jueves, 31 de marzo de 2011

Aquarius, theatre of death




Título Original: Deliria/Stage Fright (1987)
Director: Michele Soavi
Guión: George Stevens
Actores: David Brandon, Barbara Cupisti, Domenico Fiore, Robert Gilgorov, Mickey Knox, Giovanni Lombardo Radice, Clain Parker




El realizador itlaliano Michele Soavi se hizo famoso a finales de los 80 (década en la que el terror europeo con aspiraciones internacionales auspiciado por gente como Dario Argento, Lamberto Bava o Lucio Fulci devoraba los videoclubs de viejo continente) con su ópera prima titulada Deliria o Stage Fright en el mercado internacional. En España la llamamos Aquarius y ciertamente no entiendo la portada, ni ese título, porque no recuerdo ningún acuario en la película. Tras ella Soavi hizo otras obras destacadas como El Engendro del Diablo (La Chiesa) o La Secta para más tarde caer en las tv movies de medio pelo y el ostracismo, en su Italia natal.




Deliria es una ineficaz y rutinaria mezcla de El Fantasma del Paraíso de Brian de Palma, La Noche de Halloween de John Carpenter y todo aderezado con un malentendido y poco fiel tono de giallo italiano que no se sostiene por sí solo debido a que traiciona la esencia del mismo desde el minuto uno. Si hasta uno de los directores que llevó en los 70 y 80 a lo más alto este subgénero, Dario Argento, mete la pata cuando realiza muestras híbridas de este tipo de cine, como El Jugador (Il Cartaio), Soavi, que no tiene el renombre, ni un talento como el del director de Phenomena, no iba a ser menos y su fracaso aquí es considerablemente notable.




Stage Fright, posiblemente el mejor título que tiene la cinta, narra como un grupo de teatro vanguardista (hortera visto hoy día) queda encerrado en un local de ensayo con un criminal perturbado de brutales instintos homicidas que ha escapado de un sanatorio mental. A continuación se sucederán las previsibles decisiones estúpidas del grupo de actores y técnicos para intentar sobrevivir, la escenas de asesinatos con profusión de sangre y sadismo y el manido juego del gato y el ratón que aquí funciona más bien nada, por la poca implicación emocional con los muy estereotipados personajes que dan vida a las víctimas y que no lo neguemos, merecen morir todos ellos.




Poco nos importan las hazañas homicidas del criminal perturbado, que para colmo del ridículo va tocado con la enorme cabeza de un Búho correspondiente al atrezzo de la obra que iban a interpretar los protagonistas del largometraje y que incita al espectador a la sana práctica de la risión desatada. Sus acciones criminales son hasta inintencionadamente cómicas, las escenas gore que lleva a cabo son escasas y muy poco inspiradas y sólo alguna toma correctamente ejecutada por su teatralidad se salva de la pira.




Es curioso como un film considerado menor que este que nos ocupa dentro de la filmografía de Soavi, como El Engendro del Diablo, del que comenté en su momento que no era nada del otro mundo y que se desinflaba notablemente hacia el final, es un proyecto mucho más sólido y mejor rodado que esta Deliria que nos ocupa. Un par de escenas inspiradas y las buenas intenciones de su director no pueden salvar de la decadencia este film que satura y aburre con su estilo demodé (en fondo y forma) sus personajes aborrecibles con horrible tufo a cliché y su resolución ridícula eclipsada por el carisma de un conserje de raza negra al que le da un ramalazo a lo Clint Eastwood en el estrepitoso clímax de este no menos estrafalario largometraje.



lunes, 28 de marzo de 2011

La Escalera del Caracol, los gritos del silencio




Título Original: The Spiral Staircase (1945)
Director: Robert Siodmak
Guión: Mel Dinelli basado en la novela de Ethel Lina White
Actores: Dorothy McGuire, George Brent, Kent Smith, Ethel Barrymore, Rhys Williams, Rhonda Fleming, Elsa Lanchester, Sara Allgood, Gordon Oliver


En 1945 el director alemán Robert Siodmak con la ayuda al guión de Mel Dinelli realizó la primera y más lograda de las adaptaciones a la pantalla grande que se harían sobre la novela Some Must Watch de la escritora de novela criminal británica Ethel Lina White. Su título para la pantalla fue La Escalera de Caracol (The Spiral Starcase) y aún hoy puede considerarse como una ejemplar obra de arte que auna con atinada mesura el género melodramático, el de suspense e incluso apuntes del policíaco.




La trama del largometraje se desarrolla principalmente en una enorme mansión de corte victoriano situada en las afueras de una localidad en la que un peligroso asesino en serie está matando a jovencitas con problemas físicos (una coja) o psicológicos (una chica deficiente mental). En la enorme casa trabaja como criada una chica muda llamada Helen al servicio de la arisca dueña del inmueble, su díscolo hijo y su hijastro, bastante más centrado. La situación apunta a que por su enfermedad será la próxima víctima del criminal.



Toda esta trama, perfectamente llevada con pulso férreo, le sirve a Siodmak para dar forma a un deleite estético de altísimo nivel. La intriga, la tensión del argumento y las localizaciones de la mansión le sirven al director de La Dama Desconocida (Phantom Laidy) para lucirse a placer con la iluminación. Diseñando magníficos juegos de luces y sombras que ocultan figuras amenazantes que en principio parecen no serlo. Aprovechando al máximo la dirección artística de su proyecto, haciendo con ello un inteligente uso de angulaciones, planos generales o cadenciosos zooms que acrecientan la sensación de claustrofobia de la mansión (sobre todo el en sótano al que se accede por medio de la escalera del título del film) o creando una magistral atmósfera por medio de la omnipresente lluvia, con el añadido sonoro de los continuos truenos.



