Título Original Q & A: Questions & Answers (1990)
Director Sidney Lumet
Guión Sidney Lumet basado en la novela de Edwin Torres
En 1990 el veterano Sidney Lumet volvió a uno de los terrenos en los que mejor se movía, el del policiaco. De nuevo decidió hacer un retrato complicado y nada amable de cierta parte de las fuerzas de la ley estadounidenses siempre basándose en lo reflejado en la novela del juez y escritor de origen puertorriqueño Edwin Torres (autor también de la historia que dio pie al soberbio film Carlito's Way de Brian de Palma) libro que adaptó el mismo director que trabajó en solitario con el guión del proyecto.
Al Francis Reilly (Timothy Hutton), un ayudante del fiscal del distrito es asignado para investigar el asesinato de un delincuente puertorriqueño por parte de uno de los policías más reconocidos del Distrito 34, Michael Brennan (Nick Nolte). Dicho agente de métodos expeditivos y contrastada violencia es culpable del crimen, pero recibirá el respaldo de compañeros y jefes que confiaran ciegamente en él hasta que entre en escena un mafioso latino llamado Bobby Tex (Armand Assante) que posee valiosa información sobre lo ocurrido en el día del asesinato.
Questions & Answers es un muy buen film sobre corrupción policial que no llega a la excelencia por culpa de algunos fallos que lastran su acabado como conjunto cinematográfico. Cierta irregularidad (en fondo o forma) en sus productos es un seña de identidad en pequeña parte de la filmografía del director de Antes que el Diablo Sepa que Has Muerto. Ya que si bien hablamos de un autor que cuando hacía plenos su labor era intachable (12 Hombres Sin Piedad, El Príncipe de la Ciudad) también en algunas de sus obras no capeaba el temporal con éxito al 100% (Network: Un Mundo Implacable) llegando también a rodar films bastante olvidables. Pero esa es otra historia.
Hay en el film que nos ocupa una interesantísima historia sobre policías corruptos, fiscales del distrito impetuosos e idealistas y hasta mafiosos con cierta pátina de honor. En ese terreno Sidney Lumet se mueve con soltura y la veterania que se esperaría de un cineasta tan curtido como él. La trama central funciona como un reloj suizo y los tres personajes que la sustentan y desarrollan tienen una solidez y entereza, tanto en el guión como en la labor de los actores que les dan vida, del todo intachable. Pero el problema surge con las subtramas, sobre todo en la centrada en Nancy, una esforzada pero poco convincente Jenny Lumet, hija del director.
La historia de amor entre Al y Nancy no es creíble, está mal perfilada, pobremente desarrollada y peor aún, no aporta nada a la historia en ningún sentido, porque ni impulsa el desarrollo de la misma ni enriquece en manera alguna el personaje de Timothy Hutton, que sería el principal implicado en dicha relación sentimental y los dilemas morales y emocionales que la situación le debería plantear en un plano psicológico. Todo lo que en esta historia suplementaria sucede ralentiza el ritmo del film y lo que acontece en la trama central, que es lo que verdaderamente importa.
Pero Lumet se hace fuerte cuando saca a relucir los trapos sucios de los policías de New York y nos muestra personajes interesantes que luchan a brazo partido por sus intereses (algunos altruistas, otros puramente personales). Su visión sobre la corrupción de la ley (que llega hasta la política) es mucho más desencantada y cruda que en productos como Serpico o El Príncipe de la Ciudad y esas calles que retrata con elegante pero sucia nocturnidad con la ayuda de la dirección de Andrzej Bartkowiak muestran una ciudad de New York peligrosa y cruenta que nos recuerda a la de Taxi Driver.
A que la trama central del largometraje tenga entereza y cohesión ayuda un trío actoral magnífico y perfecto en sus papeles. Un inolvidable Nick Nolte representa todo lo podrido que hay dentro de la policía de New York. Un agente veterano de vuelta de todo, racista, clasista, xenófobo, de gatillo fácil, pero carismático y con una arrolladora personalidad con la que se gana la confianza de sus compañeros. Hasta en sus últimas palabras del film consigue poner una sonrisa en un espectador al que no le queda más remedio que admitir que ha sido seducido por un horrendo hijo de puta.
Timothy Hutton ganó un Oscar a los 20 años por su papel secundario en Gente Corriente, la ópera prima de Robert Redford como director estrenada en 1980 y siempre se quedó en eterna promesa, dando forma a una carrera bastante irregular. En Q & A ofrece una muy buena actuación que nos permite vilsumbrar a ese fiscal del distrito que no se acobarda ante la corrupción y las amenazas de muerte, pero no es creíble como despechado amante de la chica del gangster, mismamente porque la historia amorosa del film que he mencionado con anterioridad no funciona.
Curiosamente el personaje que me parece más interesante del largometraje es el Bobby "Tex" Texador que interpreta Armand Assante, actor bastante olvidado que tienen en su haber algún rol memorable, aunque el pobre hombre en la actualidad tiene pinta de cadáver, la edad y la naturaleza no perdonan. Bobby Tex es un gangster entre elegante y hortera, implicado en negocios turbios, pero con un código de lealtad y autosuficiencia inquebrantable y que realmente quiere a su mujer. El protagonista de Gotti le inyecta personalidad, físico particular, contención y un acento muy trabajado. Su labor es de las más destacables de su carrera.
Como ya he comentado, muy acertado trabajo de Lumet, con muchas de sus constantes en la trama (corrupción, lealtad, redención, honor) un reparto destacable (mención también para secundarios competentes como los de Charles S. Dutton, Luis Guzmán o Paul Calderon), dirección ejemplar y guión interesante cuando no se pierde en las subtramas y personajes florero. Al conjunto hay que sumar un montaje deficiente pero que no molesta en demasía. A pesar de ser un film con sus más y sus menos no deja de mostrarse como una clase ejemplar de buen cine en la que otros directores o guionistas posteriores como Ben Affleck, Michael Mann, Jean François Richet o David Simon y Ed Burns se reflejaron a la hora de dar forma a muchas de sus obras.
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