Título Original Grant Morrison, Talking With Gods (2010)
Director Patrick Meaney
Documental de 2010 de corte biográfico y retrospectivo dirigido por el realizador Patrick Meaney sobre el guionista escocés Grant Morrison, una de las personalidades más destacadas, geniales y arriesgadas del mundo del noveno arte. Tras años escribiendo en Inglaterra, Morrison formó parte de esa nueva ola de talentos británicos formada por autores como Alan Moore, Neil Gaiman, Garth Ennis, Warren Ellis o Mark Millar que llegaron al mundo del tebeo estadounidense en la segunda mitad de los años 80 y la primera de los 90 para revolucionarlo en fondo y forma durante años con obras como Watchmen, Sandman, Predicador, The Authority, Transmetropolitan o Hellblazer.
Talking With Gods narra por medio de entrevistas con el propio Grant Morrison, amigos y allegados de este o colaboradores entre los que se encuentran lo más granado del mundo del cómic occidental, su vida personal y profesional desde su niñez hasta su consagración como uno de los guionistas más revolucionarios del mundo de la viñeta. Todo desde un punto de vista en el que predomina el análisis artístico, no sólo de su obra como guionista, sino de sus vivencias (incluso extrasensoriales), sus influencias como autor o sus experiencias más allá de la creación de obras dentro del universo del cómic.
El documental se inicia, como es lógico, con la infancia de Morrison en su Glasgow natal en el seno de una familia humilde. Su padre era un veterano de la Segunda Guerra Mundial obsesionado con un posible ataque nuclear que llevaba a un joven Grant a manifestarse en bases militares para denunciar la proliferación de este tipo de armamento. Su madre en cambio era una mujer encantadora pero un tanto inestable mentalmente que era capaz de decirle a su hijo de 8 años que ellos provenían de las estrellas sin el añadido de una explicación coherente (si la había) para el tierno niño. Con esta adolescencia digna de la del inolvidable Philip J. Fry de la soberbia serie Futurama es lógico que el bueno de Grant haya cultivado esa mente enfermiza a la hora de narrar historias.
Los primeros minutos de metraje abarcan desde sus inicios como guionista (e ilustrador bastante resuelto, que no todo el mundo lo sabe) en su Escocia natal hasta su paso a la mítica revista británica 2000 A.D. Durante ese periodo tuvo su primer cruce y rencilla con el maestro Alan Moore, cuando a Morrison le encargaron continuar con las aventuras de Marvelman que había escrito el barbudo inglés. Mítica es la anécdota de la carta de Moore recomendándole a Grant que no escribiera ese cómic. Por aquel entonces nació una sana rivalidad entre el dúo de autores que tienen dos miradas casi antagónicas, sobre todo a la hora de abordar el mundo de los superhéroes. El mago loco de New Hampshire prefiere la deconstrucción y la mirada nihilista o crítica, en cambio el de Glasgow apela por la luminosidad y el sense of wonder de corte más clásico, como se ha podido ver en All Star Superman o su Batman post Batman R.I.P
A finales de los 80 dio el salto al mundo de la viñeta norteamaricana cuando DC le encargó el relanzamiento de un personaje poco conocido o más bien olvidado llamado Animal Man. En dicha colección le dieron libertad total para hacer y deshacer a su antojo impulsando la misma a cotas de genialidad con considerable talento jugando de manera inteligente con el personaje, llevándolo a extremos nunca transitados y haciendo un uso ejemplar del metalenguaje apareciendo él mismo como un rol más en el cómic. ¿Primera muestra de su egocentrismo? puede, pero ya fueran todos los arrebatos megalómanos tan inteligentes como este. Más tarde tomó las riendas de otra serie con personajes clásicos, Doom Patrol, a la que daría la vuelta también de manera considerable y llenaría de pasajes lisérgicos y surrealistas, de nuevo con bastante manga ancha por parte de la editorial a la hora de abordar a este grupo de superhéroes decididamente outsiders.
En 1989 llegamos a un punto de inflexión no sólo en el documental sino también en la carrera de Morrison. Se edita la novela gráfica Arkham Asylum: A Serious House on Serious Place una obra que supuso una atípica y radical visión del mundo del personaje de Batman, que en la trama era introducido en el famoso sanatorio mental para delincuentes de la ciudad de Gotham con la presencia allí de sus enemigos el Joker, Dos Caras, El Sombrerero Loco o Killer Croc, entre otros. Mientras a modo de flashback se nos narraba la trágica vida de Amadeus Arkham, el fundador de la institución. A pesar de un prodigioso guión y un magistral dibujo de Dave McKean el trabajo era tan atípico en su construcción y conceptualidad que corría el riesgo de ser un fracaso comercial. Nada más alejado de la realidad.