Como resultado de todo esto tenemos escenas inolvidables como la del primer asesinato (impresionante como dos manos retorcidas pueden transmitir tanto) un in crescendo narrativo que se desliza con sutil seguridad por todo el metraje y un clímax y resolución final que hoy puede verse manido, pero que en 1945 debió dejar a más de un espectador con la boca abierta y el corazón encogido. Porque a todos los hallazgos formales de la dirección de Siodmak hay que añadirle un guión que dosifica perfectamente la intriga de manera que el espectador a pesar de aceptar que la trama es previsible no pierde detalle del desarrollo de la misma.



Posiblemente en el único apartado en el que La Escalera de Caracol no me sorprende, ni deja del todo satisfecho es en actoral. Estando todos el reparto correcto. ningun actor me parece que haga un trabajo realmente remarcable. Ni siquiera el de Dorothy McGuire, que por su afección tiene más carga dramática por medio de la fisicidad, llega a transmitir demasiada veracidiad. La mejor de todos ellos es una muy profesional Ethel Barrymore (nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por su rol aquí), pero tampoco como para quitarse el sombrero con su labor.



Dos remakes vinieron tras ella. Uno en 1975 a manos de Peter Collison con un excelente reparto encabezado por Jacqueline Bisset y Christopher Plummer que tiene fama de tibio y otro para la televisión canadiense en 2000 del que sé poco o más bien nada. Por ahora quedémonos con la versión de Siodmak, que a un servidor le parece un clásico con todas las letras y una ejemplar cinta de intriga que nos demuestra que no sólo de Hitchcock vivía el Hollywood de la edad dorada para hacer este tipo de cine. Incluso Jack Clayton para su obra maestra Suspense (The Innocents), basada en al novela de Henry James, tomó apuntes de el film que nos ocupa y eso no es decir poco, todo lo contrario.



jueves, 3 de marzo de 2011

Más Allá de la Vida




Título Original: Hereafter (2010)
Director: Clint Eastwood
Guión: Peter Morgan
Actores: Matt Damon, Cécile de France, George McLaren, Lindsey Marshall, Bryce Dallas Howard, Jay Mohr, Derek Jacobi





Hereafter o Más Allá de la Vida, horrible título que le hemos puesto al film en España, se puede tildar desde ya como una rareza dentro de la filmografía como director del veterano intérprete y cineasta Clint Eastwood. En su última obra el director de Bird o Mystic River aborda temas que eran, hasta ese momento, ajenos a su universo de ficción. En su último film el cineasta habla de temas como, el destino, el más allá, la vida después de la muerte o los poderes paranormales. Terreno en el que a Eastwood un servidor no lo ve cómodo o resuelto y eso se nota en pantalla.



Con la ayuda del dramaturgo Peter Morgan (Frost/Nixon) Eastwood elabora una historia sobre mediums, poderes extrasensoriales y espíritus que entronca con su manera naturalista y clásica de ver la vida y el cine. Por eso funcionan escenas como la del Tsunami (aunque los efectos digitales pecan de artificiosos) la del accidente tráfico o en las que plantean cuestiones sobre la llegada inevitable de la muerte, como la de la visita al hospital por parte del personaje de Cécile deFrance, pero renquean, por ejemplo, aquellas en las que el personaje de Matt Damon hace sus lecturas, es decir, las de corte sobrenatural.



Es difícil ver el sello de Clint Eastwood en un producto como Hereafter, si acaso en las escenas más físicas que nos plantean temas sobre la tragedia y la destrucción psicológica, pero el largometraje parece rodado por otro cineasta de menos empaque que el intérprete y director de Sin Perdón o Million Dollar Baby. No es difícil percibir a la mano de Steven Spielberg en la producción debido a cierta tendencia en el metraje a poner a flor de piel los sentimientos (que no la sensiblería, al menos de manea directa) pero el resultado final parece salido de un Ron Howard más despistado de lo normal o un Robert Zemeckis en horas bajas.



También hay aciertos en el film, indudablemente. Tanto la muy resuelta dirección de Eastwood como el buen hacer del reparto con gente como Matt Damon, Bryce Dallas Howard o una muy inspirada Cécile de France que lleva gran parte del peso de la trama. Los gemelos interpretados por los hermanos Frankie y George McLaren dan poco de sí a pesar de que se esfuerzan, les falta rodaje a los jovencitos. Su historia comentan que es la más interesante de las tres que se entrelazan, pero a mí me despertó el mismo interés que las otras dos, o sea, más bien poco.



Sin ser ni mucho menos una mala película Más Allá de la Vida sí es un proyecto fallido por parte de Eastwood. No han tardado en salir voces (tanto del público como de la prensa especializada) diciendo que el maestro ha creado otra gran obra y que ha ampliado su visión como autor adentrándose en un tipo de cine que no había tocado hasta ahora. Desde mi punto de vista puede aceptar que el director se interese por estos temas debido a su edad, pero artísticamente el resultado no es satisfactorio. En otras palabras, esto lo dirige el Tom Shadyac de Dragonfly y le llueven hostias desde todos los frentes, pero como Eastwood es Eastwood, pues todo lo que hace tiene que ser una maravilla. Pues no, que de vez en cuando falle con sus films es lo que lo ha convertido en uno de los mejores cineastas de la actualidad.