miércoles, 8 de noviembre de 2017

Stranger Things 2, ¿truco o trato?



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El estreno de la primera temporada de Stranger Things en la plataforma de streaming Netflix el pasado 2016 fue uno de los acontecimientos del año. La serie creada por los hermanos Matt y Ross Duffer se adscribía a la ola imperante de nostalgía por el cine comercial americano de los años 80 y amalgamaba en su impronta referencias que iban desde Los Goonies a La Cosa, pasando por la literatura de Stephen King o las producciones de la Amblin de Steven Spielberg. La historia estaba protagonizada por una pandilla de niños residentes en la ciudad ficticia de Hawkins y el posterior descubrimiento de una organización secreta del gobierno que había utilizado como cobaya humana a una misteriosa pequeña a la que se conoce simplemente por “Eleven”, el número que tiene grabado en su brazo, y que pronto daba muestras de poseer poderes sobrenaturales. El relato de los Duffer funcionaba de manera impecable gracias a la cohesión que daban a su ingente cantidad de referencias ficcionales por medio de un guión muy bien estructurado y un reparto en el que tanto los actores adultos como los infantiles se encontraban en un innegable estado de gracia. Aunque el estreno de Stranger Things fue un enorme éxito, antes del mismo Netflix ya había dado el visto bueno a los hermanos Duffer para empezar a idear una segunda temporada ofreciendo de este modo los responsables de dicha empresa una confianza ciega en el proyecto. Poco más de un año después, el pasado 27 de octubre, la segunda temporada de la serie fue subida íntegramente a la plataforma y después de haberla visto ya podemos dar un veredicto sobre ella.




Con respecto a esta segunda temporada Matt y Ross Duffer no se han complicado la vida y han ido a lo seguro realizando un émulo más que notorio de la primera tanda de episodios, en ocasiones casi antojándose un remake de aquella debido a la reutilización de conceptos, tramas y hasta señas de identidad que fueron celebradas por los fans en 2016 durante el debut de la serie y que aquí vuelven a hacer acto de presencia. En este sentido el producto pierde el encanto del factor sorpresa, la ruptura singular que supuso la producción a la hora de ofrecer una pieza fresca y multiforme que conseguía emulsionar un producto de calidad más allá del contexto espaciotemporal en el que se desarrollaba el relato que en él nos era narrado. Desde esta perspectiva podemos afirmar que no hay nada nuevo en el horizonte, sólo la repetición de una formula exitosa que el año pasado funcionó a las mil maravillas y que tanto los responsables del show como los productores del mismo han tratado de duplicar de la manera más fiel posible. Por suerte donde si han cambiado las cosas notablemente en Stranger Things es en su apartado técnico, que cuenta en esta ocasión con unos medios considerablemente mayores para que los Duffer desplieguen todo su imaginario visual y argumental.




El aumento de presupuesto para esta Stranger Things 2, y que ya se vislumbraba en los trailers promocionales de la temporada, hace que la puesta en escena de los Duffer no se diferencie demasiado de la de cualquier producción cinematográfica hollywoodiense y gracias a ello los hermanos pueden ser mucho más ambiciosos a la hora de dar forma en imágenes lo que previamente habían ideado en papel y esta vez sin las restricciones que tuvieron que acatar durante la primera temporada. Desde la disponibilidad de muchas más localizaciones, pasando por la utilización más asidua de grandes angulares, tomas a vistas de pájaro o planos cenitales y llegando al diseño de unos excelentes efectos especiales en los que destacan un maquillaje concienzudamente elaborado y unos CGI muy superiores a los de la anterior temporada (que tampoco eran desdeñables) y que son ejecutados sabiamente como a la hora de dar vida a D’Artagnan, donde la dosificación del pixel juega a favor de la creación del susodicho y su implicación en la narración. Al igual que en la primera temporada Shawn Levy (Noche en el Museo) y en esta ocasión también Andrew Stanton (John Carter) y Rebecca Thomas (Electric Children) toman el relevo de los Duffer en algunos episodios y manteniendo el look visual impuesto por estos acometen con profesionalidad su labor en la realización.




