Título Original Chronicle (2012)
Director Josh Trank
Guión Max Landis y Josh Trank
Actores Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly, Ashley Hinshaw, Anna Wood, Joe Vaz, Luke Tyler, Matthew Dylan Roberts
Cuando vi el trailer de Chronicle, el debut en la dirección de Josh Trank, hace unos meses no me llamó la atención lo más mínimo. Aquellas imágenes promocionales me dieron la impresión de publicitar la típica película para adolescentes sobre unos adolecentes que consiguen poderes sobrenaturales y acaban convirtiéndose en una especie de semidioses. Todo utilizando la excusa del tono superheróico para contarnos lo de siempre y de una manera distante y pueril dentro de los cánones hollywoodienses más encorsetados.
Por suerte, nada más alejado de la realidad. Chronicle es una de las reflexiones más inteligentes y e interesantes que se ha visto en muchos años sobre los seres superpoderosos y los actos que pueden llevar a cabo, con mucho más mérito si tenemos en cuenta que el proyecto se encuentra dentro del cine comercial americano, a pesar de ser una producción bastante modesta en casi todos los aspectos. Pero también, y contra todo pronóstico, puede considerarse uno de los largometrajes más destacados de lo que llevamos de 2012.
Andrew, Matt y Steve, son tres amigos de Portland que una noche de borrachera al salir de una fiesta deciden entrar en un agujero en la tierra que hay en una zona cercana a los bosques de la localidad en la que viven. Allí encuentran una especie de meteorito de origen extraterrestre que les confiere poderes sobrenaturales al mantener contacto con él. Días después los tres chicos pueden mover objetos por medio de la mente y resistir golpes sin inmutarse. Poco a poco irán depurando y aumentando sus capacidades sobrehumanas de manera peligrosa para ellos y las personas que les rodean.
Chronicle es una interesantísima mixtura de géneros y conceptos que contra todo pronóstico elude con pericia y acerada profesionalidad todos los clichés del celuloide de adolescentes o subvierte los pocos a los que hace concesiones. No sólo para ofrecer una memorable pieza cinematográfica, sino también una nada condescendiente metáfora sobre cómo el abuso y la acumulación desmedida de poder corrompen la esencia del ser humanos mismo y lo incita a llevarlo a un camino de autodestrucción de proporciones desorbitadas.
En lo formal y conceptual la ópera prima de Josh Trank se adhiere al tan de moda y por desgracia sobreexplotado found footage. Pero sus autores tienen el ingenio de invertir o modificar las constantes estilísitcas de este subgénero. Por ejemplo, cuando el personaje de Andrew domina sus poderes deja de llevar su cámara de vídeo con las manos y la controla telekinétikamente. Esto no sólo traiciona, con ingenio y sin trampas, la naturaleza de metraje encontrado, también como idea inteligentísima permite a los personajes (al ser conscientes de la presencia de la cámara, que forma parte de la trama) en más de una ocasión romper la cuarta pared y dirigirse directamente al espectador.
Si en la forma Chronicle es una muestra más de found footage en su fondo es una versión naturalista del cine de superhéroes. En este sentido tampoco escasean las ideas acertadas, como los homenajes al mundo del cómic, el meteorito o roca extraterrestre parece sacada de la Fortaleza de la Soledad de Superman, el hecho de que no veamos en pantalla como los personajes descubren sus poderes, cuando los ponen en práctica en el film ya los están controlando y depurando, o cómo el entorno influye sobre los protagonistas, sus decisiones y su manera de emplear sus nuevas dotes sobrenaturales.
Porque posiblemente el mayor acierto de Chronicle sea que consigue hacer creíble la presencia de personas con superpoderes en un mundo totalmente real y reconocible para el espectador y como las cuestiones personales o sentimentales pueden influenciar en el (mal)uso de esos dones. Esclarecedor es que los malos tratos en el entorno familiar y el bullying sean detonantes de que uno de los personajes desate el caos que finalmente se ve en ese crepúscular clímax deudor hasta la médula de la clásica versión cinematográfica que Katsuhiro Otomo hizo de su propio manga, Akira, pero añadiéndole a ese cierre algún apunte de la lucha mental entre Darryl Revok y Cameron Vale de la magnífica Scanners del canadiense David Cronenberg.
Los personajes están escritos sobre estereotipos reconocibles del cine adolescente, pero Josh Trank y su co guionista Max Landis, hijo del director John Landis, consiguen hacerlos creíbles, con cierta profundidad y sobre todo, saben retratarlos como los niños que realmente son y que por esa irresponsabilidad, normalmente intrínseca en la naturaleza inmadura de los adolescentes, el uso que hacen de sus recién adquiridos poderes es inadecuado, desproporcionado y hasta peligroso. El trío de actores formado por Dane DeHaan, Alex Russell y Michael B. Jordan lo hace bastante bien y realizan una labor muy meritoria.
Chronicle es una cinta a redescubrir, un producto de considerable calidad que destaca sobre el resto de cintas del cine norteamiercano de corte comercial. A pesar de su modestia como conjunto, sus humildes pero efectivos efectos digitales, siempre al servicio de la historia, escritura de acero, dirección magnífica con momentos de puro genio y reparto más que competente, la ópera prima de Josh Trank tiene grabada a fuego en su piel la condición de cinta de culto. El tiempo la pondrá en su sitio y Hollywood ya se ocupará de pervertir con secuelas la pureza de su esencia y echar a perder el talento de sus creadores encomendándoles productos comerciales de medio pelo.
Totalmente de acuerdo contigo Armin, pedazo de entrada por la puerta grande de Josh Trank. Sólo lastrada en ocasiones por esa obligación de la cámara en mano, pero como dices, incluso las desventajas que puede presentar este hecho la solventan de manera genial con los poderes del personaje.
ResponderEliminarLos chavales también cumplen de sobra, y los efectos especiales están bastante conseguidos a pesar del bajo presupuesto, menos la especie de póster de fondo al final de la película, que cantaba horrores. Esperaba bastante menos de un producto en parte de la fábrica MTV, pero casi que ha sido mejor así, porque es de las mayores sorpresas que me he llevado en el cine.
Y destacar los guiños a los cómics y ese final casi calcado a Akira, muy bien dirigido y espectacular en la pantalla grande. Por desgracia, el talento de Trank será como dices malentendido para ponerle a hacer gilipolleces varias pensadas para recaudar. Quizá le llamen para la secuela de Soy el número cuatro...
La verdad es que ha sido una sorpresa y una película que con el tiempo será reconocida, no me cabe duda. Y sí, todo tiene pinta de que a Trank lo van a despedazar en Hollywood, pobre hombre con lo que promete.
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