De la noche a la mañana Grant Morrison pasó de ser un guionista de cómics que se abría camino en el mundillo empezando a despuntar por su talento a un autor millonario que vendió 120.000 copias de su última obra en tan sólo el primer día, recibiendo un dolar por cada una de ellas como bien comenta en el documental. El negocio estaba hecho, Batman le dio su gran éxito a Morrison. En ese momento de su vida, principios de los 90, es cuando Grant decidió viajar, conocer mundo, dejar de ser un joven introvertido que incluso tenía miedo de estar cerca de mujeres y también como no, empezar con sus célebres coqueteos con las drogas. Este es otro punto interesante en el documental, ya que se ve que la fama de drogadicto que tiene desde hace años no le hace mucha gracia, aunque haciendo honor a la verdad gran parte de culpa es suya por promulgar sus escarceos con los estupefacientes de manera tan alegre.
El mismo Morrison confiesa que durante los 90 su uso y abuso de todo tipo de drogas fue desmesurado (según comenta durante el periodo de escritura de su etapa con la JLA de DC siempre estaba colocado). Pero que con el inicio de la siguiente década se dio cuenta de que ya había tenido suficiente, que todo el camino que tenía intención de recorrer en ese mundo había terminado y que no ha vuelto a ese tipo de vida posteriormente. Curiosamente muchas de esas experiencias con las sustancias ilegales se ven reflejadas en sus trabajos, sobre todo en la que se considera, no sabría decir si su opus magna, pero sí su obra más personal y quintaesencial. Los Invisibles.
Este es otro detalle que llama mucho la atención. Morrison confiesa que en sus historias (muchas de ellas adscritas a la fantasía distópica o burroghsiana y que poco tienen de realistas) hay bastantes apuntes autobiográficos. La influencia de la imagen de su padre en Flex Mentallo, la suya propia en el inolvidable King Mob de Los Invisibles (genial lo de que el personaje cayera enfermó cuando el mismo Morrison lo estuvo en la realidad) o cuando su gato estaba mal de salud y dicha situación le sirvió de punto de partida para la soberbia El Asco (The Filth). Curiosamente estos apuntes siempre tienen lugar en las obras más personales de Morrison o lo que es lo mismo, en las que escribe normalmente para la línea Vertigo de DC.
Otro de los alicientes más interesantes del documental son las declaraciones, no sólo de amigos y conocidos de Morrison o de expertos en su obra, sino también de colegas dentro del mundo del cómic como los guionistas Warren Ellis, Geoff Johns, Mark Waid, Matt Fraction, Jason Aaron, la editora Karen Berger, la actriz Amber Benson (Buffy: La Cazavampiros) o dibujantes que han colaborado con él como Cameron Stewart, Jill Thompson, Phil Jiménez, Frazer Irving, Chris Weston y sobre todo su compatriota y casi vecino, el inmenso Frank Quitely. Con este último Grant demuestra tener un especial afecto ya que junto a él ha dado forma algunas de sus mejores obras como All Star Superman, Nuevos X-Men, Flex Mentallo o We3. Quitely es el colaborador con el que más trabaja codo con codo y en el que posiblemente más confíe a la hora de transformar sus palabras en imágenes.
Esta obra audiovisual es rica en todo tipo de material relacionado con su protagonista. Podemos encontrar cientos de imágenes y fotografias que van desde su infancia, pasando por a su época capilar (que abandonó voluntariamente cuando decidió raparse al cero a principios de los 90) sus años como músico de rock en una banda o su época hortera en el plano estético. También hay material audiovisual sobre su mítica conferencia de 45 minutos (en la que afirmó ir hasta el culo de alchohol y drogas) en el festival Desinfo del año 2000 y como es lógico imágenes de todas y cada una de sus obras como guionista, ahondando más en unas que en otras.
En ese sentido se echa de menos algo más de información sobre sus trabajos adscritos al cómic más comerical y el de superhéroes. Se pasan bastante por alto o se incide poco en colecciones como All Star Superman, Arkham Asylum, Nuevos X-Men, JLA o su última y polémica etapa con Batman e incluso se obvia la existencia de Gothic, otra historia bastante recuperable del Hombre Murciélago que el escocés escribió para la colección Legends of the Dark Knight a principios de los 90 y que gana bastante con las relecturas. Aunque también es cierto que obrás más personales y bastante existosas suyas como El Asco o We3 se pasan casi por alto y sólo se mencionan de pasada. Pero indudablemente esta pequeña mancha no ensombrece en ningún sentido el documental y sus logros.