En esta ocasión es en el guión donde encontramos el mayor fallo de Stranger Things 2 y aunque dicha deficiencia no hiere de muerte al conjunto de la temporada sí se antoja como una inclusión tan innecesaria como evitable. Aunque la historia se toma su tiempo para arrancar mientras trata de contextualizar en qué situación se encuentran los personajes un año después de lo acontecido en la primera temporada los Duffer consiguen captar nuestra atención desde el mismo arranque y a partir de ahí comienzan a construir dos tramas paralelas que en la recta final convergerán en una sola, la primera centrada en todo el grupo de amigos de Hawkins y tomando a Will como epicentro del relato y la segunda centrada en Eleven y su evolución como rol de capital importancia en el programa. Ambas tramas discurren adecuadamente con un desarrollo adecuado y coherente hasta que llegamos al séptimo episodio y la inclusión del grupo de Kali. Presentada en el cold opening del primero episodio, olvidada hasta más de la mitad de la temporada, y recuperada en el capítulo The Lost Sister toda la historia del personaje de Linnea Berthelsen y su grupo de punks delincuentes no sólo rompe el ritmo de lo que hasta ese momento había acontecido, sino que se revela de cara al espectador como una entrega totalmente desubicada en el contexto de la temporada con la única excusa de dar una nueva profundidad a Eleven que podía haber experimentado previamente con un hecho mucho más importante como fue encontrar a su madre.




Una vez más son los personajes y los actores los que consiguen dar alma y corazón a Stranger Things y dicha responsabilidad recae en un reparto cada vez más cohesionado que en esta ocasión se ha visto reforzado por nuevos fichajes que no desentonan con el conjunto del casting. Mientras Gaten Matarazzo, Finn Howard y Caleb McLaughlin mantienen el carisma y la química que ya se dejaban notar en la primera temporada esta vez es Noah Schnapp, que se ausentó casi toda la primera tanda de episodios, el que se desquita dando todo un recital interpretativo como Will. En cuanto a los nuevos fichajes muy bien Sadie Sink como Max, esforzado Dacre Montgomery como Billy, notable Paul Reiser en la piel del Doctor Owens y entrañable Sean Astin como Bob Newby, uno de esos personajes que en principio parece ser algo que finalmente no es. Pero para el que esto firma los dos actores que mejor interactúan en pantalla y que más pasajes memorables comparten son David Harbour y Millie Bobby Brown componiendo una muy creíble relación paternofilial entre Jim Hooper y Eleven en la que ambos actores se marcan un tour de force para quitarse el sombrero y que puede considerarse uno de los mayores aciertos de la temporada. Con respecto al resto mencionar que Winona Ryder está mucho más contenida, y creíble, que en la temporada anterior y que la, muy bien perfilada, relación entre los personajes de unos cómplices Natalia Dyer y Joe Keery deja un poco arrinconado a Charlie Heaton, algo que posiblemente utilicen como excusa los Duffer para eliminar a Jonathan de la serie si no se soluciona lo de su reciente polémica.




Tomando esta vez como referentes producciones adscritas a Steven Spielberg como Encuentros en la Tercera Fase, E.T o Gremlins, convirtiendo en cada vez más obvios sus homenajes a los años 80 (la explicitud con Los Cazafantasmas e incluir en el reparto al protagonista de Los Gooines y al secundario más insufrible de Aliens: El Regreso denota poca sutilidad) y con algunos fallos de guión previamente apuntados Stranger Things 2 consigue superar todos sus obstáculos para mostrarse de cara a los espectadores como un producto tan bueno o incluso mejor que su predecesor. Ya hemos apuntado que Ross y Matt Duffer han utilizado una plantilla para parir un hermano casi gemelo de lo que ya podemos llamar Stranger Things 1, pero la labor de ambos en la escritura y la realización así como la implicación de un reparto al que a estas alturas ya hemos cogido un incalculable cariño consiguen que nos encontremos con una de las propuestas audiovisuales más satisfactorias de un año en el que las series de televisión, o plataformas digitales, nos han ofrecido material de alta calidad como Twin Peaks: The Return, Mindhunter, The Handmaid’s Tale o The Deuce dando claros síntomas de que la ficción estadounidense todavía mantiene una más que notable salud con respecto a ejecutar trabajos que muestren las suficientes inquietudes artísticas como para ser considerados piezas tan edificantes como respetables, aunque en un caso como el de Stranger Things 2 no deje de ser puro entretenimiento con sus altas dosis de nostalgia.



1 comentario:

  1. Reseña publicada originalmente en Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/znseries-stranger-things-2-truco-o-trato/

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