que la muerte de su madre le ha abocado a él y a su padre (enorme Rainn Wilson en regístro dramático a años luz de su mítico Dwight Schrute de The Office) que incluso asisten a inútiles terapias de grupo para superar tal perdida.




Curiosamente cuando Hesher se muda a la casa de TJ no toma una actitud activa, allí lo único que hace es vaguear, molestar y ser poco más que un mueble, pero crea un vínculo de amistad y empatía con la abuela (memorable  Piper Laurie) que en ese momento (aunque sus parientes no lo sepan o quieran ver) es el núcleo y piedra angular de la familia. Pero su relación más directa es con TJ al que hace la vida imposible y eso que el pobre chaval ya de por sí lo pasa bastante mal por culpa de un acosador en el colegio y por estar enamorado de una cajera de supermercado (correcta Natalie Portman) bastante mayor que él.




A estas alturas es innecesario decir que Joseph Gordon Levitt es además de un gran actor uno de los mejores intérpretes de su generación, sus roles en Brick, Mysterious Skin u Origen así lo atestiguan. En Hesher se come la pantalla interpretando al personaje homónimo. A pesar de parecer un demente revientapelotas, destila carisma, se gana la simpatía del espectador y su complicidad, aunque muchas de las perrerías que le hace a TJ son reprobables despiertan una sonrisa y cuando él recibe lo suyo también (mítica patada en sus partes por parte del crío que ya no puede más) es inevitable carcajearse.




Pero lo mejor es que el papel de Hesher es el MacGuffin del film, el catalizador de que la herida de la familia se vaya cerrando poco a poco pero pagando un caro peaje por el camino. Ese melenudo, sucio y pelotudo es una metáfora de que cuando la vida se pone cuesta arriba y te quita algo importante debes mirar al frente y valorar lo que aún posees o lo acabarás perdiendo también. Teniendo como culmen de esa teoría ese final con el monólogo sobre el testículo perdido y el peculiar "paseo" (escena bastante emocionante) en el que por fin los protagonistas pueden pasar página de una vez.




Recomendable rareza en la que poco falla (puede que el personaje de Natalie Portman no dé a la historia todo lo que podría haberle ofrecido, que no es poco, pero podía haber sido más) y que deja unas extrañas, pero auténticas, sensaciones en el espectador al final del metraje. Al igual que gran parte de A Dos Metros Bajo Tierra de Alan Ball una película como Hesher nos habla de exprimir nuestra existencia al máximo sin dejarnos derrotar por las adversidades porque vivir para uno mismo soluciona muy pocos problemas, ya sean personales o ajenos, y si para convencernos de ello tiene que venir un melenudo monórquido y psicológicamente inestable a darnos de hostias a ritmo de Metallica que así sea.



No hay comentarios:

Publicar un comentario