Grant Morrison: Talking With Gods es un magnífico documental. Está bien construido y narrado, ofrece copiosa información sobre su protagonista en boca del mismo o por mediación de los que le conocen y hace un exhaustivo análisis de su obra o sus influencias culturales e históricas que van desde la contracultura a la literatura beat, pasando por la Magia del Caos o la obra del escritor esotérico Aliester Crowley. También podemos conocer su casa, la zona donde vive, a su extravagante (como no podía ser menos) mujer Kristan y la habitación de su casa de Glasgow donde suele escribir sus guiones rodeado de sus gatos.
Estamos ante un trabajo genial que es indispensable, no sólo para los que seguimos la obra de este prolífico, genial y polémico autor, también para todo aquel amante del mundo del cómic, que quiera descubrir algunos puntos interesantes sobre qué se esconde detrás de este negocio, los problemas que hay para salir adelante en los primeros años si se es guionista o ilustrador y con ello así enfrentarse a un proyecto fílmico imprescindible para todo aquel que vea algo inabarcable en el acto de crear arte. Ahora sólo queda esperar que Patrick Meaney estrene ese otro documental llamado Captured Ghosts que analiza otra de las personalidades mayúsculas del universo de la viñeta occidental actual. La de el gran Warren Ellis.
Hombre, Jose un honor leerte por aquí.
ResponderEliminarPues mira, si tú no tienes claro como es realmente Morrison, considerante yo la persona (posiblemente) más experta a la hora de conocer y analizar su obra en todo el país no lo tendrá nadie.
Lo de los subtítulos era imprescindible, es que como bien dices ese acento cerradísimo no hay quien lo entienda, es de Glasgow profundo el muy cabrón. Para encontrármelo en un Salón del Cómic y que se ponga a hablarme de la Magia del Caos y no me entere de una mierda.
Un saludo Jose, nos vemos.
Muy interesante el articulo, como siempre vamos.En lo que no coincido es lo de las posturas antagónicas de Moore y Morrison con respecto al medio y los superheroes.No son antagónicos sino más bine idénticas, ambos deconstruyeron (cunado no destruyeron directamente) primero para reconstruir después. Lo suyo viene de esa necesidad (freudiana?) de "matar al padre" por parte de Morrison al cual siempre le a gustado tocarle los cojones a Moore. Por su parte Moore tragó/traga mal la postura de chico terrible de Morrison, probablemente por que se ve reflejado en muchos aspectos de él y por que siente que usufructa sus ideas. En cualquier caso rivalidad entre un autor asentado y otro emergente (en origen)pero no precisamente por divergencia de sensibilidades sino pro compartir un mismo espacio teórico, estilístico e ideológico.
ResponderEliminarLa mayor diferencia entre ambos la veo en que, como he comentado, Moore tiene una visión más oscura y puede que incluso negativa (no siempre, pero sí en bastantes de sus obras) del superhéroe como tal, en cambio Morrison es más dado a dejarse imbuir por el lado luminoso del mismo, no hay más que ver que incluso un personaje como Batman que llevaba años con un matiz más urbano y tenebrista ha recuperado por mediación suya cierta parte del tono colorido que tenía en los 60 y 70.
ResponderEliminarLo de que Moore y Morrison son muy parecidos es totalmente cierto y yo lo afirmo (de ahí que sean mis dos autores favoritos), cuando hablaba de qué los diferencia no me refería sus maneras de ver el medio sino a como abordan a los superhéroes desde el punto de vista del icono.
A mí me gusta la rivalidad que tienen y que a pesar de ser autores que tratan temas muy parecidos y con casi el mismo talento el uno es la antítesis del otro, al menos de cara al público y por eso sus egos chocan. Sirvan de ejemplo los dos documentales que los retratan. El de Morrison se centra en su obra y su vida, el de Alan Moore (el magnífico The Mindscape of Alan Moore) es utilizado por el guionista para reflexionar sobre nuestra sociedad y entorno (temas en principio más trascendentales) dejando bastante de lado su obra como escritor.
Deberían protagonizar una sitcom en plan Los Roper o Un Hombre en Casa a la de ya.
Haz el favor de no argumentar tan bien Jose, que dejas en evidencia mi entrada ja,ja,ja.
ResponderEliminarAhora en serio, estoy bastante de acuerdo con lo que planteas sobre todo en lo que ya he comentado sobre que los superhéroes de Moore son (en cierta manera) oscuridad y los de Morrison luz, eso resumiéndolo en pocas palabras.
Yo creo que son dos autores que se complementan, en muchos aspectos tienen muchas inquietudes y teorías en común (el concepto de revolución, el retrato de sociedades distópicas y hasta conspiranóicas) pero seguramente si son dos maneras de ver al superhéroe bastante opuestas. Y si ya nos metieramos en sus trabajos más personales y críprticos estaríamos aquí dialogando un mes sobre en qué se parecen y en qué se diferencian.